“Hay palabras de las denominadas ´malas palabras´ que son ireemplazables, por sonoridad, por
fuerza y por contextura física de la palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o sonsa
que decir ´es un pelotudo´”, explicaba
Roberto Fontanarrosa en el Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española,
realizado en Rosario. Fiel a este concepto, el librero tucumano
Mario Kostzer recogió el guante del Negro y publicó
“Pelotudos”, un divertido recorrido por distintas situaciones de la vida
cotidiana que podrían servir para calificarnos con el título del libro.
El nuevo trabajo de Kostzer, continuación de
“El pelotudo argentino”, es una prueba irrefutable que en algunas cuestiones
se podrían escribir enciclopedias enteras, con la plena certeza que el tema jamás estaría agotado.
Desde el título de tapa, se ofrecen
“ejemplares de todos los colores para elegir”, en una propuesta
gráfica que pretende “recuperar para el lector adulto la estética de los libros para
niños”, según explica el autor a
perfil.com. “El mismo libro en cuatro colores – agrega -
refuerza el mensaje de que hay pelotudos de todos los colores”.
- ¿Es un libro de humor o de autocrítica?
- Dicen que el verdadero humor es el que luego de la sonrisa provoca una reflexión. Es algo
que tengo presente en todo momento. Cada elemento en mis libros lleva un mensaje. Cada pelotudo
descripto está visto con un lente que deforma, que exagera, que pone la nota en esa característica
que hace del pelotudo un ser ridículo o terriblemente nocivo. Para diferenciarlo, para prevenirse
debemos ponerle las advertencias correctas.
- ¿No pensó en elegir otra palabra como título?
- Yo incluyo al abrir el libro más de150 sinónimos de la palabra pelotudo y ninguna tiene la
carga emocional de esta. No es lo mismo el coloquial "boludo" que usan los chicos o un gil que un
PELOTUDO. No me imagino conduciendo mi auto y que otro conductor haga una maniobra que me ponga en
riesgo y yo gritandole "paparulo". Ese tipo es un pelotudo.
- ¿Qué le diría a los que sostienen que el término pelotudo sigue siendo una mala
palabra?
- ¿Todavía hay malas palabras? Yo creo que no hay malas palabras. Lo que hay son contextos.
En determinados contextos hablamos de determinada manera y en otros somos auténticos, nos sacamos
la máscara de la hipocresía y decimos de todo.
- ¿Qué es ser un pelotudo hoy?
- Un historiador llamado Carlo Cipolla determinaba las leyes de la estupidez humana. Estas
bien podrían ser las leyes de la pelotudez humana. Entre otras cosas Cipolla hacía hincapié en lo
peligroso que es subestimar a un pelotudo y en su ley de oro dice que una persona pelotuda es
aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí
mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
- ¿Cuántas veces por día se siente un pelotudo?
- Cada vez que hago una fila, cada vez que me llaman por teléfono de la compañía que abastece
mis servicios de internet ofreciéndome promociones a las cuales no puedo acceder porque ya me
"clavaron" con otro servicio, cada vez que prendo el televisor y escucho pelotudeces . Te diría que
si uno racionaliza un poco su existencia tiene permanentes motivos para sentirse como tal.
- ¿Existe un ranking de personajes de la historia argentina que podría haber sido incluidos
en el libro?
- Hay otra definición de pelotudo que lo define como persona que se comporta con falta de
viveza. Creo que tuvimos algún presidente al que este apelativo le calzaba justo. Pero una historia
de las veces que al pueblo argentino lo trataron como pelotudos debería incluir necesariamente las
tristemente frases: "El que apuesta al dólar pierde", "La casa está en orden", "Yo robo para la
corona", "Hay que pasar el invierno", "Los argentinos somos derechos y humanos", "Hay que dejar de
robar por dos años", "Síganme, no los voy a defraudar" y tantas otras dichas sin rubor.
- ¿Cuál es la máxima expresión de esta situación en lo cotidiano?
- En la actualidad hay un catálogo permanente de pelotudos que se puede ver prendiendo el
televisor. Esta semana me invitaron a un canal de TV para participar de uno de estoa magazines,
verdaderos muestrarios de lo que se puede hacer desde la pelotudez. Esperaba que la hagan la nota
una modelo con un cuello ortopédico que acudía al programa para contar acerca del accidente que
había sufrido y con el cual buscaba, obviamente, alguna notoriedad. Todo esto después de que los
conductores (entre los que se encontraba un actor porno) opinaron sobre la asunción presidencial y
una exótica enfermedad producida por la ingesta de hamburguesa. Un verdadero cóctel de información
para personas que ponen sus neuras en automático y las reciben como verdaderos pelotudos.