Difícil saber cuáles fueron las motivaciones de Cristina Kirchner para decidir resignar la candidatura presidencial y correrse al segundo lugar de la fórmula. Pero el futuro de la ex presidenta está signado por tres necesidades: ganar la elección, garantizar gobernabilidad y conseguir el tan ansiado alivio judicial. La opción de Alberto Fernández presidente y ella de vice, de las alternativas que se barajaban, es la que mejor se adapta a las tres.
Repasemos. Si Cristina iba de candidata a presidenta tenía buenas posibilidades de ganar. Su núcleo de votantes se venía manteniendo incólume y su techo electoral había empezado a subir. Crecía la percepción de que podía ganar un ballottage, algo que muchos ponían en duda hace pocos meses. Pero igual no había garantías de triunfo. Es sabido que la Justicia argentina es muy sensible a los movimientos políticos, por lo que de ser electa presidenta nuevamente era de esperar que las causas en su contra, con 11 procesamientos, 5 pedidos de prisión preventiva y 5 juicios orales en camino (uno por arrancar este martes), entrasen en un limbo. El punto más conflictivo iba a ser el de la gobernabilidad. El temor de los mercados y de diversos sectores de poder a una nueva gestión kirchnerista hacía dudar del destino de un gobierno que empezaría muy condicionado.
La opción de bajarse y no ser candidata, en cambio, podía ser más efectiva en lograr un armado opositor más amplio que tuviera más posibilidades de crecer y ganar las elecciones. Es cierto que ella es la que mejor mide de todos, y sin ella en la boleta el kirchnerismo tiende a bajar. Pero unas PASO ampliadas podían robustecer a la oposición. También podía ser más útil para la gobernabilidad, sobre todo si se imponía una opción moderada. Sin embargo, el alivio judicial no estaba garantizado en ese escenario: terminada la contienda electoral ese espacio podía buscar gobernabilidad incluso alejándose de Cristina.
La única que puede garantizarse un alivio judicial es la ex presidenta, hoy devenida precandidata a la vicepresidencia. La movida que dio a conocer con un video por redes sociales apunta a atacar esas tres necesidades. Tiene la pretensión de fortalecer un triunfo, ya que la candidatura de Alberto Fernández facilitaría entendimientos con gobernadores y Sergio Massa. Apunta a resolver el problema de gobernabilidad del escenario con ella como presidenta, ya que su ex jefe de Gabinete es un hombre más versátil que podría alcanzar consensos más amplios. Y estando ella en el cargo de vicepresidenta, es de esperar que las nulidades empiecen a llegar. La Corte Suprema, esta semana, dio una señal de cómo podría ser ese camino.