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opinión

A Román no le gustan los directores técnicos

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Ibarra. Más que director técnico, fue un entrenador. | cedoc

Ahora que ya despidieron a Ibarra en Boca, se me dio por pensar en una conferencia del célebre filósofo francés Michel Foucault llamada ¿Qué es un autor? La pregunta puede parecer absurda; un autor es alguien que hace y firma una obra, como una novela, una canción, etcétera. Pero cuando se ven las cosas más de cerca, observamos que siglos atrás no existía la idea de autor tal como lo conocemos hoy. Es que el concepto de autor surgió en un momento dado de la historia, y fue cambiando con el tiempo. Obviamente, sin ser filósofos, sino apenas escribas sobre fútbol, podemos, aprovechando el caso Ibarra, preguntarnos qué es un director técnico. Respuesta que a esta altura de la historia (del fútbol) no va de suyo. 

¿Un director técnico es lo mismo que un entrenador? ¿Alguien que entrena a los jugadores en la semana y los dirige el día del partido? Yo creo que con eso no alcanza. Porque si fuera solo eso, Battaglia y el Negro Ibarra serían directores técnicos, cuando es evidente que no lo fueron. Un director técnico, además de conocimientos sobre táctica y sobre cómo llevar adelante un grupo (atributos que tampoco creo que Ibarra posea), debe ser también alguien que tiene (o al que se le otorga) cierta autonomía relativa con los dirigentes. Alguien que tiene cierto poder para pedir refuerzos, o jugadores a los que quiere poner o sacar del equipo, o tener poder para tácticamente parar el equipo de una determinada manera y no de otra, etcétera. Nada de eso ocurrió en Boca. Así como es evidente que Ibarra no fue un director técnico, es aún más evidente que a Riquelme, por lo menos hasta ahora, no le gustó que haya directores técnicos, sino meros entrenadores de martes a domingo, sin más. Pero una persona que entrena a un equipo sin una pizca de autonomía profesional y sin una valija de conocimientos de táctica y psicología de grupo no es un director técnico. Es otra cosa (es el tipo que va a las conferencias de prensa a pasar vergüenza). No obstante, lo paradójico de todo esto es que Boca, que hace años no tiene director técnico, hace también años que viene ganando la mayoría de los torneos locales. Es decir que se puede ganar incluso sin un director técnico; ¡vaya descubrimiento! Cierto que muchos fueron copas menores o campeonatos gracias a que Armani atajó un penal, algo que sucede cada muerte de obispo. Y también es cierto que antes, con Battaglia, como ahora con Ibarra, a mediano plazo Boca tiende a darse de cabeza y a caer en el desastre. No tengo la menor duda de que si Boca hubiera tenido director técnico le habría ido mucho mejor. Pues hay que mirar hacia el lado de Riquelme y su necesidad de que nadie le haga sombra para entender lo errático del Boca de estos años (pienso en mi amigo S.D. diciéndome: “Le estás haciendo el juego al macrismo con esas críticas”. Quiero ser claro: antes de votar al macrismo, prefiero que me secuestren y nadie pague mi rescate. 

Pero la obligación de cualquier escriba reside en decir la verdad). 

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Ya sin espacio, cualquiera de estos días volveremos sobre otros aspectos de qué es un director técnico, por ejemplo en Europa, donde se parece más a un gerente que a un entrenador de equipos de fútbol.