CULTURA
entrevista a Sissel-Jo Gazan

La ficción puede llevar a la verdad

Invitada por el Filba Internacional, la escritora dinamarquesa estuvo en Buenos Aires. “La novela negra se presta para la crítica social y para dar una voz política al autor”.

Sissel-Jo Gazan. Nació en Aarhus, Dinamarca, el 20 de diciembre de 1973. Es bióloga.
| Sergio Piemonte

En el principio fue el sueco Henning Mankell con el detective Kurt Wallander. Después vino su compatriota Stieg Larsson. Y en adelante el policial negro escandinavo se afirmó como uno de los fenómenos más importantes de la industria editorial a nivel global, desde Jo Nesbo a Anne Hold, ex ministra de Justicia noruega devenida escritora. La nueva estrella de esa corriente es Sissel-Jo Gazan (Aarhus, Dinamarca, 1973), quien estuvo en Buenos Aires para participar del Filba y presentar Las alas del dinosaurio, primera novela de la saga protagonizada por una joven científica, Ana Bella Nor.
Gazan es bióloga, pero justamente cuando escribía su tesis de doctorado decidió dedicarse a la escritura. Lo que más le gusta de la novela negra, dice, “es el modo en que se presta para la crítica social y para brindar al autor una voz política”, aunque plantea que Las alas del dinosaurio rebasa las convenciones del género por la atención que presta a las especulaciones científicas, en clave accesible para el público común, y a la psicología de los personajes.
“La novela fue parte de lo que había estudiado para mi tesis, con la cual estuve cinco años estudiando. No me sentiría conforme si leyera simplemente un poco sobre cada tema y después me lanzara a escribir algo. Me daría vergüenza, me gusta ser exhaustiva. La investigación es una parte integral de la escritura y es lo que sostiene a un buen libro”, destaca Gazan.
Si ese trabajo de documentación la distingue en su opinión entre los escritores, el abordaje de cuestiones científicas desde la ficción la separa de los académicos: “Con la ficción una tiene permitido hacer preguntas que en otros ámbitos no serían aceptadas –dice–. Los investigadores con los que trabajé a veces se reían porque les hacía preguntas que los especialistas no consideran correctas, y los obligaba a reflexionar de manera diferente sobre su trabajo. A través de la ficción uno puede jugar con la verdad de manera que no podría hacerlo en otros contextos y a la vez, por esa libertad con las reglas, acercarse más a la verdad. En mis novelas la información es ciento por ciento correcta desde el punto de vista científico”.
En Las alas del dinosaurio la intriga se desata a partir del crimen de un profesor universitario. La primera sospechosa es la estudiante Anna Bella Nor, la protagonista. Gazan reconoce que el personaje tiene rasgos autobiográficos: “Lo que hice fue subirle el volumen a algunas características; por ejemplo, las dos tenemos mal carácter, pero el mío no es tan malo como el de ella. El enojo no es nuestro aliado, dispara en cualquier dirección y lo que uno debe hacer es contenerlo para usarlo como un arma. Son reflexiones que hice sobre mi propia vida a lo largo de los años, la manera en que aprendí a lidiar con las cosas y los hechos”.
Construye sus personajes basada en observaciones cotidianas antes que en modelos literarios. “Dejo que los personajes tengan su vida –afirma–. Es un poco como me pasa con mis hijos: trato de dar un paso atrás, de dejarlos ser y observarlos. Ni mis personajes ni mis hijos son versiones de mí misma sino personalidades con su propio derecho. En el momento en que doy ese paso atrás se envalentonan y actúan por sí solos. Una vez que termino, reviso toda la novela para asegurarme de que los personajes no tengan rasgos míos”.
El suceso de Las alas del dinosaurio provocó un chiste en el ambiente editorial europeo: un hombre común exhibe la novela y dice que su esposa lo obligó a leerla pero que le gustó. “Si uno quiere generar un éxito en mi país tiene que conseguir lectores femeninos, porque se supone que los hombres, en Dinamarca, no leen”, explica Gazan.