CULTURA

El día después

Durante tres jornadas consecutivas, desde el próximo viernes, el circuito de los sellos independientes volverá a reunirse en la Feria de Editores. Encuentro que espera transformarse en el día después del aislamiento al que obligó la pandemia y volver a palpar lo que constituye su razón y su fuerza: una relación directa con los lectores, una vitalidad que buscó formas diferentes para no resignar un espacio marcado, desde sus inicios, por el riesgo de ir a buscar la literatura allí donde acontece.

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FED 2021. Feria de Editores. | pablo temes

Durante tres jornadas consecutivas, desde el 1º de octubre, el circuito de los sellos independientes volverá a reunirse en la Feria de Editores. Es un encuentro que espera transformarse en el día después del aislamiento al que obligó la pandemia y volver a palpar lo que constituye su razón y su fuerza: una relación directa con los lectores, una vitalidad que buscó formas diferentes para no resignar un espacio marcado, desde sus inicios, por el riesgo de ir a buscar la literatura allí donde acontece.

Con esa expectativa, unos 200 sellos, con invitados de otros países, se sumarán a la décima edición de la FED, que contará con actividades presenciales en el Parque de la Estación, ubicado en Perón y Gallo, en la Ciudad de Buenos Aires, y charlas digitales. Participarán, entre otros, Ana Ojeda, Betina González, Mariana Enríquez y Martín Kohan, y se entregará por primera vez un premio de 350 mil pesos a la librería del año. Todo, coinciden las editoriales consultadas por PERFIL, para ratificar los lazos de esa comunidad a la que llamamos literatura.

Por eso, Víctor Malumián, de Ediciones Godot, asegura que el objetivo es “volver a encontrarnos, protocolos mediante, con las y los lectores que nos acompañaron en dos años tan duros”, en una Feria que para Adriana Yoel, de Paradiso, “es una muestra de la vitalidad que tiene en la Argentina la edición independiente”, una “energía” que se va a manifestar en “haber conseguido reunirnos después de la pandemia con la expectativa de recobrar una relación directa con los lectores y con colegas editores de Argentina e incluso de algún otro país”, luego de un período de pandemia que radicalizó los efectos que estaba produciendo la recesión económica.

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Se trata de afrontar, dice Yoel, un escenario complejo y crítico en el cual los sellos independientes “siguen mostrando una vitalidad que curiosamente en situaciones críticas se presenta más productiva, por así decir, que las propias editoriales comerciales habituales”. Eso permitió, en el caso de Paradiso, atravesar este período sin resignar la producción y poner en circulación Mirad hacia Domsaar, de Leónidas Lamborghini, que reúne tres libros de difícil acceso.

El rol que destaca Yoel de los sellos independientes, que implica otra relación con escritoras y escritores, otra forma de leer y de seguir el desarrollo de sus poéticas, implicó resolver el impacto de este período que supuso, según Malumián, avanzar en un cambio de estrategias y renovar los aprendizajes en un marco que se puede dimensionar a la luz de la caída del mercado editorial. Según datos de la Cámara Argentina del Libro, en abril de 2020 se editaron 1.258 novedades y en marzo, 2.007, lo que traduce una caída aproximada del 37%, pero esa relación llega al 50% si se toma la comparación con abril de 2019, cuando el número fue de 2.514.

Malumián sostiene que “el gran aprendizaje quedó del lado de la comunicación digital con las comunidades lectoras, lo cual aplica tanto para librerías como para editoriales. Una parte importante del trabajo de una editorial está abocado a generar interés en los libros que publica; la pandemia cambió radicalmente muchas de esas estrategias”, y verifica, también, el cambio de ecuación con los grupos multinacionales, porque “para una autora o autor es mucho más interesante pactar con distintas editoriales independientes en cada región, así el libro hará un recorrido mucho más personalizado desde la edición, pasando por la prensa, hasta la distribución”.

Caída de ventas, cambio de estrategias, nuevas formas de imaginar el futuro frente a los efectos de la pandemia, pero también modos de volver a construirse para mantener la vitalidad que define a los sellos independientes. Ana Mazzoni, Mariano Blatt y Damián Ríos, las tres voces unificadas de Blatt & Ríos, aseguran que esta edición de la Feria los encuentra fortalecidos y eso, dicen, se debe al prestigio de quienes forman su catálogo, a la presencia en redes y medios de comunicación y a una optimización en la relación con las librerías.

