CULTURA

Sexo, drogas y plumas

La tradición de música, palabra y distorsión renace y permanece. Galería de fotos

Fito Páez, Leonard Cohen y Patti Smith; La relación del rock con la literatura siempre ha sido una constante, aunque probablemente nunca de la manera tan entrañable como cuando la escriben los protago
| Cedoc

La puta diabla (Mansalva) de Fito Páez es el debut literario del músico, quien extiende así su campo artístico y habla de lo que sabe en formato novela. De la mano de Félix, su protagonista, recorre una vida conocida entre la templanza de alguna tragedia y el desahogo de la comedia. Otros músicos han extendido su calidad de letristas a la de escritores.

Si bien hay un largo camino entre la composición de la letra de una canción y la novela, la experiencia narrativa les concede desde el recurso hasta la oportunidad. En la escena local se han atrevido otros: el Fabuloso Cadillac Flavio Cianciarulo publicó Rocanrol, canciones sin música. Mariano Ludueña, exFaveleros y ahora Buenísimo, regala cuentos con todos los elementos del rock: el sexo y las drogas a la cabeza, pero sorteando lugares comunes con éxito en De todo lo que vi recuerdo la mitad, y Macky Chuca, voz de los punkrockeros Mostros, sacó su Reina del burdel (de la editorial mallorquina Sloper), una seguidilla de narraciones sobre sexo, existencia, represión y suciedad con una musicalidad digna de un director de orquesta, punk, claro.

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Muchos se atrevieron a contar en primera persona sus propias historias dignas de novelas si contemplamos vidas plagadas de excesos y éxitos inmanejables por la mayoría, mientras otros se arrojaron de lleno a diferentes cor r ientes literarias. Claro que no es lo mismo escribir canciones que narrativa: “Oh, no caí en cuentas que escribiste poesía / No caí en cuentas que escribiste tan espantosa poesía”, canta Morrisey.

Patti Smith, la madre y mentora del punk rock sin haberse enterado siquiera de esta condición, publicó en 2009 Just kids. En Mar de Coral novela sus memorias y relata su propia historia con el controvertido fotógrafo Robert Mapplethorpe, amigos y musas uno para otro, recorriendo la exquisita cultura neoyorquina entre las décadas de los 60 y 80. Una eximia prosa que con humor ensalza las tragedias vividas por Smith.

Probablemente sea el australiano Nick Cave uno de los autores más prolíficos. Publicó And the ass saw the angel, La muerte de Bunny Munro, The pocket canons Bible series: authorized King James version: the gospel according to Mark: introduction, como novelas; y Letras completas, Rey Tinta I y Rey Tinta II, como compilados de sus canciones. En La muerte de…, Cave se sitúa en la localidad inglesa de Brighton –recordemos el gran Brighton Rock de Graham Greene– y relata los últimos días de su protagonista, digno antihéroe de Irvine Welsh, quien intenta superar el suicidio de su esposa. El mismo Welsh escribe en la contraportada: “Aquí se aprecia de forma elocuente hasta dónde puede llegar uno de los grandes narradores híbridos de nuestra época. Una lectura compulsiva con todo el horror y la humanidad propios de Cave apenas velados por el disfraz de la travesura impenitente”.

Leonard Cohen, poeta y músico en ese orden, con casi quince novelas publicadas y otros tantos libros de poesías, fue galardonado en 2011 con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras por su trayectoria literaria. Amor, sexo, depresión son sus temas recurrentes. El año pasado salió Soy tu hombre: la vida de Leonard Cohen, la excelente biografía de Sylivie Simmons sobre el canadiense, editada aquí por Lumen.

El Rolling Stone más atrevido de todos, el mismo Keith Richards, escribió Vida, título que simplifica una existencia digna del músico de rock. Un libro apasionante que se lee con avidez gracias a lo variopinto de su carrera. Siempre con humor y una lucidez abrumadora, el inglés no deja detalle sin describir: excesos con las drogas más duras (en los 70 nadie apostaba por su vida), arrestos, éxitos vertiginosos, la trágica muerte de su hijo Tara de apenas dos meses y un largo, largo etcétera. “He llevado la vida de un auténtico caballero, escucho a Mozart y leo mucho. Me retiraré cuando muera”, remata categórico.

En Quien soy, Pete Townshend, guitarrista y voz de The Who, comienza haciendo un juego de palabras desde el título y dejando claro quién es. También escribió una serie de cuentos cortos de mejor calidad literaria.

Henry Rollins, cantante hardcore de la escena americana, escritor, periodista, músico, activista, actor, comediante y destacado artista de la palabra hablada, cuenta con varias ediciones publicadas. Es un gran trabajador de la palabra, desde la intención del mensaje hasta la riqueza de su capacidad literaria. La trilogía Black Coffee Blues es un delicioso diario de viajes que incluye Do I come here often?, The first five y Smile, you’re travelling. Otras joyitas propias son See a brown man cry, Now watch him die, Get in the van, Eye scream, Broken summers, Roomanitarian y Solipsist.

Hard ground, de Tom Waits, recopila poesías y diferentes ensayos del músico, actor y destacada aguardentosa voz. El cantante que sacudió la estética del rock en los 90, Marilyn Manson, cuenta en El largo camino al infierno su propia historia de modo tal (toma de La divina comedia los círculos y encierra en ellos cada pecado capital cometido), que la lectura resulta fascinante y la calidad de narrativa, óptima. El fantasma cantante americano Billy Corgan escribió Blinking with fists. El libro de poesías de la voz de Smashing Pumpkins tuvo récord de ventas en la primera semana de edición y da cátedra de lirismo que no sorprende: sus canciones son letras con armonías.