CULTURA
Abasto

Una noche en el CAFF: la resistencia del bandoneón

El Club Atlético Fernández Fierro fue fundado en 2004 por la Orquesta Típica homónima con la única intención de tener un espacio ameno donde poder tocar. Mezcla de tintes arrabaleros, comida típica y esfuerzo en conjunto para mantener el lugar. Galería de fotos

Miércoles, ocho de la noche. Una persiana de taller mecánico del barrio porteño de Abasto que pasa más que desapercibida, si no fuera por el hecho de que la dirección coincide con la que figura en la página web del lugar. Tres metros adentro, recibe a los asistentes una obra de León Ferrari.

Rinconcito arrabalero con el toldo de estrellas. Un ancho pasillo con luces bajas y una cortina de viejo almacén desembocan en un salón con mesas y sillas de todos los modelos y para todos los gustos: fueron “canjeadas” por entradas cuando el espacio empezó a tomar forma. Apenas siete personas ocupan una mesa mientras comen pizza y toman cerveza. Una hora después, el lugar está colmado de gente. Bandejas de empanadas pasan de un lado al otro, una mística tanguera sobrevuela la noche. El público que llega por primera vez se encuentra expectante, mientras que el que ya los conoce se comporta como si estuviera verdaderamente en su casa. Lo que se vive después, es una hora intensa de tangos interpretados en la voz de una joven cantora que desde hace dos años se sumó a la Orquesta Típica Fernández Fierro.

“Es la primera vez que hay una mujer”, cuenta Julieta Laso, quien reconoce que allí “se trabaja fuerte” no sólo en los ensayos del grupo, sino en el Club en general. “Es un lugar que alberga otros artistas, y ahora hay una movida de tango y este lugar fue fundamental para lo que pasó con ese género musical los últimos 10 años y la Orquesta también”, explica.

A su lado está "El ministro", uno de los bandoneonistas, cuyo apodo se puede deber a ser uno de los fundadores del grupo, hace ya 15 años. “Nos tocaron muchas crisis pero siempre le buscamos la vuelta. Tocamos en la calle en 2001 y con eso conseguimos un nuevo público al que le hacía falta al tango y una vez que ya lo teníamos no teníamos a donde convocarlo”, relata.

“Cuando armamos el Club Atlético Fernández Fierro (conocido como el CAFF) fue porque no nos gustaban los lugares donde nos contrataban para ir a tocar... Yo decía 'a mí me gustaría tocar en un lugar donde me gustaría ir como público', lo armamos así”, expresa el hombre de rastas, que viste una remera violeta de Los Ramones y lejos está del prototipo que uno tiene en la cabeza sobre un bandoneonista. “La idea no es hacer covers, sino tomar el tango como punto de partida”, sentencia, a la vez que reconoce influencias de Osvaldo Pugliese y Astor Piazzolla en su formación.

Los miembros de la Fernández Fierro son todos músicos jóvenes, que representan en su concierto letras de desamor, penas, abandono, amistad y encuentros, que otrora interpretaban (en su mayoría) voces masculinas y cuyo sonido traspasaba los parlantes de una vieja radio.

“Pibes jóvenes haciendo música de tango, mucha gente lo tomaba como una falta de respeto” pero “con la cotidianeidad de internet nos fueron conociendo y fuimos armando nuestro público dentro de Argentina”, señala El Ministro.

“La gente dice que somos una orquesta de tango rockera y no, no tenemos una guitarra eléctrica ni batería, si tenemos un aire rockero es porque no somos ajenos a la realidad”, reconoce. “Primero apareció el tango para ésta propuesta y después apareció el público. El público que se ve hoy acá todo junto en un show no existía”, acota.

En el quinientos seis y en el dos mil también. “Se viene una etapa de resistencia de todas las movidas culturales -espacios y grupos- y eso no quiere decir quedarse quieto y aguantar, sino una resistencia activa, hacer muchas cosas, meternos en cuestiones que no pensábamos como las tarifas, que son temas que te pueden cortar las piernas en cuanto al lugar, en tener un espacio donde no estás haciéndote millonario sino te das el gusto y das el gusto a la gente de escuchar tu arte, y la de todos los grupos que tocan acá, hay 200 shows por año. Estamos organizándonos, con una cámara que se llama Clumvi (cámara de clubes de música en vivo) que es para estos lugares que son hasta 300 personas pero que tienen más requerimiento de seguridad que una estación de servicio con gas inflamable, por ser espacios chicos, poco rentables. Luchamos contra ese estigma de la música como una cuestión peligrosa, que es algo que viene pasando desde la Tragedia de Cromañón. Hay cuestiones muy maquiavélicas en cuanto a inspecciones y clausuras“, concluye. “Yo quiero tocar el bandoneón y me encuentro yendo dos veces por semana a reuniones con clubes de música como nosotros”, cuenta apenas un rato antes de agarrar su instrumento y subirse al escenario que lo espera fielmente todos los miércoles.

Hoy, ellos son los encargados no sólo autogestionarse y ocupar un rol específico dentro de la cooperativa, donde también funciona una radio que hace un repaso de temas “de la nueva generación” de tangueros, sino también de llevar la música por diferentes países (han hecho presentaciones en Australia, Finlandia, Nueva York). Con energía joven y un sentimiento de ponerse al hombro lo que a cada uno le toca, tirar para adelante y superar las trabas burocráticas, así se suben al escenario los músicos de la Orquesta. Para los amantes del género, tengan presente que en pleno corazón del Abasto el tango encontró su refugio.

La Orquesta Típica Fernández Fierro se presenta todos los miércoles en el CAFF.
Dónde queda: Sánchez de Bustamante 772, Capital Federal. 

Producción multimedia: Silvina Palumbo.