CULTURA
Bajo licencia Creative Commons

Archivo libre

El artista Marcelo Pombo liberó sus dibujos producidos entre 1982 y 2000. Las obras están disponibles en su sitio web, abiertas para descargarse en alta, con sus respectivas fichas técnicas. Además, las imágenes pueden compartirse y ser intervenidas.

 Marcelo Pombo 20210520
Apeñas un puñado de obras que pueden verse y descargar desde el sitio. | https://marcelopomboimagenesliberadas.com/

Si vamos a los comienzos de la idea de archivo que impactan en las nociones que hoy manejamos, no podemos sino mencionar De Archivis de Bonifacio Baldasarre, publicado en 1632. En esa obra, el historiador, teólogo, archivero y obispo de Koper (hoy Eslovenia), nacido en Cremona y participante activo de la cultura de Padua y Venecia, indicaba la noción de documento jurídico público para la conformación de un archivo. Por lo tanto, era, entonces, subsidiario (o condición de posibilidad) de gobierno. 

Sin embargo, la lectura que hace Daniel Link de Baldasarre (debe su nombre a uno de los reyes magos por ser tres hermanos) le permite encontrar en De Archivis elementos que sirven para transitar desde el archivo, propiamente dicho, al anarchivo como idea nueva, en tensión y más ajustada a otras constelaciones de documentos. 

Por un lado, la ratio archivística se ocupa de documentos únicos e imparciales, testimonios objetivos, auténticos, naturales, ya que provienen del funcionamiento de un organismo y no son artificiales, es decir, producidos por un artista, por ejemplo. Pero, por el otro, el archivero italiano detecta a los enemigos potenciales de los documentos: las plagas, los insectos. Con esa observación, Link comienza su relación entre el archivo y lo viviente, como amenaza de los papeles, pero también como forma de vida que se extrae de ese conjunto. 

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Podemos especular que el terror a la descomposición, los ratones, las lesiones del tiempo que asaltaron a Baldasarre para el cuidado, la custodia, de los archivos sigan siendo los motivos contemporáneos. Los mismos que llevaron a Marcelo Pombo a realizar Imágenes liberadas, un sitio de uso libre de sus dibujos, para organizarlos, rescatarlos del olvido y las plagas, volverlos obra. 

Que sea uso libre será de acuerdo con los términos y condiciones de la Licencia Internacional Pública de Atribución/Reconocimiento-CompartirIgual 4.0 de Creative Commons (“Licencia Pública”). Lo que quiere decir que estos papeles que abarcan desde 1985 hasta los primeros años del 2000 pueden ser utilizadas con la única condición de la información de la autoría original  y “el reconocimiento al autor y que, aunque queda permitido su uso y la realización de obras derivadas a partir de ellas, incluso para uso comercial, todas las creaciones resultantes deberán ser compartidas (licenciadas) en las mismas condiciones en que lo hago con mis obras: sólo requiriendo atribución y compartir igual”, según reza en el mismo sitio como una oración (laica) a la libertad y a la generosidad. 

O como coartada a una forma de autoconocimiento, en la que se pone en evidencia que lo personal es político pero sobre todo, una biografía hecha con imágenes. De hecho en los textos que el mismo Pombo recita en los videos, hay un cruce entre el archivo y el cuerpo. Una tecnología del yo puesta en marcha: dibujar para conocer, dibujar para descubrir, dibujar para conjurar el horror con sangre y vísceras, para olvidar, para evadirse, para viajar, para evitar ser llamado por el Estado para una guerra, para participar de “mundillos” y singularidades, para rastrear lo heterogéneo de su despertar en el activismo gay, la vida (las formas de vida, nuevamente) en la noche de San Pablo, en el cruising, esa actividad sexual pública y anónima, como las dos fronteras más evidentes en contra de la institucionalidad y el nombre. Siguiendo a Didier Eribon, en su definición de la homosexualidad como un “fuera de la ley” (del Estado, nuevamente) que no se puede ni rechazar ni aceptar y es lo contrario a la transgresión, donde rige la voluntad, eso de flirtear con los límites. 

Aquí mismo, inmediatamente, al archivo se le opone el anarchivo, que se vuelve necesario para este tipo de intervenciones en la historia de los archivos. Antonio Lafuente lo postula así: “El anarchivo discute las tradicionales funciones normalizadoras, objetivistas e institucionales del archivo. El anarchivo abraza la crítica postcolonial y postmoderna: desautoriza a los legitimadores de las nociones de sentido común, cultura de elite, buen gusto, superioridad moral o discurso objetivo. El anarchivo sólo puede ser un prototipo y por tanto es extitucional, mundano y provisional.” Los dibujos que hizo para la revista de activismo gay GAG & Sodoma (1984-85), Dibujos de San Pablo (1982), Dibujos de 1983 y Dibujos de Puerto Madryn (1995) son las cuatro series que integran este conjunto y cumplen con creces esta definición del crítico. 

“Sería en vano almacenar escritos en cualquier lugar si el cuidado y la diligencia del hombre no los protegieran de las lesiones del tiempo”, escribió B. Bonifacio en el mencionado libro. Ya no será la utilidad del almacén de volúmenes y documentos y registros “para conservar patrimonios y tronos”. Será, pues, la red digital con todos sus vasos comunicantes la que albergue y “cuide” estos tesoros.

https://marcelopomboimagenesliberadas.com/
Concepto  MARCELO POMBO
Dirección Creativa & Diseño  LAURA ESCOBAR