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inexperiencias

Un argumento literario

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Es alguien, tal vez de sexo masculino, ya no en lo mejor de su edad, sin particulares luces ni mejor criterio; soltero por elección, incompetencia o desidia. En algún momento, por motivos difíciles de conocer, decide que el mundo debe ser sometido a una severa corrección de usos, costumbres y políticas, para luego arribar al bien que le estaría destinado. Si esta persona creyera que la concreción de ese anhelo se verificaría mediante el regreso a un período histórico y estético del pasado, sería entonces un personaje: Alonso Quijano vuelto Don Quijote. Pero nuestro héroe carece casi de lecturas y, a diferencia del prohombre cervantino, vive en el tiempo y no en la eternidad, por lo que entiende que esa corrección debe realizarse mediante la ejecución de un gesto único y definitivo, no por la vía de una serie de deliciosas aventuras y correspondientes fracasos, dichosamente comentadas por el gordo del pueblo, Sancho Panza.

Ese acto, piensa, además de único, también debe ser irrevocable. Nos abstendremos de describir su puesta en práctica y el objeto sobre el que se ejercita. Ni siquiera precisaremos si se trata de una institución pública, una cosa delicada y preciosa, una empresa privada o un conciliábulo de sabios. Su resultado, en cambio, lo define, y en este punto sí lo iguala a Don Quijote, porque ninguno de los dos estuvieron nunca preparados para afrontar las consecuencias de una batalla donde se pierden vidas, muchas y para siempre. Luego de su inesperado crimen, nuestro hombre no sabe qué hacer; ni siquiera entiende la posibilidad de entregarse a la policía.

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A cambio, se arrastra en los atrios de las iglesias; sin mencionar el pecado, se arroja a la aceptación de la culpas. Un sacerdote de buen ver lo advierte de inmediato como uno de los suyos. Nuestro hombre entra en un monasterio y por la vía del encierro accede a alguna clase de iluminación que le permite considerar las distintas perspectivas del dolor, la esperanza y el camino verdadero. Su prosa se difunde entre los fieles, produce conversiones en masa. Es fatal que el asesino por inexperiencia se convierta en sumo sacerdote, en Papa.