Décima y América Latina tienen el mismo nacimiento y destino. Pocas manifestaciones culturales identifican más a los latinoamericanos como el cultivo de la décima, aquella forma de verso popular del Caribe a la Patagonia. “Cantar en décimas nos da la posibilidad de conectar con textos, poetas y vivencias que desde hace 500 años vienen definiendo nuestra identidad latinoamericana. Desde el Siglo de Oro, pasando por Sor Juana Inés de la Cruz, Nicomedes Santa Cruz y Violeta Parra, el romanticismo americano, o alguna payada o controversia de poetas, todos leímos o escuchamos alguna vez estas palabras, este fraseo tan particular y tan nuestro”, asevera Francisco Huici, artífice de Aguafuertes Decimales - Viajera Continental, un proyecto musical que es sonido y visión del Continente.
Recientemente presentado en el Centro Cultural Haroldo Conti, y con una fecha maya este 25 de mayo en Hasta Trilce, Huici, líder de Aguafuertes, “música folklórica de raíz desde Buenos Aires”, bordonea la Patria Grande cultural entonada en décimas, “La sonoridad fue una gran sorpresa: una llevada de milonga de Atahualpa Yupanqui se transformó en un entramado cuasibachiano”. Esa melodía rimada, andadura musical ubicua en lugares imprevisibles, como en el Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez, “concertador de lindas décimas en prosa”, según Leopoldo Lugones, y que permitió en diarios de la Generación del 80 asomar, por fin, lo invisibilizado, lo postergado, lo intencionalmente silenciado.
“El verso como elemento/ y herramienta de alegría/ La hermosa polifonía/ de América y sus matices/ Vamos echando raíces/ para florear en poesía”, es la décima de presentación de Lautaro Merzari, decimista MC en los últimos espectáculos de Aguafuertes, un power ensamble que reúne músicos e intérpretes latinoamericanos dispuestos a “cruzar géneros y, sobre todo, experiencias humanas”. En esta huella Huici marchó con una sólida experiencia en jazz y folklore interesado en ritmos de tiempos idos, como había hecho con el paisaje tanguero del Abasto, y se encontró a la vuelta de la esquina a las décimas, que mantienen una increíble vigencia en canciones de Joaquín Sabina o Jorge Drexler. “En mi paso por Los Negros de Miércoles (agrupación de músicos afroperuanos residentes en Argentina) conocí a Andrés Mandros Gallardo, gran decimista. Junto a Juan Palomino y el director, Hubert Reyes, mostraron ese universo que en realidad yo ya conocía en formato de payada y milonga. Ahí comenzó mi viaje por la palabra”, comenta el músico, quien realizó una rigurosa investigación que rescata los versos iniciales del malagueño Vicente Espinel, como los clásicos del peruano Abelardo Gamarra, El Tunante, y Parra. Violeta, quien escribió su autobiografía en décimas, consciente de la función de argamasa social de este estilo poético y de la centralidad que las comunidades otorgan a sus decimeros, en tanto portavoces de sus alegrías y penas. “P’al pobre ya no hay razones;/ hay costra en los corazones”, en “Mas van pasando los años”, la poesía elegida por Huici de la cantautora chilena para Aguafuertes Decimales – Viajera Continental.
Lope de Vega enalteció pronto la creación de su “maestro” Espinel de fines del siglo XVI, al igual que Cervantes, que la sumaría visionario al Quijote, y la décima se transformó en la poesía predilecta del Siglo de Oro español. Y como el barroco se versificó en esos diez versos octosílabos de rima consonante, una forma estrófica contundente y musical que “son buenas para la queja” sentenciaba el autor de Fuenteovejuna, los españoles imperiales desembarcaron en los labios con el esquema ‘abbaaccddc’, además de obuses y cruces. Aquí se produce la canibalización americana, con la apropiación de los décimas por los sectores populares en duelos de juglares o versos incendiarios que desplazaban a los romanceros absolutistas, y con el horizonte libertario, los devuelven mestizos a los invasores.
Lejos, en Europa, la lírica entendió el indigno destino, criollo revolucionario, que se daban a las humildes décimas, y cambiaría a endocasílabos neoclásicos, más normalizados. En América Latina, Calibán siguió con la vihuela en décimas y disparando rimas por la revolución. “Quién nos mojaría la oreja/ Si uniéramos nuestros brazos”, reflexionaba Chano, patriota y gaucho de Bartolomé Hidalgo en la guerras de Independencia rioplatenses, el precursor de los Aniceto el Gallo, Anastasio el Pollo, Santos Vega y Martín Fierro. Pastor Obligado y más tarde Jorge Luis Borges, reconocerían la centralidad de la décima en el habla de los argentinos.
La cuaterna que rige la décima popular, un oxímoron en nuestros países que no concibieron el género fuera de las realidades de los de abajo, orientó a Huici en las selecciones estéticas del proyecto, la América tropical, la América andina, la Pampa oscura y profunda, y la España de Góngora y Calderón de la Barca. Cuatro ejes temáticos también se buscaron en estos versos, el costumbrismo, lo atemporal, el romanticismo folklórico y la mirada de género. Y que se correlacionan con cuatro elementos orquestales, los vientos barrocos, las “cuerdas bastardas” (Espinel agregó la bordona a la guitarra, generando la descendencia cordófona americana), la percusión afrolatina y la palabra en las voces de Eli Monteagudo de Cuba, Amanda Querales de Venezuela, Sandra Peralta de Perú y Mel Muñiz de Argentina. “Hip Hop barroco” enmarca Huici estas décimas orquestadas con un link a lo contemporáneo, “la riqueza de síncopas, acentos, pies rítmicos, fraseos, nos muestra la vigencia de esta hermosa herencia que tenemos y que es lindo reinterpretar, y sobre todo, hacer el esfuerzo de comprender, abrazando el vuelo poético, que atraviesa nuestro pasado y presente”, señala el compositor, que puso música a los versos de Peralta, “y hacer un nuevo destino/ donde gocen nuestros críos/ sin desistir y con brío/ se forma un nuevo latino”.
Punto guajiro o cubano, son jarocho (México), milonga (Argentina y Uruguay), socabón (Perú), payada y estilo (Argentina), tonada (Argentina-Chile-Uruguay), mejorana (Panamá), galerón y punto de navegante (Venezuela), son hijos bastardos de la décima. Que cumplen en cada revisitación la resistencia que hallaba Leónidas Lamborghini en las décimas, paridas del primer bolazo en forma de verso contra la injustica. “Nos afincamos en el ahora mirando para atrás y reconociéndonos entre todos y todas con ese mismo lenguaje, con esa misma mirada a lo particular, lo que nos diferencia y lo que nos convoca. Que la música no sólo es arte, sino un gran vehículo social para encontrarnos y construir cosas nuevas”, redobla en contrapunto en Huici. Reafirman estas Aguafuertes que son voz y alma colectiva de América Latina.
Aguafuertes Decimales - Viajera Continental
Jueves 25 de Mayo a las 21hs. Hasta Trilce, Maza 177. CABA.
Reservas en www.hastatrilce.com.ar