Venecia- La otra cara de la guerra en Irak, la que ha transformado la clase media estadounidense, la dura vida de los inmigrantes en Londres en busca de trabajo y la triste sexualidad de un psicótico italiano sacudieron la cuarta jornada del Festival de Cine de Venecia.
Un día después del impactante filme Redacted sobre los horrores de la guerra en Irak del veterano director estadounidense Brian De Palma, otro importante cineasta independiente, el canadiense Paul Haggis, Oscar por Crash, aborda el tema de la guerra en Irak pero desde otro punto de vista: el de un ex sargento jubilado que pierde a su segundo hijo.
El filme En el valle de Elah, interpretado excelentemente por Tommy Lee Jones, la bella Charlize Theron en el papel de agente de policía y Susan Sarandon (madre del soldado), narra con ritmo, suspenso y sobriedad la angustiante búsqueda en Estados Unidos por parte del padre del joven militar, recién llegado de la guerra en Irak.
La misteriosa desaparición del joven, considerado un soldado modelo, obliga al padre a recorrer sus últimos días de vida, a través de sus mensajes electrónicos y las fotografías del celular, desvelando no sólo su asesinato sino también los horrores de la guerra y las tremendas consecuencias psicológicas y sociales que ese conflicto ha dejado en las nuevas generaciones.
Droga, prostitución, violencia gratuita reinan entre la juventud de Estados Unidos e ilustran el derrumbe moral de la potencia mundial, cuya bandera es izada al revés por el protagonista del filme para anunciar el estado de emergencia permanente que ese país registra.
Si bien la guerra en Irak ha sido uno de los temas dominantes en el Festival de Venecia, otra guerra, la que combaten diariamente los inmigrantes ilegales en Inglaterra, en el corazón del viejo continente, sacudió al público veneciano.
Un mundo no tan libre. Para denunciar el fenómeno, el célebre cineasta "rojo" inglés Ken Loach, fiel a su historia y a su cinematografía marcada por la denuncia política y social, aborda un tema incómodo como el de la explotación del trabajo ilegal de los inmigrantes provenientes del Este de Europa, Irak, Brasil, etc.
En It's a free world (Es un mundo libre), Loach prefiere narrar el fenómeno desde el punto de vista del explotador, en este caso una joven inglesa, Angie (Kierson Wareing), bella y sin escrúpulos, que crea una agencia para seleccionar personal.
La hábil Angie recluta mano de obra del Este, obreros sin papeles, iraquíes indocumentados, polacos y rumanos, al tiempo que sueña con una vida cómoda con su hijo pequeño.
La protagonista no teme amenazas, ni mafias, ni se detiene ante las familias de refugiados a las que termina por denunciar para así emplear ilegalmente a un grupo de ucranianos indocumentados.
"Es una mujer que comercia con inmigrantes con una increíble naturaleza. El hecho de que sea simpática y vital nos la acerca mucho", comentó el director, cuyo filme fue bien recibido durante la proyección para la prensa.
" No quise contar las tantas historias de muerte durante el trabajo ni describir la explotación extrema que descubrí cuando decidí realizar un filme sobre el comercio de inmigrantes. Preferí contar todo eso desde el otro punto de vista", admitió Loach.
Primer plano fálico. Al contrario de los temas sociales, el sexo explícito ha escandalizado al exigente público de Venecia.
Las anunciadas escenas osadas del primer filme italiano en concurso proyectado, Nessuna qualitá agli eroi (Ninguna cualidad a los héroes) de Paolo Franchi, 37 años, con Elio Germano y Bruno Todeschini, fueron duramente criticadas por "falta de fuerza emotiva", según el diario Il Corriere della Sera.
La cinta italiana, que muestra durante pocos segundos el pene erecto de un inquietante joven psicótico, tampoco tuvo buena acogida por parte del público, que ni siquiera aplaudió al término de la proyección ya que muchos consideraron gratuita la mezcla de psicoanálisis, masturbaciones, 'cunnilingus' y deseos de matar al padre.
Fuente: AFP