A su casa en Villa Crespo se ingresa por un garaje, con una Harley Davidson estacionada. Una pieza más de su colección, que incluye un Jaguar del `85 y un Mercedes-Benz del '65. “Sí, puede que tenga gustos caros, pero son autos que encuentro totalmente descuidados y los restauro. Esta Harley estaba casi destrozada”, revela Federico Andahazi. Frente a una máquina de pinball está su estudio. En una de las paredes se exhiben las portadas de su primera y polémica novela, “El anatomista”, publicada en más de 30 países. Y ahora vio la luz un libro –“El oficio de ser santos”– con los cuentos que escribió en los '80, antes de aquel rotundo éxito.
Como no teme a la controversia, el año pasado publicó “Con pecado concebida”, la primera parte de una trilogía sobre la historia sexual de la sociedad argentina. Centrada en las costumbres sexuales de las familias patricias, levantó polvareda entre los que portan apellidos tradicionales. Y hace poco, la segunda entrega, “Historia sexual de los argentinos”, que enfoca la vida amorosa de Sarmiento, San Martín, Belgrano Rosas y otros próceres. No faltó quien pidiera que el autor –cuenta él mismo– sea fusilado en plena Plaza de Mayo.
Noticias: ¿Qué llevó a un novelista a escribir libros que tienen más que ver con el trabajo de un historiador?
Federico Andahazi: Estaba investigando para una novela, un policial negro en el ambiente prostibulario de la Buenos Aires colonial, y descubrí que sobre esa época había un vacío documental impresionante. En un país que siempre se está preguntando por sus orígenes e identidad, no existía una historia de la sexualidad de los argentinos que, en realidad, era el libro que estaba buscando. Si bien no tengo formación como historiador, toda mi novelística requirió muchísima investigación, estoy muy acostumbrado a la recolección de datos y la reconstrucción de época.
Noticias: ¿Cuáles fueron los mayores problemas que afrontó?
Andahazi: Hablar de historia en este país es sumamente difícil, reaviva viejos fantasmas. Tenemos una historia muy violenta desde la época de la conquista hasta la última dictadura militar y la guerra de Malvinas. Hablar de historia es meterse forzosamente en polémicas y hablar de sexualidad quizás sea más difícil, pero combinar ambas es una mezcla muy peligrosa. Implicó obstáculos de índole variada, como que algún descendiente de algún ilustre mencionado en el libro me llamara para protestar.