CULTURA
muestra

Pequeña cosmogonía patria

“San Martillo, Hornero y Cefaléutica”, en el Museo Histórico Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo, es una muestra que tiene a Ral Veroni, artista, poeta y editor, como curador, y que consiste en una plataforma de proyectos en los que participan múltiples creadores y ocasionales usuarios de redes sociales con el fin de investigar temas identitarios locales, desde políticos, históricos, en el plano de lengua. Un intento de saldar las cuentas con la historia argentina.

2023_06_18_san_martillo_hornero_cefaleutica_ral_veroni_marianapoggio_g
San Martillo. Reminiscencias de San Martín. El héroe, el santo de la espada, el Libertador de América, el rescatado para la épica nacionalista del peronismo. | mariana poggio

En el texto que Flavia Costa escribió a propósito del libro Teatrito Rioplatense de Entidades, de Ral Veroni, hay una clave de lectura de esa obra en la que reunía los dibujos a lápiz que había hecho durante cuatro años (2006-2010) sobre billetes de 2 pesos: “El origen de esta cosmogonía cosmopolita y gauchesca se remonta a una larga serie de dibujos y acciones visuales que Ral Veroni emprendió a finales de los 80. Desde entonces, sin planificación, pero sin descanso, estas presencias se manifestaron de diversos modos en su obra, en textos y dibujos, conformando episodios de un relato donde lo que se vislumbra es tanto o más vasto que lo que se sabe, y lo que se ignora es el impulso que busca completar, a la vez que extiende, los vacíos de una historia”. 

Retomar de esta cita de Costa, los conceptos de “cosmogonía cosmopolita y gauchesca”, “acciones visuales” y “completar los vacíos de una historia” serán iluminadores para analizar otra de estas acciones visuales como puede ser la muestra San Martillo, Hornero y Cefaléutica en el Museo Histórico Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo. Esta exhibición lo tiene a Ral Veroni, artista, poeta y editor, como curador, además de coordinador del Teatrito Rioplatense de Entidades (TRE). Ese título que estaba en el libro se regenera en una plataforma de proyectos en los que participan múltiples creadores y ocasionales usuarios de redes sociales con el fin de investigar temas identitarios locales, desde políticos, históricos, en el plano de la lengua. La exposiciones y performances serán, entonces, el resultado de las investigaciones, la puesta poética y creativa de los asuntos políticos abordados. 

El guión curatorial tiene tres aristas, San Martillo, el hornero y Cefaléutica. Dos nombres inventados sobre la base de un héroe nacional para el primero y el neologismo que une céfalos (cabeza) y la idea de señalar las cabezas cortadas en un mapa de las calles de la ciudad para el último. El hornero es el ave nacional o al menos así fue elegida por una encuesta del diario La Razón hace más de cien años. Por eso de estar en el campo y la ciudad, por su casa tan peculiar y su monogamia envidiable. El pájaro y su horno están debidamente homenajeados en la exposición: hay máscaras, bandera, escudos. Está el hábitat del ave, con sus cuartos y su estructura precisa y sólida. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En lo que respecta a saldar deudas con la historia, llenar los vacíos, la operación es doble. San Martillo deja oír a San Martín en su sonoridad. El héroe, el santo de la espada, el viejo que muere lejos, el Libertador de América, el rescatado para la épica nacionalista del peronismo, el guerrero, el que cruzó los Andes, a caballo o en camilla son algunas de las versiones posibles del prócer. Como tal, en este caso se hace una construcción poética que lo refiere, al tiempo que lo sacude, una vez más, del panteón de la patria. Para volverlo fábula, historieta, personaje, mitad hombre, mitad martillo. 

Un amigo historiador recomendaba que si uno no sabía quién había sido al que pusieron como nombre de calle, se podía arriesgar que era un integrante del ejército de San Martín. Otra opción, será un degollado durante el siglo XIX. La hipótesis es menos una humorada que una constatación con el mapa de Cefaléutica, realizado por Vicente Mario Di Maggio. En su segunda edición, ya tiene 225 entradas de calles que recuerdan a los decapitados de la capital. Un nombre extraordinario, Los decapitados de la capital, para banda de rock que, sin embargo, es la rúbrica de los que perdieron la cabeza, porque se las cortaron, y hoy sus nombres penden de los carteles que orientan en la ciudad: Warnes, Dorrego, por mencionar algunos. También están los decapitadores mismos o los que ordenaron la faena. Así se conforma el mapa de matanzas, cabezas rodantes, sangre derramada que, además de poner al barrio de Villa Crespo actual en el podio de la masacre, demuestra decisiones notables: los ajusticiados son mártires unitarios y la ciudad rinde homenaje, mucho más, a la historia de vencedores que de vencidos. Algo que, como se sabe, ocurre muy seguido.

 

San Martillo, Hornero y Cefaléutica

La exposición podrá visitarse de miércoles a domingos de 10.30 a 18, con entrada libre y gratuita, en Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo (Bolívar 65, CABA).