Encantos de la letra correntina

Corrientes tiene payé. Una explicación muy rápida de esa voz guaraní sería “encanto”. Pero así dicho suena inocuo y hasta un poco tonto. No de cualquier manera se produce ese efecto entre propios y extraños. Porque el payé de la leyenda es tanto el amuleto para lograr un encantamiento como el mismísimo efecto que este produce. Dicen que está en esta provincia como en ninguna otra. Por eso, el hechizo se traduce como una adherencia en las cosas y la gente, un habla enrevesada que se imanta en los oídos, unos paisajes únicos destilados de un río imponente, unas delicias de su cocina, locro, mbaypú, pacú, surubí. Entre todas, el chipá es mi ambrosía.
La quinta edición de la Feria Provincial del Libro empezó siendo la excusa del viaje hasta que tuvo su luz propia. El evento se desarrolló en la histórica Escuela Normal Doctor Juan Gregorio Pujol bajo el lema “Palabra de Corrientes”. El ámbito de ese edificio es destacable. Un jirón de educación pública que se mantiene en perfectas condiciones. La otra gran instancia es el homenaje a Pocho Roch, el poeta correntino del chamamé. La apertura, a cargo del sociólogo Carlos Altamirano, es la presentación de su libro Metrópoli, provincia y labor cultural en el que hilvana de manera pausada y con tanta elegancia estos tres conceptos.
Pensada para ser una plataforma de autores y publicaciones correntinas, la Feria promueve una manera de hacer cultura desde este lugar: editoriales independientes, ediciones artesanales, talleres y conferencias. Sólo dos editoriales invitadas, Eloísa Cartonera y Godot, señalan que la cosa pasa por valorar un quehacer de provincia.
Con un aire a escuela, el evento no suspendió las clases. El tránsito entre los visitantes, profesores, maestros y alumnos se hace fluido y la oración a la bandera forma parte de la exhibición. La recorrida es intensa por los cinco días que ocupa la V Feria Provincial del Libro, organizada a través del Instituto de Cultura de Corrientes, a cargo de Gabriel Romero con la coordinación de Maia Eirin. Está la Cámara del Libro de Corrientes y su par paraguaya. El lugar es una joya para encontrar diccionarios, recetarios, libros de historia y hasta una impecable biografía de Arsenio Erico, el paraguayo de oro, que hará emocionar al hincha de Independiente.
Entre los invitados “estrella” brillaron en el firmamento de las letras Patricia Kolesnicov, Osvaldo Bazán, los poetas Osvaldo Bossi y Washington Cucurto, que vinieron a presentar libros y conversar con el público. Istvan ilustró sus mundos maravillosos en el salón de actos del colegio. Narda Lepes puso a prueba sus dotes de cocinera y rock star y salió muy airosa. Conversó a sala llena sobre qué comemos y para qué. Récord en selfies a falta de ejemplares para poder dejar algo suyo en estas tierras.
La tarde se despereza y hace frío. Cruzo la plaza principal y el monumento, en el que San Martín señala hacia el futuro, se recorta en el cielo de un azul inmenso. Pregunto dónde comprar chipá: “Me dijeron que el de Corrientes es más rico que el de Chaco”. Me dejo llevar por esas pequeñas pullas vernáculas y mi interlocutor pisa el palito. Abandona su puesto de trabajo y se ofrece a llevarme. Me obliga casi a acompañarlo, a probar lo que él dice es el mejor. Vamos juntos cinco cuadras, charlando, hasta La Merced y allí esperamos que salgan del horno. “Soy César”, recién ahí se presenta. Doy el primer bocado y reconozco que estoy frente a algo fuera de serie. “Cuando escriba la nota, si puede ponga mi nombre”. Trato hecho. Paso frente a un cartel que anuncia que también estará Luis Majul y el cierre será de Diego Leuco. Me vuelve lo del payé, mientras mastico mi madalena guaraní. Como un personaje de Woody Allen, pienso en quienes lo tienen y quienes no.