“Nosotros seguimos con mucha atención un cambio muy fuerte que se dio a partir de la pandemia y de la cuarentena: las grandes cadenas de librerías se debilitaron porque el aislamiento generó más compra barrial y por internet con envío a domicilio”, manifiestan los representantes del sello, y sostienen que “esto lo manejaron mejor las librerías chicas y también lo aprovecharon bien los nuevos emprendimientos. Hubo varias librerías que eran de barrio y que en la pandemia pegaron un salto cualitativo y cuantitativo por tener una relación personalizada con los clientes”.

La pandemia profundizó la recesión económica, pero modificó además las conductas, provocó hábitos nuevos y lo que los representantes de Blatt & Ríos definen como una “sobreabundancia de pantallas”, por lo cual “mucha gente que tenía el hábito de leer, y que de pronto se vio con tiempo de ocio, eligió descansar de las pantallas con libros en papel”. Hábitos nuevos que derivaron en la consolidación, al menos en parte, de otros formatos como el libro digital, que en el caso de la experiencia de este sello aumentó sus ventas en relación con períodos anteriores.

Los nuevos desafíos que provocó la pandemia, la consolidación de esa relación diferente con escritoras y escritores, la impronta de un circuito que hizo posible que buena parte de la literatura argentina actual tuviera su oportunidad de lectura, es lo que Juan Nadalini, de Entropía, piensa como un espacio “fraterno”, una forma “más amable” de contacto con los visitantes que la que mantienen las ferias orientadas por vectores de mercado, algo que la FED alimenta desde que “éramos poquísimos editores en el patio interno de FM La Tribu”.

Se trata de una convocatoria, asegura, para transitar “tres días intensos y celebratorios. Se me podría objetar que lo mismo sucede en la Feria del Libro de Buenos Aires. Puede ser, pero la FED es mucho mejor: es más íntima, más fraterna, está más enfocada en cierto tipo de editoriales y es más amable tanto con los expositores como con los visitantes”, y quienes están en ese espacio desde sus inicios pudieron, año tras año, percibir un crecimiento “asombroso”. Para Entropía, como para el resto, el impacto de la pandemia es “innegable”.

Frente a ese impacto, cuenta Nadalini, el rubro editorial “no se vio forzado a detener por completo su funcionamiento. Hubo modos de seguir adelante. Estoy pensando en los primeros meses de la cuarentena estricta, cuando la incertidumbre era absoluta. Muy velozmente –y eso es mérito más que nada de las librerías, en especial de las pequeñas y medianas– se montó un circuito artesanal de distribución y de entregas domiciliarias que nos permitió conservar activas las ventas. El ritmo no fue el mismo de antes, desde ya, pero al menos no desaparecieron”.

La posibilidad de mantener la producción, buscar otra respiración, aunar esfuerzos con las librerías, imaginar nuevas formas, fue necesaria para sobrevivir en la pandemia, y en eso coinciden las editoriales. No confluyen solo en la expectativa, sino en la memoria de ese esfuerzo. Nadalini se refiere, de todos modos, a una “merma abrupta”, y coincide con Paradiso en que la pandemia profundizó un daño que regía por la recesión económica.

“Desde luego que hubo una merma abrupta, al menos en nuestro caso, en el cronograma de novedades, que ya venía golpeado por cuatro años de macrismo implacable, un gobierno que fue malo en general y pésimo en materia de políticas culturales. Tuvimos que reducir todo lo planificado a la mitad. Elegimos concentrarnos, en cambio, en algunas reimpresiones que teníamos pendientes, libros agotados que la gente seguía pidiendo”, cuenta el representante de Entropía.

Raquel Franco, directora de Pequeño Editor, asegura, sin desestimar lo que implicó la pandemia, que en el caso del libro para la infancia “se ha vivido un boom que es interesante pensar en su dimensión más social: adultos que se volcaron a adquirir libros para sus hijos e hijas y se imaginaron compartiéndolos”, y si bien “desde el punto de vista estrictamente editorial se aceleraron las decisiones sobre los formatos digitales, antes que eso el desafío fue la comercialización y la comunicación en la virtualidad”.

