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Un tabaco aún sin marca registrada

En el año 1972, Edwin Corley, ex vicepresidente de una importante firma publicitaria neoyorquina, escribió el libro Acapulco Gold, una novela en la cual el presidente de los Estados Unidos decide enviar al Congreso el proyecto de legalización de la marihuana; y una de las fábricas más importantes de cigarrillos obtiene la primicia por medio de sus contactos políticos.

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En el año 1972, Edwin Corley, ex vicepresidente de una importante firma publicitaria neoyorquina, escribió el libro Acapulco Gold, una novela en la cual el presidente de los Estados Unidos decide enviar al Congreso el proyecto de legalización de la marihuana; y una de las fábricas más importantes de cigarrillos obtiene la primicia por medio de sus contactos políticos, y en secreto prepara la campaña publicitaria que será la más cara, la más escandalosa y comprometida para su producto: Acapulco Gold, la primera marca de cigarrillos de marihuana que sale al mercado.”

Sorprendentemente, ya estamos en este año 2009, y aún la mayoría absoluta de los usuarios, la población en general y los profesionales, médicos y psiquiatras inclusive, desconocen, niegan, que marihuana es un tipo de tabaco, que no contiene nicotina, pero sí los otros componentes dañinos como hidrocarburos policiclícos aromáticos, benzopireno, etc., es decir agentes carcinogenéticos, que duplican a los del tabaco, pues la marihuana se fuma hasta el final del cigarrillo, parte que “ellos”, los usuarios, denominan “pituca”, llegando a agarrarla con una pinza para no quemarse los dedos, aspirando fuertemente, y el humo caliente lo deben retener “lo máximo posible en los pulmones”, técnica que favorece la hiperconcentración y la absorción de estos agentes nocivos.

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Sin comentarios por ser suficientemente ilustrativa, transcribimos a continuación la “Tabla 4: complicaciones médicas del consumo de cannabis”, publicada el año 2008 en el libro Consenso de la Sociedad Española de Psiquiatría sobre el consumo de cannabis: “Obstrucción leve crónica de las vías aéreas, bronquitis, faringitis, sinusitis, ulceraciones del epitelio y fibrosis puntuales, metaplasia de células escamosas e hiperplasia de células basales, infiltrados locales de macrófagos alrededor de los bronquios, infiltración linfocitaria de los alvéolos y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)”.

Pero aún más sorprendente es que todos se convencen instantáneamente y con una convicción de tipo hipnótico, ante el aditamento de la palabra “natural”.

“La marihuana es natural”, o sea que esta condición la libera de toda nocividad. Al respecto, nos preguntamos si es que estamos ante un alimento supernutricio y delicioso para la vida del ser humano o algo así como un equivalente a la leche materna para el recién nacido.

El tabaco común es también “natural”, es una planta, sin embargo ya es cuestionado por el imaginario popular debido a los años de lucha para romper la “negación maníaca colectiva que existía sobre el tabaco”.

Indudablemente, la marihuana carece de los efectos “vasculodestructivos e hipertensores” que sí son inherentes a las acciones de la nicotina, pero es neurotóxica “pudiendo causar alucinaciones auditivas y visuales y con menor frecuencia delirios de persecución a veces acompañados de alucinaciones complejas”.

Además, puede producir “psicosis cannabicas” o favorecer el desencadenamiento de cuadros psiquiátricos premórbidos a una psicosis independiente de la cannábica como podría ser una esquizofrenia. Al igual que el tabaco común, “el consumo crónico de marihuana puede ser el origen de diferentes formas de impotencia e infertilidad, habiéndose descripto un descenso significativo en el número y movilidad de los espermatozoides”.

Respecto a las funciones cognitivas, el tabaco es publicitado como un estimulante, porque su tiempo de acción excitante es breve y el fumador comienza a padecer síntomas de abstinencia que lo inquietan, razón por la cual vuelve a fumar, y a sentirse aliviado; en consecuencia, se lo vivencia como un estimulante cognitivo, condición que está en estudio respecto a la potencial utilización de dosis pequeñas de nicotina en patologías como el mal de Alzheimer.

La marihuana, en cambio, “al inhibir la liberación de acetilcolina disminuye el aprendizaje y la memoria”.

El objetivo central de esta breve comunicación es abordar esta negociación colectiva de lo que significa “esta marca de tabaco aún sin registrar”, ya que acontecen fenómenos sociopolíticos tan asombrosos como que en nuestro país se legislaron con éxito limitaciones severas a la difusión del tabaquismo por ser “psico-neuro-bio-socio-tóxico”, y por otra parte se pretende legislar despenalizando el uso de esta y otras “substancias”, “para uso personal”.

¿Es que no se han dado cuenta de que la marihuana es un tabaco aún sin marca registrada?

Las actividades narcopublicitarias de las empresas del “narcocomercio” siguen demostrando ser más eficientes que las de nuestros ministerios de Salud Pública y Educación.

Nuestras principales armas para enfrentar esos “errores”, vale la ironía, son educar, investigar y planificar a corto y largo plazo: 20, 30 y hasta 50 años, planes de prevención primaria, mientras tratamos de rehabilitar a los que ya han caído en una esclavitud altamente discapacitante como es la adicción.

Resaltamos, prevención primaria significa límites, dificultar lo más posible el acceso a “estas” substancias y educar, educar y educar.


*Profesor. Doctor. Máster en Adicciones.