Después de varios años de trabajar en empresas, de seguir las directivas del jefe y, en muchos casos, postergar aquello que verdaderamente los motiva, un buen día dijeron basta. Decidieron emprender su propio negocio, arriesgarse a salir al mercado sin la seguridad de un sueldo fijo y cumplir sus sueños. “Confiar en uno y en el proyecto” fue la respuesta común de los emprendedores consultados por PERFIL, que cuentan cómo y cuándo tomaron la decisión de dar “el salto”.
El almacén de los chicos, 2008. “Me cansé de la vida corporativa” cuenta Victoria, que a fines de 2007 renunció a su trabajo donde trabajaba como analista de sistemas. “Con lápiz y papel me senté a la mesa a tirar ideas. Tenía unos 15 mil pesos para invertir y la decisión de hacer algo por mi cuenta. El disparador fueron mis hijos, que me pedían que les comprara galletitas porque querían los dibujos del envase. En ese momento se me ocurrió hacer galletitas sanas y ricas con personajes que se pudieran recortar y coleccionar.”Así, a principios de 2008 nace El almacén de los chicos. Victoria aprendió a elaborar galletas y a diseñar a sus personajes. Unos meses después alquiló un local y comenzó a exportar a Europa. “No fue fácil, pero no es imposible”. Destaca que las primeras semanas son las más duras, “por el miedo frente a lo desconocido y por la falta de un sueldo fijo. Ese es el momento visagra, donde más se necesita del apoyo de la familia para no abandonar”.
Divero Delivery, 2009. Nacho Castro es chef, trabajó de su profesión en España , volvió al país y decidió abrir su propio catering en abril de 2009. “Vengo de una familia de emprendedores, así que me resultó algo muy natural”, cuenta a PERFIL el creador de Divero Delivery, ubicado en su casa en Villa Urquiza. “Una de las mayores satisfacciones es la libertad de saber que el resultado de mi trabajo aumenta o cae de acuerdo al esfuerzo que ponga. Y para lograrlo, hay que tener objetivos claros, perseverancia y energía para afrontar posibles obstáculos” considera.
La Argentina se mantiene hace dos años en el séptimo puesto del ranking mundial de emprendedores –año 2008, último estudio–, según reveló el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que elaboran desde 2001 Babson College y London Business School of Economics para medir la actividad en 43 países. Se puede traducir en que uno de cada ocho argentinos de entre 18 y 64 años está involucrado en un proyecto independiente, según los cálculos de la tasa local de actividad emprendedora (TEA).
Muñeks, 2009. Lili tiene 25 años, es profesora de Marketing y desde hace un año se dedica a diseñar sus propia marca de collares. “Hice todo al revés –cuenta a PERFIL la creadora de Muñeks– porque arranqué sin plan de negocios, con poca plata y en plena crisis mundial. Trabajaba en una empresa como representante de marketing, pero en octubre del año pasado me pudrí y renuncié. Al día siguiente fui con 2 mil pesos a Once a comprar todo lo necesario para hacer collares. No sabía como se hacían, así que les fui preguntando a los vendedores. Volví a mi casa y pensé ‘esto a mi no me va a ganar’. Esa noche ya tenía veinte diseños distintos”. Lili se muestra feliz por haber logrado una clientela fija y más de cien visitas diarias en su blog y opina que la clave de un buen emprendimiento es “disfrutar de lo que hacés y generar una buena red de contactos”.
Casa Chaucha, 2009. María es diseñadora de interiores y de páginas web, vive sola y desde hace un año tiene su propio emprendimiento. “Mientras espero que mi proyecto crezca, trabajo en forma free lance en el diseño de páginas web”, introduce. Ella busca imponer un nuevo concepto en decoración, a la que define como “popular”, es decir, la decoración natural que todas las casas poseen. A través de la Web, Casa Chaucha que lanzó en febrero del 2009, muestra una casa de gente común por semana; primero fueron las de sus amigos y familiares y ahora las de los seguidores de su Web. “Quiero bajar a tierra el diseño, mostrar que no es algo que se reduce sólo a un grupo de personas que tienen la plata para pagarlo. Cada casa tiene su propia identidad, la de su dueño”, explica María, y se proyecta: Tengo idea de trasladar mi concepto a los escenarios de TV y producciones de revista”. Sin plata inicial y con muchas horas de trabajo creativo invertidas, logró que su propuesta tuviera eco. “La gratificación es tan grande que voy a seguir apostando a vivir de esto, aunque tenga que hacer malabares con otros trabajos independientes para llegar al alquiler”, asegura con tranquilidad.
La culpa es tuya, 2007. Cristian y Ariana también se dedican al diseño. Juntos, crearon hace dos años la marca de remeras La culpa es tuya. “Si siempre corro para conseguir las cosas para otros, por qué no puedo hacerlo para mí y manejar mis propios tiempos. Era cuestión de animarnos”, cuenta Ariana mientras recuerda el impulso que los llevó a dar el salto. Ambos mantienen un trabajo fijo de medio día “para poner toda la energía en el hacer algo creativo sin la angustia o la ansiedad de estar pensando en el rédito económico que nos va a dejar”, explica Ariana. Si bien apuntan a que su marca crezca y vivir de ella, por el momento pueden conciliar ambos trabajos y reinventir cada mes en su emprendimiento.