Para Franco el rol de los sellos independientes es clave y logra ponerlo en valor cuando dice que “en muchísimos casos el movimiento de la cultura –es decir las conversaciones, el nacimiento de autores, las apuestas estéticas, los nichos de interés– se produce por el trabajo de los editores independientes, que tienen presiones distintas que las de las grandes editoriales”.

Hay ocasiones, argumenta, en que “grandes grupos y editoriales independientes parecemos no participar de la misma industria”, lo cual se subraya “en la mirada sobre el producto, en la escala en la que se conciben los proyectos, en las perspectivas de retorno, en lo que buscamos generar con el lanzamiento de cada libro, en la construcción del catálogo”.

La Feria de Editores logra, además, la confluencia de sellos de la región que comparten la experiencia del circuito independiente. Es el caso de La Pollera, de Chile, uno de cuyos representantes, Simón Ergas, pondera la reunión con la misma expectativa, pero con la resignación del encuentro virtual. 

Por eso, dice, “lo que nos gusta a nosotros es estar ahí, conversar con la gente, con los colegas. Las ferias eran una fiesta para nosotros, las disfrutábamos mucho, aprendíamos mucho y volvíamos de Argentina siempre con nuevas ideas, con nuevos amigos, con nuevos autores a veces y nuevas lecturas de nuestros libros”.

Ergas es director en Chile de La Furia del Libro, un espacio similar a la FED que funciona desde 2009 y cuya progresión muestra, hoy, que “las editoriales independientes no son una novedad. Y a es sabido que funcionan como semillero de nuevos autores, que abren sus puertas a la literatura innovadora, en muchos casos experimental, y que por eso también muchas veces sus autores reciben premios literarios”.

Una cita de tres días, entonces, para renovar los lazos y estar más cerca de lo que conocemos hoy como literatura, de la cual probablemente sabríamos poco sin esta confluencia. La literatura que acontece a contrapelo del mercado y que tiene, aquí, la experiencia vital de su comunidad.

 

Una vocación por el riesgo y la diversidad

F.M.

Ana Ojeda, autora de novelas como Vikinga bonsái y Seda metamorfa, y Betina González, ganadora del premio Tusquets por la novela Las poseídas, quienes participarán de los encuentros presenciales en la Feria de Editores, coinciden en el rol que cumple el circuito independiente en la promoción de la nueva literatura, su apuesta al riesgo y la diversidad, y la forma eficaz con que logró atravesar la pandemia.

La pandemia, dice González en diálogo con PERFIL, mostró “la poca flexibilidad que tienen los grandes grupos editoriales. Reaccionaron tarde y lentamente a la nueva dinámica, colgaron contratos, demoraron salidas de libros, no se adaptaron bien a la venta por internet ni manejan bien la relación con las pequeñas librerías, algo crucial en una ciudad como Buenos Aires”.

Esa posición, argumenta la autora de América alucinada, es una diferencia clave porque, “en el otro extremo, las independientes reaccionaron rapidísimo a la necesidad de la gente de seguir leyendo, de seguir apostando a que ese intercambio no se acabara y en laburar con las librerías chicas, algo que ya venían haciendo”. 

“Me encantaría que algo de este fenómeno determinara un cambio de lógica, que las editoriales grandes dejaran de publicar libros pasatistas. Esa lógica del libro de moda que no deja nada es nociva desde muchos puntos de vista”, manifiesta González, pero considera que “es difícil que eso pase. Tiene que ver con transformaciones muy profundas. Lo literario cada vez es más de nicho, es un fenómeno que hay que analizar mirando no solo las editoriales sino también otros consumos culturales”.

No hay solo un rol que abarque a los sellos independientes y hay conglomerados, además, que buscan literatura argentina, pero lo cierto es que este circuito, dice González, “aporta diversidad al universo literario, libros con estéticas distintas a lo que se cree que vende o que pide el mercado, libros que necesitan otro recorrido, apartado de la lógica del best-seller, y también suelen ser los sellos que traducen más, los que corren más riesgos”.

