CULTURA
Nestor Sanchez en el cine

La exaltación de la épica

Célebre por haber pergeñado una leyenda a la altura de su obra, Néstor Sánchez es uno de los principales escritores argentinos de la segunda mitad del siglo XX. El estreno de un documental sobre sus viajes y sus anécdotas permite calibrar a un titán secreto de la literatura latinoamericana.

Gigante. La estampa de Néstor Sánchez, un autor imprescindible, aunque muchas veces olvidado.
| Gentileza Flia Sanchez

Néstor Sánchez publicó entre 1966 y 1973 varias novelas: Nosotros dos, Siberia blues, El amohor, los orsinis y la muerte y Cómico de la lengua. En esos años parecía vivir la vida y la literatura con intensidad. Pese a ser un escritor de culto, sus novelas fueron publicadas por editoriales grandes, como Sudamericana y Seix Barral, y algunas de éstas fueron traducidas al francés y publicadas por otra grande: Gallimard. Varios textos lo ubican como parte de ese contracanon surgido a partir de los 60, compuesto por Puig, Lamborghini, Copi, Aira, entre otros. No se puede desconocer la importancia de esa nueva literatura ni menos de la de Sánchez, que en los tres últimos años ha sido redescubierta, con la reedición de Nosotros dos, Siberia blues (en España y Argentina), la transposbiografía Sobre Sánchez, escrita por Osvaldo Baigorria, los cuentos de Solos de Remington y los ensayos de Ojo de rapiña. A todo eso ahora hay que sumar el próximo estreno del documental Se acabó la épica, de Matilde Michanié, que recrea el periplo europeo de este autor que patentó la escritura poemática, antes de perderse en Estados Unidos donde vivió como linyera.

¿Pero qué hace que después de más de cuarenta años la vida y la obra de Sánchez vuelvan a suscitar interés en el mundo cultural? Matilde Michanié, con más de diez documentales de trayectoria (Hitler en Paraguay y Chicos de la calle en Buenos Aires), dice que en su caso la decisión de hacer este documental estuvo motivada porque Sánchez en los 60 y 70 fue parte de la movida latinoamericana, no sólo en Argentina, sino también en Europa: “Julio Cortázar lo apuntala, Severo Sarduy lo considera uno de los grandes de la literatura latinoamericana”. Sin embargo, a Sánchez esto no le quitaba el sueño, porque “prioriza la recuperación de la palabra como un instrumento de conocimiento interior. En una época donde una gran cantidad de escritores se enrola en la militancia activa para modificar realidades externas, Sánchez inicia una revolución entrañas adentro”. Pese a vivir en Europa y recibir la ayuda de la agente del boom Carmen Balcells, Néstor Sánchez no fue parte del boom latinoamericano porque, según Michanié, al trabajar con la escritura poemática se convirtió “literariamente en un rebelde solitario, en un autor de la literatura argentina misterioso y único. Con una obra particular e inclasificable, inseparable de su vida misma”.

El documental de más de una hora de duración muestra a personajes importantes en la vida del escritor nacido en 1935 en Villa Pueyrredón: su hijo Claudio, su analista Ruth Taiano, el traductor francés Albert Bensoussan, el escritor Emilio Sánchez Ortiz, su hermano poeta Carlos, pero quizá uno de los mayores logros de esta película sea haber conseguido el testimonio de su tercera mujer, la peruana Teresa Wangeman, 12 años menor. Tanto Emilio como Carlos y Teresa son relevantes para contar y entender qué le pasó en Europa, cómo fue que terminó viviendo como linyera en Estados Unidos y por qué dejó de escribir.

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Muchos culparon a la Escuela del Cuarto Camino de Gurdjieff, pero su tercera mujer pertenecía a esa escuela y no terminó como él. Sánchez conoció a Teresa después de su primer paso por Estados Unidos, en Venezuela; se enamoraron y al poco tiempo se fueron en barco a Europa, más específicamente a Roma, donde vivía el hermano de Néstor. Precisamente ahí, yendo al castillo donde Dante Alighieri escribió La divina comedia, tuvieron un accidente en auto muy grave. Teresa estaba embarazada. De Roma se van a Barcelona, donde Sánchez se desempeña como traductor en Seix Barral y donde también publica dos novelas. En 1972, “después de que muere la niña decidimos irnos”, cuenta emocionada Teresa en un plano americano. De Barcelona se van a París, donde Néstor recibe la ayuda de Cortázar y trabaja y publica en Gallimard Nosotros dos y Cómico de la lengua. También escribe la novela El arte de la fuga, que terminaba con la frase “no hay ninguna posibilidad de consuelo”, pero que lamentablemente destruye. En París con Cortázar se reunían solos y se reían, prosigue Teresa, quien en esa época, pese a que consideraba que “Néstor era una persona que valía la pena apostar por él”, ya se quejaba de lo mucho que bebía Sánchez. Producto de esto y de que nunca fue “una persona fácil”, lo abandona.

Todo en la vida de Néstor Sánchez es muy intenso. Para la directora de Se acabó la épica, Sánchez vivía con intensidad sus experiencias personales, “porque eran la materia prima de cada uno de sus libros. Las obsesiones que lo cercan van tomando cuerpo en su literatura. La brevedad de la vida, la inminencia de la propia muerte, la ignorancia del sentido profundo de la existencia ante la fugacidad de todo, el afán de perfección devorado por el tiempo, son interrogantes que se convierten en la sustancia primordial de su obra”.
Habían pasado seis años desde su llegada a Europa: había publicado y traducido libros, había perdido a una hija, su esposa lo había abandonado y había vivido en Roma, Barcelona y París. Es 1978, luego de encontrarlo en coma en la calle, las autoridades francesas le ordenan que se vaya del país y le dan plazo de un mes para hacerlo. En ese lapso llega a la casa del escritor español Emilio Sánchez Ortiz, quien desde un inicio observa que bebía demasiado, fumaba porros y de vez en cuando dibujaba pasos de tango. Descubre que Sánchez es un eximio bailarín. Pero el tango no impidió que se fuera “distanciando de todo el mundo, incluso de Cortázar”. En esa época había empezado a soñar, según cuenta Sánchez Ortiz, “con vivir en la indigencia para despojarse de todo”. Al cabo del mes ambos se despiden, pero antes Sánchez Ortiz consigue que un primo hospede a Néstor en Barcelona. Ese mismo año se le pierde la pista y quién sabe cómo llega a Estados Unidos.

Para Michanié, “la etapa de Sánchez en Estados Unidos está reflejada en parte en ‘El diario de Manhattan’, que es un capítulo de La condición efímera, el último libro que publica”. En su película se muestran imágenes de Manhattan con frases de aquel diario: “Conquisté un par de guantes de lana” o “en el futuro procuraré insistir hacia un centro de gravedad más duradero”, aunque hay una expresión que se repite: “Admitir lo inadmisible”. Quizá cuando estaba en Europa no pudo admitir eso. Una vez despojado de todo, lo pudo hacer. Para la directora, “lo que realmente Sánchez vio y vivió en Nueva York se lo llevó consigo”, o está fragmentaria y literariamente en ese diario.

Néstor Sánchez apareció en los radares de su hijo, que llevaba un tiempo buscándolo, en 1982. Cuatro años más tarde regresó a Buenos Aires. En 1993 inició una terapia con Ruth Taiano que duró hasta su muerte. Sánchez llegaba a la terapia muy temprano, se fumaba un cigarrillo negro mientras recorría las instalaciones. En una de esas sesiones le dice a Taiano que la única salida ética era el suicidio; sin embargo, muere de un infarto en la cama de su casa de Villa Pueyrredón.