CULTURA
FERIA DE EDITORES 2023

La celebración

Pese a las dificultades que se ciernen sobre la industria editorial argentina, la Feria de Editores (FED) se ha transformado en un lugar de encuentro para las editoriales independientes de América Latina que imaginan un panorama literario diverso y crítico, abierto a las nuevas propuestas. En PERFIL, un vistazo a las entrañas de un fenómeno que hace tiempo es un clásico contemporáneo.

2023_07_30_feria_editores_pablotemes_g
Feria de editores 2023. | Pablo Temes

Hace una década un encuentro portentoso y babélico, bautizado en un diluvio por la calle Lambaré, mueve la maquinaria de la golpeada edición argentina. “En el cajón del mercado del libro local, las pocas grandes pelotas dejan huecos, y allí emergen con fuerza las editoriales independientes, con sus singularidades. La Feria de Editores condensa ese ímpetu del pequeño y mediano editor, en un encuentro horizontal con los lectores, que suma conversatorios y presentaciones alentando el campo del libro y sus hacedores noveles y consagrados”, comienza a explicar este fenómeno cultural Víctor Malumian, fundador y organizador de la FED, que congregó veinte mil ávidos lectores en la edición pasada, y traza la experiencia lectora que supera las fronteras. 

“Es el reencuentro directo con el público y, siempre, un momento de celebración” confirma la editora uruguaya de Criatura, Julia Ortiz. Y amplía Marina Yuszczuk de Rosa Iceberg, “En la FED las editoriales independientes estamos en nuestro elemento”, mientras el cubano Marcial Gala, uno de los invitados internacionales, destaca que “Argentina es un país que tiene editoriales independientes que llevan con audacia los proyectos editoriales nuevos”, con una feria extraordinaria, “que ni en Brooklyn ni Nantes se consigue”. Y pondera otro de los participantes de los charlas, Iosi Havilio, quien vuelve a publicar por Entropía, la casa que editó su aclamado “Opendoor” hace quince años, “la proliferación de editoriales pequeñas y medianas en los últimos veinte años en Argentina y en la región debe ser de los acontecimientos más vitales que vienen ocurriendo dentro de ese raro, variadísimo y chispeante universo llamado mundo literario. Y sigue siendo, contra viento y marea” Diluvio fundador aquel que bautizó este libro marcado del editor al lector del 3 al 6 de agosto en Chacarita.  

“Las editoriales independientes en Argentina son el semillero de toda la literatura, pero son mucho más que eso. Son las que apuestan por autores nuevos, las que corren riesgos, y sin ellas la fisonomía actual de nuestra literatura sería difícil de imaginar. Y mucho más pobre, por supuesto”, suma a un bosquejo Yuszczuk, que lleva a la feria potentes títulos de narrativas disidentes con Catalina Lascano y Isabel Zapata. “¿Por qué grita esa mujer?/ ¿por qué grita?/ ¿por qué grita esa mujer?/” de Susana Thénon se transformó en el grito denuncia esencial de cada marcha 8M. Poema-manifiesto de 1987 de “Ova Completa”, las reediciones de Corregidor en el nuevo milenio, otro de los sellos presentes en la FED, fueron fundamentales para el conocimiento de la poeta y fotógrafa fallecida en 1991, y que es una de las más buscadas en este bombazo social realizado desde 2013 en Buenos Aires. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

FED, todo para leer en 6 mil m2. Con espacios que pasaron de las dimensiones reducidas de FM La Tribu, casa de las primeras cinco ediciones por cercanías afectivas de los comunicadores sociales de la UBA Malumian y Hernán López Winne, a las mayores del Konex, la heroica en las calles pospandemia de Balvanera en 2021 y, desde el año pasado, en C Complejo Art Media de Chacarita. En 2023 se suman más de cuarenta nuevas editoriales que aspiran a superar los casi 70 mil libros vendidos en la última edición, con el aliciente de un día más de FED. 

Las novedades que van desde Cunninghame Graham y Victoria Ocampo a Mario Levrero y Blanca Varela, pasando por Tamara Kamenszain y Joseph Roth, más las nuevas narrativas de un continente, “por suerte, la edición independiente es un fenómeno siempre en movimiento, y nuevos sellos surgen aquí y allá con su propuesta particular, con el resorte del deseo de quienes deciden lanzarse a editar”, ejemplifica la editora Ortiz, la visitante oriental desde la primera vuelta en Almagro. Leteo, Rara Avis, Caleta Olivia-Gog &Magog, Eterna Cadencia, Entropía y Buchwald, entre las trescientas veinte de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, Uruguay y España que cubren narrativa contemporánea y clásica, ensayo, poesía, música y cine, ciencias sociales y humanidades, periodismo, libros ilustrados y libros álbum, obras para las infancias, diseño y fotografía y novela gráfica. 