Ojeda, que cumple también un rol como editora, considera “fundamental” la tarea de los sellos independientes, con los que no deja de expresar su deuda, ya que su “trayectoria de escritura hasta el día de hoy fue posible gracias a la colaboración con editoriales independientes. Con más o menos herramientas, más o menos profesionales, fueron quienes se interesaron en lo que escribo y lo convirtieron en letra impresa”.

La pandemia, cuenta, “va a dejar algún tipo de huella en nosotres. En mi caso, influyó sobre todo en que volvió imposibles las lecturas en vivo, tipo de evento al que era muy afecta prepandemia. Ojalá podamos volver pronto a los ciclos de lectura, una excusa además para el encuentro con les pares, la charla distendida, el intercambio sin objetivo claro”.

Ojeda se presentará el 2 de octubre en un diálogo que tendrá como disparador “Lo personal (¿qué es político?) en la literatura argentina actual” y González lo hará un día antes, con la misma modalidad, en una mesa sobre “Escritura de ficción y no ficción”.

 

La Feria, día por día

F.M. 

La décima edición de la Feria de Editores se realizará el 1, 2 y 3 de octubre, de 14 a 20. Habrá nueve charlas presenciales y nueve digitales, y se entregará por primera vez el premio a la librería del año, que recibirá 350 mil pesos para adquirir libros en la FED y un 50% de descuento en los stands adheridos, para lo cual hay 12 finalistas. La cita es en el Parque de la Estación, ubicado en Perón y Gallo, de la Ciudad de Buenos Aires.

El calendario de los tres días de la Feria:

1º de octubre. 

Actividad presencial: de 16.30 a 18 Betina González, Leila Sucari y Soledad Urquía participarán de la mesa “Escritura de ficción y no ficción” y de 18.30 a 20 se desarrollará la actividad “Parque de la Estación, 20 años de lucha por el espacio”.

Actividad digital: De 14.30 a 16 el tema de Leila Guerriero y Mariana Enríquez será “Entre lo verosímil y lo quimérico”, mientras que de 16.30 a 18 “Casas en el aire: escritoras, desplazamientos y traducción” reunirá a Virginia Higa, Clara Obligado y Paloma Vidal, y de 18.30 a 20 será el turno de “Imaginarios del fin del mundo”, con Esteban Castromán, Francisco Moulia y Debret Viana.

2 de octubre.

Actividad presencial: De 14.30 a 16, “La poesía en la sociedad de la transparencia” reunirá a Inés Rando y Marcelo Vera; de 16.30 a 18 Cecilia Fanti, Martín Kohan y Ana Ojeda tendrán como eje “Lo personal (¿qué es político?) en la literatura argentina actual”; y a las 20 será el momento de “Constelaciones literarias”, con Gabriela Borrelli Azara y María Pía López.

Actividad digital: De 14.30 a 16 el tema será “¿Por qué las bibliotecas son tan blancas?”, con Helena Silvestre (Brasil), Yuliana Ortiz Ruano (Ecuador) y Luciana De Mello, mientras que de 16.30 a 18 se presentará “Una cartografía sin tiempo sobre lo inverosímil”, una entrevista al autor, director de cine y físico francés Olivier Marchon, y de 18.30 a 20 Cata de Elía, Pablo Stefanoni y Ariana Harwicz hablarán sobre “¿La rebeldía se volvió de derecha y el progresismo un poco bobo?”.

3 de octubre.

Actividad presencial: “Tierra de ficción” abrirá la jornada de 14.30 a 16 con Dolores Reyes y Silvia Hopenhayn, y de 18.30 a 20 se presentará “Ciencia para audiencias pandémicas”, con Ana María Vara, Diego Golombek, Juan Manuel Carballeda y Clara Ruocco.

Actividad digital: “Rock, mujeres e historia oficial” reunirá de 14.30 a 16 a Romina Zanellato, Barbi Recanati y Carolina Santos; “¡Cuir, punk, poesía!” se realizará de 16.30 a 18 con Marico Carmona y Mica Szyniak; y de 18.30 a 20 la convocatoria será “Formas de volver a Zambra”, centrada en el escritor chileno Alejandro Zambra, con participación de Patricio Zunini.