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Trincheras o puentes

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Joaquín V. González sostuvo, en su obra Balance del siglo, que la “discordia intestina” era la ley histórica de la Argentina. Una saga interminable de opuestos enemigos transita nuestra política. Moreno y Saavedra, guerras civiles durante casi todo el siglo XIX, Roca y los católicos, más de cuatro mil muertos en combates por la capitalización, la Revolución del 90, sublevaciones y levantamientos  populares pidiendo comicios limpios, la “causa” radical contra “el régimen” conservador, peronismo-antiperonismo, la prohibición de nombres e imágenes y los fusilamientos, los golpes militares y las proscripciones, terrorismo y represión y tantas otras banderas antagónicas que han dividido nuestra sociedad.

La persistencia del síndrome de la desunión llevó a Santiago Kovadloff a afirmar que padecíamos “una guerra incansable de todos contra todos”. La restauración democrática no logró superar ese “ vértigo disolvente” al decir de González, porque los gobernantes no lograron consensos estratégicos y porque la falta de éxito no logró sustentar la legitimidad de las políticas practicadas.

Cada gobierno llegó para cambiar lo que hizo el anterior. Los dirigentes implicados en una puja de personalidades fueron invadidos por el desprestigio. El pueblo esperó, en vano, un compromiso con el servicio  a la patria relegada. Esa “Argentina estoica” a la que se refirió el General San Martín.

El resultado de las PASO parece anunciar un cambio. Y ese cambio  está guiado por el voto: el 90% de los ciudadanos que votaron han elegido opciones políticas que convergen hacia el centro, entendido éste como prudencia  y moderación para encarar los complejos problemas de la Argentina que reclama un retorno hacia sí misma. Ante las traumáticas experiencias  del pasado,  producto de  la falta de inteligencia estratégica  y conocimiento del mundo, el pueblo ha rechazado la épica de las soluciones mágicas y de la fascinación ideológica. “Argentinos a las cosas”  como diría el celebre Ortega y Gasset.

El pueblo argentino está buscando dejar atrás la historia de odios y resentimientos, de cuentas pendientes, de improvisaciones, de acusaciones interminables. El gobernante deberá elegir entre seguir cavando trincheras o empezar a construir puentes.

*Diplomático de carrera e historiador.