A fiori de pelle, 2009. “La gente lo toma como un juego, hay que luchar mucho contra el prejuicio de los otros... y con el propio” coinciden Virginia y Guillermina, publicistas, amigas y, desde hace siete meses, socias de un emprendimiento en común. “Dejé mi trabajo para dedicarme de lleno a A fiori de pelle, ya que tuve la suerte de tener algunos ahorros y el apoyo de mi marido –cuenta Virginia–. Igualmente, la decisión no fue fácil, me daba miedo que no funcionara y perder los 3 mil pesos invertidos. Finalmente, me decidí, le puse confianza y me largué con Guille al diseño de productos de blanquería –toallas, almohadones, sábanas–.” Empezaron en junio de este año y ya tienen clientes fijos y ganaron un lugar en distintas ferias. Guillermina, por su parte, mantiene un trabajo de medio día “hasta que pueda mantenerse con la plata de A fiori de pelle. La idea es expandirnos, exportar y que se transforme en nuestro medio de vida”.
Regalos on line, 2009. “Nuestro horario de almuerzo lo usamos para contactar a proveedores y entregar regalos” cuenta Fernanda (contadora) que junto a su socia Carolina (ingeniera) crearon Regalos on line hace seis meses en simultáneo con el trabajo de oficina.“Tenemos una Web con opciones de regalos originales pensado para los que no tienen tiempo de ir a comprarlos –explica Carolina–. Priorizamos que la oferta en productos sea novedosa y la forma de entrega personalizada, para asegurarnos de que llegue en buenas condiciones”. Ambas confían en que en 2010, el negocio se expanderá y podrán dejar sus trabajos.
All you need is Cupcakes, 2008. “Invertimos muy poco ya que la materia prima salió de lo que teníamos en nuestras casas” cuenta Laura a PERFIL, que luego de que cerrara la empresa donde trabajó hasta mediados de 2008 decidió emprender un nuevo trabajo, pero esta vez, propio. Su socia y ex compañera de trabajo, Maia, que también perdió el empleo, explica lo que hacen: “Elaboramos cupcakes y galletitas, entre otras cosas, en la cocina de casa. Al principio, lo vendíamos a conocidos y después a clientes que generamos a través del boca en boca y de nuestro blog”. Coinciden en que no volverían a trabajar para otros ni cumplir horarios, aunque confiesan que les cuesta separar la casa del trabajo y que muchas veces no existen fines de semana ni feriados.
Viva la vida, 2007. “Trabajar por tu cuenta requiere de coraje y paciencia”, admite Melina, a dos años de la creación de su marca de ropa Viva la vida.
“Como viví en Londres muchos años me resultó bastante fácil generar contactos allá y exportar –cuenta la diseñadora–. Sin embargo, los riesgos de producir ropa y telas de antemano sin saber si te lo van a comprar afuera siempre son altos. Por eso se requiere valentía, además de mucho trabajo y algo de plata inicial”.
Burbujas de papel, 2007. “Me arriesgué a bajar mi nivel de gastos para dedicar más tiempo a mi hijo”, cuenta Verónica, creadora de la tarjetería Burbujas de papel. “Mi marca surgió como un hobbie en mi carrera de diseñadora gráfica, pero como tuvo tan buena aceptación decidí lanzarla al mercado en el 2007 a través de una Web y un blog –continúa–. Por el momento, también hago trabajos de diseño de forma free lance, aunque aspiro a vivir de mi emprendimiento”. Entre las principales ventajas prioriza: “Soy mi propia agenda y los tiempos los hago girar a las necesidades de mi familia” entre las desventajas, que “termino trabajando mucho más que en el estudio de diseño”.
Arte y diseño, 2009. Para Vic Czentner, la necesidad de pintar y diseñar sin limite de horario es fundamental, por eso emprendió su propio negocio. Ella pinta murales, hace serigrafía y estampa a pedido. “Me mantengo dando clases de pintura y con la venta de remeras diseñadas con serigrafía –cuenta–. Arranqué en marzo, a mitad de año incorporé un vendedor para ofrecer productos a locales, y funcionó de diez. ¡ Y hasta superó mis expectativas! Hoy, no cambio por nada la libertad de manejar mis tiempos y decisiones.”
En resumen, parece que la confianza en el producto y la búsqueda de libertad de horarios –lo que no significa trabajar poco– son puntos clave a la hora de decidirse por pasar de ser empleado a jefe. Además, se necesita contar con el apoyo familiar, generar una red de contactos a partir de mails y la creación de un blog y, por sobre todas las cosas, disfrutar de lo que se hace.