De afuera y adentro, pequeñas y medias, artesanales e industriales, que comparten las mismas mesas, ordenadas por alfabeto, sin que ninguna pueda poner “un neón o un banner. Acá es una cuestión ideológica, que guía también un criterio de bibliodiversidad y regional en la selección de los expositores, lo mismo que no cobrar entrada. Nosotros no cobramos porque pensamos en ese público nuestro, que compra regularmente libros, muy informado, universitario promedio 40 años, que se lleva al menos dos libros en la FED, y que no asiste a otras ferias más grandes –un 50% no concurre a la Feria del Libro porteña por ejemplo– . Sabemos que esta gratuidad ha generado un debate muy fuerte con ferias colegas. Quizás, en algún momento ocurra, cobrar una entrada, pero más que nada para dosificar el público por días” vaticina Malumian. Y también adelanta que la fila, las largas colas que suelen dar vuelta hacia la avenida Dorrego, será más amena por gentileza de una reconocida marca de café de autor que ofrecerá una bebida caliente, gratis, claro.

 

El precio de la independencia. “Me parece más productivo entender qué es una editorial independiente como una zona definida por cuestiones como la calidad, o la búsqueda de una identidad original por el ojo del editor. Quizás en una editorial independiente encontrás, además, otros tiempos en la edición. Por ejemplo, con la traducción, ya que seguramente al tener un volumen menor se pudo controlar muchísimo más ese libro. Creo en una zona con variables que tampoco responden a las métricas del mercado. Igual aquí, en la autosustentabilidad, aparecen los diferenciales porque varias se sostienen en fortunas personales o con los trabajos simultáneos de los editores, como escritores, traductores o docentes”, perfila Malumian. 

Y coincidiendo con los demás editores, además de moderar el supuesto suceso de las editoriales independientes en pandemia, “que si bien representan casi un 90% del mercado y editan un 20% de los títulos nuevos, siendo casa natal de escritores que después van a las grandes Penguin Random House o Planeta; deberíamos mirar mejor los números de facturación y las muchas que padecieron, a partir de 2020, el cierre de ferias y librerías, en medio de la debacle económica”, pone Malumiaqn negro sobre blanco en los problemas crónicos del sector. A los costos del papel, “que deberían ser regulados, porque para libros solamente se insume el 10% de la producción total”, existen también otras dificultades que asegura se solucionarían con simples medidas. Como permitir que los libros viajen gratis. Casi un 30% del valor de bolsillo van a estos gastos de logística, un punto más de los problemas de distribución que enfrentan las independientes, que con una o dos novedades mensuales, algunas no más de cuatro o cinco en el año, pelean desigual con los canales de exhibición y comercialización de las major, que tiran decenas de novedades y reimpresiones el mes. Y que encima, a veces, “tientan a un escritor surgido de los independientes, con un contrato seductor, pero luego si estos autores no cumplen con las expectativas de miles de ventas, los dejan a un lado. No quiero pensar en malignidad, en sacarle aire a las independientes, pero…en la mayoría de los casos, nunca recuperan esos adelantos los grandes y los autores quedan boyando sin la contención, ni las chances de reimpresiones, que tendrían publicando de a quinientas en una pequeña”, cierra el también editor de Godot, que lleva novedades de Peter Rock –uno de los platos fuertes de las catorce charlas–, Renata Salecl y Edgardo Scott.  

“Para mí, una buena editorial independiente es aquella que da un buen trabajo de promoción a sus autores, que cumple con los pagos de derechos de autor, porque no vivimos del aire, que se preocupe del desarrollo del libro, que no es solamente la escritura misma, sino desde la cubierta a la promoción. Es un trabajo duro y en la sombras, que generalmente poco se reconoce. Una buena editorial es aquella que acompaña al autor” remarca Gala. “Los vínculos con los autores son muy estrechos en Criatura, y no puede ser de otra manera, porque cuando una obra es auténtica lo que está abriendo a la revisión quien escribe es muy íntimo, sea cuál sea el tema del libro, y hay que estar a la altura de esa delicadeza”, refuerza Ortiz de Criatura, nacida de la Librería La Lupa, y con un catálogo que integran las exquisiteces de Leonor Courtoisie, Dani Umpi, Leo Maslíah y Alicia Migdal.  

La pista lectora en Chacarita. Escribir, editar, corregir, imprimir, traducir y vender libros conviven en las independientes y, con respecto al último oficio terrestre, la FED tiene un apartado particular en el Premio a la Mejor Labor Librera. En su tercera edición, en las anteriores se distinguieron a las librerías “El Gran Pez” de Mar del Plata y “Musaraña Libros” de Vicente López, fueron seleccionadas Notanpuan (San Isidro), Portaculturas (Córdoba), Ludditas (Mendoza), Delibooks (Lomas de Zamora), Mal de archivo (Rosario), y Céspedes Libros, Vuelvo al sur y Mandolina Libros (Ciudad de Buenos Aires). La ganadora obtendrá $ 700 mil para comprar libros y un 50% de descuento en los stands adheridos. Malumian valoriza esta iniciativa de la FED, además del apoyo económico a las editoriales elegidas de más 300 km de CABA, porque “es un estímulo que supera, en dinero y posibilidades, al habitual diploma y acto que suele acompañar estos reconocimientos en otros ámbitos”, remata. 

