El rey Salomón no se sentía a la altura de las circunstancias para gobernar al pueblo de Dios. Pese a ello no se jactó de su poder, más bien abrió su corazón a la sinceridad: “Dame ahora sabiduría y conocimiento, para que pueda salir y entrar delante de este pueblo; porque, ¿quién podrá juzgar a este pueblo tuyo tan grande?” (2 Crónicas 1:10). El resultado fue más que prometedor.
Salomón no sólo alcanzó gracia entre su pueblo sino además delante de sus enemigos. Se caracterizó por administrar un reinado de paz y prosperidad. Llegar a esa cima le implicó al rey humillarse delante de Dios y de los hombres para luego ser exaltado.
Por ese camino pareciese que transita Nicolás Maduro al aceptar la invitación del Vaticano para dialogar con la oposición.
La llave que abre los portones del éxito se llama sinceridad. Salomón se rindió con un corazón genuino. El accionar de Maduro aún está por verse. Se desconocen las verdaderas intenciones del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Los propios partidos opositores en alguna medida descreen de los resultados de la iniciativa. Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la alianza opositora manifestó que la concurrencia a la reunión exploratoria buscó cumplir con la invitación del Vaticano. En ese sentido estuvieron presentes los partidos de la Mesa de la Unidad Democrática (Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo). La diferencia la marcó el partido Voluntad Popular junto su líder Leopoldo López al enfatizar cada una de las persecuciones que viene afrontando siendo imposible su asistencia. Sumado a ello acaban de fijar plazo al Gobierno para que demuestre resultados del diálogo: 12 de noviembre. Por su parte, los cuatro partidos expresaron su acuerdo en pos de exigir el fin de la represión y persecución contra los demócratas y el pueblo. Asimismo bregan por cambios políticos inminentes que contemplen la evaluación parlamentaria de la responsabilidad política del Presidente Maduro por la crisis humanitaria del país.
En un escenario paralelo pero con el mismo actor, Venezuela quedó al margen de la reunión que mantuvieron los Cancilleres de Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay, al finalizar la XXV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estados y de Gobierno (28 y 29 de octubre) que se reúne cada dos años convocando a los Presidentes de Iberoamérica. Sustancialmente se acordó llevar a cabo un seguimiento de la mediación que ofrece el Vaticano.
Por su parte Venezuela continúa reteniendo para sí el ejercicio de la presidencia temporal del Mercosur razón por la cual la cancillería de ese país ha calificado de “ilegal” la reunión mantenida entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en Cartagena, Colombia tras terminar la Cumbre. Decidieron dejar en estado latente la aplicación de la cláusula democrática (Protocolo de Ushuaia) con la consecuente expulsión de los venezolanos del bloque. De todas maneras ya se había fijado plazo hasta diciembre para que internalicen a su ordenamiento jurídico la normativa del Mercosur.
El referendo revocatorio en contra de Maduro sumado a los altos niveles de inflación (uno de los más altos del mundo), el descontento social, la persecución política y el desabastecimiento motivaron a la diferenciación de posturas en torno a qué posición adoptar hacia Venezuela. Mientras Mauricio Macri sostiene que ya no debería ser miembro del Mercosur debido a las numerosas violaciones a los derechos humanos, Tabaré Vázquez mide su compromiso con las palabras y valora los mecanismos de democracia directa.
En el ajedrez existen seis tipos de piezas: el peón, la torre, el caballo, el alfil, la reina y el rey. Esperemos que este nuevo canal de diálogo no sea una farsa ni mucho menos una estrategia de Maduro para mover las piezas a su antojo donde los países del bloque son peones de un rey que ya perdió todas las lealtades pero continúa gobernando a la fuerza.
Twitter: @GretelLedo