Pido disculpas, pero vuelvo a plantear el tema jubilatorio.
La Anses, entendida como un organismo que recauda impuestos vinculados con salario y paga
jubilaciones y pensiones repartiendo lo que recauda, está quebrada y con déficit desde hace muchos
años. En los 90, para evitar que este problema siguiera creciendo, se decidió, como en gran parte
del mundo, que una porción de las futuras jubilaciones se formaran con la capitalización del ahorro
de los propios trabajadores, transformando un porcentaje de sus impuestos sobre el salario en
aportes al sistema de capitalización. Eso generó, por lo tanto, menores ingresos para la Anses, por
los aportes que se transformaron en ahorros individuales, pero redujo el problema a futuro, cuando
los actuales trabajadores se jubilaran.
Esos menores ingresos presentes se compensaron colocando deuda pública como inversión en las
AFJP, así se financian todas las transiciones entre sistemas de reparto y capitalización.
Pero la Anses tuvo que seguir pagando jubilaciones y pensiones, mientras que, por el aumento del
desempleo de finales de los 90 y principios de 2000, se agravó el déficit que ya tenía. Allí se
decidió completar el financiamiento de la Anses como si fuera una provincia más. Es decir
“coparticipándole” parte o el todo de otros impuestos.
Cuando la economía volvió a crecer y los ingresos laborales empezaron a mejorar de la mano de
la recuperación del empleo y del salario, el Gobierno decidió aumentar sólo las jubilaciones
mínimas, licuando el resto y, en lugar de devolver a la masa coparticipable con las provincias el
resto de los impuestos, que ahora no hacían falta por la mejora en la recaudación propia, usar los
“sobrantes” de la Anses para financiar otros gastos.
En el medio, como había muchos ciudadanos en edad de jubilarse pero sin las condiciones legales
para hacerlo, se decidió otorgar una moratoria que incorporó más de 2.300.000 jubilados, de los
cuales, al menos 40% podría haber seguido viviendo sin ese subsidio. Obviamente, esta explosión de
nuevos jubilados, sumada a la ley de movilidad, obligó a buscar más recursos. En dos semanas, de
finales de 2008, el Congreso votó eliminar el sistema de capitalización, transformando nuevamente
ahorros en impuestos y expropiando el stock acumulado, es decir reduciendo la deuda pública actual,
a cambio de deuda pública futura (el compromiso con los futuros jubilados) y destruyendo catorce
años de transición.
Con estos mayores ingresos, no sólo se financiaron las jubilaciones, sino que se asignó a la
Anses el pago del subsidio universal a la niñez.
Hoy tenemos una Anses con un déficit estructural que irá creciendo, dado que los jubilados
ingresados por la moratoria pasarán a cobrar su jubilación plena en un par de años, y que financia
su déficit como si fuera una provincia más, recibiendo coparticipación de otros impuestos. A
cambio, tiene a su cargo otros gastos que no se vinculan con sus ingresos y finalidad.
Con este panorama, la oposición en el Congreso pugna por aumentar algo más la jubilación
mínima, ya incrementada por la movilidad jubilatoria de septiembre próximo –la plata
necesaria es mucho menos de la que dice el Gobierno, porque no descuenta el aumento ya anunciado
por la Presidenta– y pagar la deuda acumulada con los jubilados que no cobran la mínima.
¿Alcanza la plata, como dice la oposición, o vamos al default en tres meses, como sostiene el
Gobierno? La Anses está en déficit y la Nación también. Se financia, en parte, como lo reconoce el
propio Gobierno, con emisión del Banco Central. Pero ello no implica que en los próximos tres meses
vayamos al default, ni mucho menos. Lo que implica es que hay que replantear el presupuesto bajando
otros gastos, o subiendo impuestos, o logrando más endeudamiento, o pidiéndole más fondos al Banco
Central, generando más inflación.
Pero todo esto es teórico, porque no habrá ley o será vetada.
Lo que no es teórico es que, nos guste o no, a partir de 2012 la Argentina tendrá que volver
a discutir, con los números y las proyecciones actuariales en la mano, a quiénes se les paga un
subsidio a la vejez, y de qué monto. A quiénes una jubilación y de qué monto. Cuál será el sistema
para los nuevos trabajadores de aquí en más. Y cómo se financia todo esto, más todo el resto del
gasto.