CULTURA
entrevista con vikram paralkar

El desconsuelo como síntoma

Influenciado de manera notable por Borges –pero también por Italo Calvino, Edgard Allan Poe y Robert Burton–, el médico indio Vikram Paralkar publica su primera novela en español con La Bestia Equilátera. En ella, compone una singular historia nutrida por enfermedades imposibles y cuerpos extraños, y en donde el dolor humano emerge como el principal protagonista.

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Vikram Paralkar. El escritor es médico hematólogo e investigador en la Universidad de Pensilvania. | Gentileza editorial
Vikram Paralkar es nacido y criado en Mumbai, India, de padre cirujano y madre ginecóloga y hoy está radicado en Pensilvania, Estados Unidos. La ciencia y la literatura fueron partes integrales de su infancia, sentencia: “Mientras mis amigos pasaban el verano jugando cricket, yo prefería leer novelas y hacer experimentos con magnetos, químicos domésticos, baterías hechas de limones y alambre de cobre”. Cuando comenzó sus estudios de medicina quiso ser científico también pero la infraestructura de su país no lo permitía y así se trasladó a los Estados Unidos donde oficia de oncólogo-hematólogo donde trata enfermos de leucemia e investiga la genética de células sanguíneas en el tuétano. Las aflicciones es su primera novela, pero ya tiene presta Las heridas del muerto, que trata de un cirujano frankensteniano en la India rural: opera cadáveres para devolverles la vida.
—¿Llamar “aflicciones” a las enfermedades era otorgarles un sentido de empatía?
—Sí, la palabra “enfermedad” puede resultar estéril en este caso, mientras que aflicción me parecía más sugerente dándoles un sentido de realidad tanto a la enfermedad como al sufriente.
La imaginación del autor es infinita: un bibliotecario, Máximo –deforme él–, protagonista casi silencioso de todo lo que acontece a lo largo de la narrativa, descubre en su primer día de trabajo en ese casi monasterio una enciclopedia de medicina. Aquí se describen los trastornos más inauditos y muchos refieren a afecciones del lenguaje y consecuentemente la incapacidad de comunicación. Amnesia histrionis (donde los actores olvidan las líneas memorizadas) me fue inspirado viendo un ensayo de la ópera Ainadamar del compositor argentino Osvaldo Golijov: en una escena donde Margarita Xirgu se supone debe estar maquillándose, la soprano que la interpreta olvida sus líneas y la traducción al inglés del libreto seguía desplazándose sobre el monitor mientras ella lo miraba presa del pánico”, cuenta divertido Paralkar.
Borges, Poe, Calvino, Burton y más Borges.
—Hay una fuerte presencia borgeana.
—En La aflicción de Mnemósine, donde el inválido rememora cada detalle del mundo que lo rodea y los recuerdos acumulados estrangulan las otras facultades mentales, es una alusión directa a Funes, el memorioso de Borges. Mors transiens, donde el muerto es tal y, su aspecto es el de un cadáver hasta que de repente se despierta, es claramente por Edgar Allan Poe (¡otro ciudadano de Filadelfia!). Italo Calvino y Robert Burton también fueron importantes influencias. Leí a Borges por primera vez a mis 18 años, un volumen de más de 500 páginas con sus trabajos entre 1930 y 1980 y lo hice prácticamente en un viaje nocturno en tren desde Bombay hasta Delhi. Se me permitirá una metáfora borgeana para describir ese viaje porque el Vikram que subió a ese tren no fue el mismo que se bajó. Los escritos de Borges eran tan diferentes a todo lo que había leído antes: todo estaba tan meticulosamente diseñado, tupido de un bordado intelectual tal, con nudos y enredos; alusiones literarias, culturales, míticas y religiosas, con una destacada magnitud vertiginosa de imaginación. Era como presenciar el nacimiento y millones de años de expansión del universo. Me acusan de exagerado cuando lo digo pero es el único libro que rescataría si mi casa se prendiera fuego. El lector lo verá como una marca de agua en mis páginas, no puedo enumerar los modos en que su trabajo ha influenciado en cómo formulo mis pensamientos antes de pasarlos a papel. Estoy encantado de que La Bestia Equilátera haya elegido publicarme, por mi reverencia a Borges, fue una sensación extraordinaria que una editorial de Buenos Aires se comunicara. (La próxima traducción será al italiano, Bompiani, una editorial de Milán sacará Le afflizioni en noviembre.)
—¿Considera que las enfermedades refieren a un disparador psicológico?
—Desde una perspectiva científica no podría decirlo aunque es cierto que las enfermedades contienen dimensiones psicológicas generalmente ignoradas. No soy un científico posmoderno. Con respecto a las aflicciones del libro, un sí absoluto. Todas estas dolencias son incomprensibles para los eruditos que las describen y acuden a una construcción psicológica para explicarlas.
—Se leen principios morales y poesía en cada aflicción.
—El ritmo del lenguaje y su poesía son muy importantes para mí y un ingrediente fundamental desde el principio. Escribí en inglés y no creo en la traducción: sólo hay un modo y es la reescritura en otro idioma. Si se encuentra esa poesía en español es gracias a Laura Wittner, la traductora-escritora, y a Diego D’Onofrio, el editor de La Bestia Equilátera. No era mi idea original que estos principios morales fueran parte del núcleo de las historias sino un detalle fáctico de una aflicción, sobre qué parte del cuerpo-mente podría afectar. En el transcurso de la escritura se fue desenvolviendo esta cuestión moral e irresistiblemente seguí esos hilos lógicos hasta el final. En cuanto a la mayor parte de las ideas en sí mismas, trato de sumergirme en música, literatura, cine y ocasionalmente algún fragmento estético se incrusta en mi cerebro y lo pincho para producir algo nuevo.