“Mi máquina de leer se forma con intercesores, series de nombres propios, hambre de absoluto y potencia de desconocimiento”, sostiene Daniel Link en “La lectura: una vida”, de la Colección Lectores de Ampersand (en FED, D18-20), una amorosa declaración de la lectura de escritores y ensayistas, coordinada por Graciela Batticuore. Ese mismo impulso voraz que alimenta a los proyectos de los pequeños y medianos editores, que son antes que nada lectores, pero que toman el radical salto de fe, que involucra economías y afectos personales, y difunden esas ideas y sentidos que los conmovieron en soledad. “El editor, o editora independiente, es en realidad, un gran lector. Y que tomó el inconsciente paso de querer difundir un autor que lo sacudió. Y piensa que eso que leyó es tan bueno que debería ser un libro editado por él. De a poco comprenden que su trabajo se divide en un 50% en la edición correcta que soñó; y el otro 50%  insumirá muchos esfuerzos, y profesionalización, para que llegue a los lectores. Lo que tienen de particular estos editores es que, con el tiempo, generan una nueva comunidad lectora. Crean una caja de resonancia en torno a su criterio curatorial singular, y así leemos literatura coreana o diseño checo. Y esto quizá sea el mayor aporte a la bibliodiversidad nacional, y al mercado literario, que hacen las editoriales independientes”. Potencian conocimientos sociales, descubren inéditos apetitos culturales, eso hacen las independientes, en los pasillos de FED cada año, espalda con espalda, mesa a mesa. 

“Esa es Ada. Estas son las teclas de la computadora de Ada, que esperan, atentas, la embestida”, arranca la novela “Los diques” de la española Irene Solà, una joya de Alto Pogo que Mariana Enríquez define “sobre la magia y el desorden de la vida –que– está llena de imágenes inolvidables”. Tanto como la reedición de los peruanos Colmena Editores de “¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos?” de Michel Nieva, el escritor argentino con mayor futuro internacional en su cóctel explosivo de Heidegger, Melville, Borges y Dick. De lo nuevo y lo clásico como hallar en Iván Rosado al poeta y editor de Rosario, Francisco Gandolfo. “Qué pesados que son los hombres,/nunca aprenderán a volar”, en “Volátiles” de Gandolfo. FED23 sueña, aliviana equipajes llenos de autores, editores y lectores, sin kilometrajes ni barreras propias ni de las otras, y arma la pista.

 

La no traición de Borges según Chitarroni 

En la entrada los visitantes obtendrán un libro de regalo, sobre el tema la traición, con textos de Nicolás Artusi, Luis Chitarroni, María Sonia Cristoff, Camila Fabbri, Betina González, Violeta Gorodischer, Luis Gusmán, Carla Maliandi, Edgardo Scott, Javier Sinay, Damián Tabarovsky y Soledad Urquía. A modo de homenaje al recientemente fallecido Chitarroni, deslumbrante escritor, crítico y editor de La Bestia Equilátera y tantos otros sellos, fragmentos de “El templo de la traición”, incluido en la publicación de la FED, y de sus últimos escritos:

“La anécdota me la contó Norman Thomas di Giova-nni, uno de los traductores al inglés de Borges, sin duda, el que trabajó más cerca de él (como la divulgó además por escrito, abuso de la primera persona para simular una infidencia). Cuando suministraba el exergo de uno de sus primeros libros, del epistolario Stevenson, Borges le pidió a su traductor al inglés que prescindiera de una palabra: “home”. A Borges esta palabra le parecía una errata tipográfica, lo mismo daba. Cuando el traductor le preguntó la causa de esa sospecha, Borges adujo que la palabra le parecía ajena al vocabulario –al dialecto, al idiolecto– de Stevenson, del autor. Sin relación alguna con este hecho, tarde o temprano los especialistas establecieron el epistolario de Stevenson y comprobaron que la palabra “home” era una errata provocada por la caligrafía afanosa de un hombre tratando acaso de congraciarse con el corresponsal. No con Borges, no con su estilo verdadero, no con la literatura. La palabra escrita era “muse” (musa). 

Imprevisible previsión que un escritor y traductor genial (apunte para un cuento de Kipling o de Henry James) pueda, no por apropiación impulsiva, avasallante, sino por la lenta comprensión, asimilación, haberse apoderado del vocabulario de otro, y prever –como Borges prevé de Stevenson– que no hubiera escrito una palabra sino otra, aunque ignorara esa otra, motivo de una insistente, irresistible relectura, consigna necesaria del desalojo de la inspiración. Respetemos los hechos literalmente: home (aunque no pudiera adivinar que había escrito “muse”)”.

+ Info

www.feriadeeditores.com.ar