Las relaciones entre arte y política que se modelaron en el siglo XX tuvieron la delicada, trágica y, por cierto, fallida tarea de cambiar el mundo. Los brazos artísticos (armados) de las revoluciones que pulularon en la centuria pasada, cada uno a su modo, pensaron estrategias de vanguardia y retaguardia. Modificar la realidad –¡esa empresa!– vino con la economía, pero también con el arte. Como revolución dentro y fuera de él.
Por su parte, los artistas que se mantuvieron ajenos a estas coordenadas, también lidiaron con ellas: aislarse, el arte por arte, autonomía son formas que, por anular la encrucijada política, la retienen en el gesto.
En este repaso somero no hay pretensiones de agotar todas las alternativas pero sí evaluar esas posibilidades, cuando las disyuntivas entre uno y otro, arte y política, juntos o separados, son modelos de pensamiento y acción.
A la muestra de Santiago Rey se entra tarareando: “Nunca hicimos amistades/ Nunca las vamos a hacer/ Amistades hacen los putos/ Que no paran de correr”. El primer verso de ese cántico que La 12, la hinchada de Boca, les dedica a sus adversarios es el título de la exhibición. Desde ahí, desde la puerta de entrada a Isla Flotante, la galería que está frente al Riachuelo, una trama se teje entre arte, política y género en las obras de este artista. El vínculo entre política y deporte está cantado y de alguna manera podría reemplazar en lazos, pero no en métodos, al de política y espectáculo que fue tan pregnante durante mucho tiempo. No solo el advenimiento de deportistas políticos (casi tuvimos a uno de presidente que fue gobernador), sino los usos de las barras bravas para promover “el entusiasmo”, los aprietes, la violencia.
“Amistades hacen los putos”, y la consigna homofóbica estalla de sentidos en las obras. Por un lado, las explícitas al mundo gay con un tono desplazado, jocoso, en sentido original de la palabra. Lo gay como festivo. Por el otro, LCDTMAB, la instalación con un auto Siam Di Tella modelo 62, acaricia a la sigla, cada vez más extensa, del colectivo de diversidad sexual que acumuló letras a lo largo de su historia. Asimismo, es la posibilidad de un insulto, LPMQLP, o la cita erudita a la obra de LHOOQ de Marcel Duchamp, en la que le pinta barba y bigote a la Mona Lisa y la nombra con esa sigla homófona en francés de la frase Elle a chaud au cul, literalmente “ella tiene el culo caliente”, que es “ella está caliente”. Como sea, el Siam, a su vez, recupera su propia historia: los pasajeros zombies que lo habitan y el humo que sale exponen esa gloria pasada. Un tiempo en el que país pintaba mejor.
“Que no paran de correr”. Rey elige el tono menor, el de ópera bufa, para sus constructos artísticos como el Nestorlenin, una cabeza muy grande de papel maché, y la Cristinastone, un retrato que une a la ex mandataria y la lengua rolinga. La que no se queda quieta y necesita de estos monstruos bifrontes para capturar, lo que se pueda, de sentido.
Un ensayo de interpretación nacional con la materia del presente. Un amasijo de slogans y símbolos. La V de la Victoria que se forma con dos pijas para sentenciar “viva el capitalismo moderado y la leche”, como escribe Rey en su texto poético en el que vuelve a rimar: “Las lágrimas unidas jamás serán vencidas”.
Todo, por alguna razón, desemboca en una risa inextinguible. Una carcajada digna de dioses crotos que pertenecen a un Olimpo berreta, cochambroso y medio pelo.
Nunca hicimos amistades
Galería Isla Flotante
Av. Don Pedro de Mendoza 1561
Sábados y domingos de 13 a 19
Hasta el 30 de diciembre