Toronto - La sociedad de consumo occidental ha convertido al yoga en una industria de miles de dólares, bastante alejada de su vocación espiritual. Así lo denuncia un documental presentado en la 14 edición del Festival Hot Docs de Toronto.
"Cuando una industria es tan importante -como el yoga-, su comercialización es inevitable. Siempre habrá gente que girará en torno a ella para llenarse los bolsillos", explicó John Philp, el director de la película Yoga Inc, presentada durante el máximo exponente del cine documental de Norteamérica, que se desarrolla en Toronto entre el 19 y 29 de abril.
Según la película, la industria derivada del yoga asciende a cerca de 18.000 millones de dólares en los Estados Unidos.
Intrigado por la contradicción aparente entre los ideales de serenidad y templanza que pregona la antigua disciplina india y la competitividad que rodea a la floreciente industria, Philp interroga en su documental a vencedores de torneos profesionales, propietarios de centros de yoga y a los amantes de la disciplina que se oponen a su veta comercial.
Así es que entrevista en Los Angeles al célebre profesor de yoga Bikram Choudhury, padre del yoga Bikram, una técnica particular que se practica en una habitación calefaccionada hasta los 42 grados centígrados, y que se ha expandido en los Estados Unidos, donde tiene más de 750 escuelas, y en todo el mundo.
El realizador, un ferviente adepto del yoga, destacó que mientras que en los años 1960 la disciplina estaba ligada a culturas alternativas, actualmente está considerada en la mayoría de los países occidentales como una técnica más para adelgazar o estar en forma.
"En lugar de aprender yoga por sus cualidades de meditación y espiritualidad, la mayor parte de las personas lo siguen para tener una bella silueta", explicó.
Un ejemplo de ello es la revista Yoga Journal, que busca mujeres con cuerpos de modelos para comercializar la revista.
"Los cuerpos normales no venden bien", dijo John Abbot, director de la revista. Es más, asegura que desde que la revista utiliza ese tipo de fotos, las ventas se multiplicaron por cuatro desde 2001.
El filme también muestra cómo han desaparecido las pequeñas salas de yoga bajo la presión de los grandes gimnasios, que se imponen ofreciendo clases de la disciplina.
En un mercado cada vez más competitivo, la industria del yoga, como lo muestra el documental, ya tuvo que dirimir sus pleitos en las Cortes judiciales.
En 2003, Bikram amenazó con demandar a un grupo de profesores a los que acusaba de violar sus derechos de autor, ya que imitaban las 26 posturas que presuntamente inventó. Dos años más tarde, un juez californiano dio por terminado el pleito y aseguró que el "yoga Bikram" quedaba protegido.
De todas maneras, "no hay leyes que estipulen textualmente si hay una violación a los derechos de la propiedad intelectual en cuanto a técnicas de yoga", destacó Philp.
Para proteger lo que considera suyo, el gobierno indio creó por ejemplo un sitio que detalla las prácticas tradicionales indias.
El yoga representa uno de los seis "dárshanas" o doctrinas tradicionales del hinduismo. Según sus practicantes, yoga significa "integración del individuo con el todo".
El festival está cargado de películas polémicas y durante diez días exhibirá 129 documentales sobre política, ciencia o disciplinas de todas las regiones del mundo.