En el presente, un tiempo dominado por la multiplicidad de medios, la variedad de soportes y sobre todo la inmediatez de la web –¿deben las cosas suceder para llegar a las redes y ser noticia o podemos hablar ya de la posrealidad?–, los diversos contenidos que nos impactan y nos construyen como consumidores y productores de sentido (prosumers) dentro de una realidad hiperconectada obligan a pensar el lugar del sujeto dentro de la ubicuidad permanente en que vivimos. Habitantes de tiempos disruptivos y barrocos, no existe más una linealidad planificada que otorgue un sentido central, como en tiempos de la televisión: actualmente los contenidos cuentan con fuentes tan heterogéneas como inabarcables, lo que obliga a pensar y asumirnos como seres transmediáticos e hiperconectados en busca de nuevas formas para la construcción de las tramas de lo real que se imbrican en el propio relato de nuestras vidas: somos narradores transmediales al recomendar una película, actualizar nuestras redes en el teléfono celular, jugar videojuegos en línea o leer a personajes de historieta que previamente hemos visto en la pantalla. Todo junto. O separado.
Con la intención de explorar las intersecciones entre las narrativas transmedia y el periodismo digital, la semana pasada se llevó a cabo la novena edición del Foro Internacional de Periodismo Digital junto con el 4º Encuentro de Narrativas Transmedia, un acontecimiento académico auspiciado por la Dirección de Comunicación Multimedial, la Cátedra Latinoamericana de Narrativas Transmedia, la Maestría en Comunicación Digital Interactiva, la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y el Instituto de Cooperación Latinoamericana, todas instancias pertenecientes a la Universidad Nacional de Rosario.
Entre los participantes –especialistas de Argentina, España, Chile, México y Perú– se discutieron el estado de la cuestión y algunos ejemplos puntuales, como “La noticia incidental”, una conferencia de Mora Matassi, o la muy estimulante conferencia “La realidad expandida y la realidad intervenida por la tecnología. ¿Hacia un periodismo sin periodistas?”, a cargo de Miguel Grassi.
Uno de los organizadores del evento, director de Comunicación Multimedial y coautor del libro Transmediaciones. Creatividad, innovación y estrategias en nuevas narrativas publicado por La Crujía el año pasado, Fernando Irigaray, dialogó con PERFIL al respecto de los nueve años del encuentro de periodismo digital: “Estas nueve ediciones del Foro nos permitieron consolidar un espacio de debate y de encuentros, donde podemos poner una pausa al ritmo de producción para repensar nuestras prácticas desde una perspectiva teórica y analítica. El Foro brinda un contexto apropiado para pensar, en tiempo presente, hacia dónde van las narrativas digitales y cómo se vislumbra el futuro profesional”. A la pregunta expresa sobre cómo conviven las nuevas narrativas con las tradicionales, explicó: “Es necesario pensar los medios en clave de un ecosistema convergente, donde hay interacciones, hibridaciones, adaptaciones, complementariedad. En ese sentido, se destaca la potencialidad de las narrativas transmedia para recuperar las gramáticas propias de los medios tradicionales e incorporarlas en nuevos formatos, más complejos, para usuarios que son productores activos de contenidos, que participan en la trama comunicativa, que son consumidores multipantalla y se mueven en entornos multiplataforma”. Ante la insistencia sobre cómo pueden entenderse, en un sentido amplio, las estrategias transmediales en relación con las narrativas que inauguran, abundó: “Las narrativas transmedia pueden aprovechar la dimensión territorial para contar historias, desde el campo de la ficción y la no ficción, incluyendo al periodismo y el documentalismo. En la territorialidad expandida, tanto las audiencias como los contenidos traccionan de lo analógico a lo digital y del territorio a lo virtual. Las narrativas transmedia no están ligadas exclusivamente a las últimas tecnologías. Lo importante es el desarrollo y la expansión de mundos narrativos envolventes que puedan poner al usuario en el centro de la experiencia, donde hay remisiones, tramas y subtramas que se entrelazan y ramifican. En ese sentido, incluso la ciudad es transmutada en un gran hipertexto urbano”.
El debate resulta perentorio e indispensable, sobre todo para establecer nuevas coordenadas de sentido a partir del análisis del presente, donde –como señaló con precisión milimétrica McLuhan y aun con láser Vilém Flusser– la pregunta por el formato comunicativo (des)entraña el quid de la cuestión.
Animales narrativos, en la condena al relato radica nuestra miseria pero también nuestra esperanza, que es la de seguir contándonos y representándonos ante los otros no sólo para analizar y congelar la fantasmagoría de la experiencia vivida, sino para comprendernos a nosotros mismos.
Sólo de esa manera, analizando las prótesis que nos rodean y nacen del lenguaje, será posible calibrar que la vida no es lo que uno vivió, sino cómo la recuerda y de qué medios se vale para contarla.