CULTURA
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París se colma de Rodin, un escultor fotografiado

Una muestra abierta al público hasta marzo en la capital francesa exhibe fotos, en su mayoría firmadas por ilustres, que tienen por tema al escultor y sus obras. Muchas imágenes develan el proceso de creación de sus trabajos.

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| AFP

París - Auguste Rodin (1840-1917) nació prácticamente al mismo tiempo que la fotografía: esa nueva técnica y su rápida evolución significaron para él una herramienta de trabajo, publicidad y reconocimiento de su obra, como muestra una nueva exposición del museo Rodin de París.

"Rodin y la fotografía", exposición abierta al público hasta el 2 de marzo de 2008, presenta unas 200 fotografías de época, en su gran mayoría procedentes del fondo del museo y firmadas por nombres ilustres, como Edward Steichen, menos conocidos (Eugéne Druet, Jean Limet) o anónimos. Todas ellas tienen por tema el escultor y sus obras.

Rodin, que no fue nunca fotógrafo, pero que reunió unos 7.000 clichés, "utilizó siempre la fotografía a la vez como una herramienta de trabajo, una suerte de memorándum, y como un medio de difusión de sus obras", explicó a la agencia de noticias AFP Héléne Pinet, curadora de la exposición.

La fotografía le sirve, ya desde 1877 cuando empieza a ser célebre, para preparar un legajo destinado a rechazar una acusación de la que es objeto: la estatua "L'Age d'Airain", un cuerpo de atleta desnudo, es tan bella que hace pensar en un vaciado, escribe un periodista. Rodin "hizo tomar fotos de la estatua y del modelo vivo de la misma escala para que se viera la diferencia", cuenta Pinet. Pero la foto es ante todo para él una herramienta de trabajo. Rodin contrata fotógrafos de barrio para que vengan a trabajar en su taller. Algunas de sus fotos de los años 1880 fueron transformadas en grabados para ilustrar artículos de prensa.

La primera parte de la exposición presenta numerosas fotos, nunca antes publicadas, del proceso de elaboración de esculturas. En muchas, el lápiz de Rodin modifica formas, cambia posturas, agrega un drapeado a unos de los "burgueses de Calais" o transforma el cuerpo de una cariátide. "Rodin era un hervidero de ideas. Lo que hace con la fotografía, lo hace con la escultura. Multiplica los puntos de vista", comenta Pinet.

En los años 1890, Rodin frecuentaba un restaurante del que el marido de la cocinera, Eugéne Druet, era fotógrafo aficionado. La relación hizo que Druet fotografiara el taller del artista. Esas fotos no siempre son técnicamente logradas, pero Rodin las aprecia, y dirige la manera en que quiere que sus obras sean fotografiadas. El célebre "Beso" es captado en medio del desorden del taller, teniendo todavía a su lado un martillo de escultor.

Con Jacques-Ernest Bulloz, especialista de la edición fotográfica, Rodin va más allá. Las fotos, cuyo enfoque sigue siendo dirigido por el escultor, se convierten en catálogo de ventas. Algunas de ellas, llevan todavía el precio escrito a mano. A partir de 1900, los fotógrafos, en particular los "pictoristas", para los cuales la foto es obra de arte, toman el poder. Rodin les deja el paso libre. Gertrude Kesebier, Jean Limet y sobre todo Edward Steichen hacen nuevas obras de arte con las obras de Rodin.

La exposición muestra asimismo una excepcional serie de fotos de "Balzac", escultura entonces muy controvertida, tomadas en 1908 por Steichen de noche en un jardín. "Sus fotos harán que el mundo comprenda mi Balzac", afirmó de ellas Rodin.