Madrid (dpa) - La Fórmula Uno vivió en 2006 una de sus
temporadas más emocionantes en muchos años y los resultados estuvieron a la altura de sus dos
grandes protagonistas en el final de una era: Fernando Alonso confirmó que es la máxima estrella
del presente y Michael Schumacher dijo adiós con toda la gloria.
Grandes maniobras, polémicas, enfrentamientos, sanciones y sobre todo muchas y buenas
carreras revitalizaron la máxima competición del motor, que coronó a Alonso como campeón por
segundo año consecutivo, con Schumacher subcampeón.
Tanto el español como el alemán vivieron y depararon a los espectadores un año repleto de
pasión. Renault arrancó mejor el año y ALONSO llegó a construir una ventaja de 25 puntos sobre
Schumacher en junio, después de sumar en Montreal su sexto triunfo en nueve carreras.
Todo parecía decidido, pero Schumacher y Ferrari reaccionaron y se impusieron en cinco de los
siguientes siete Grandes Premios. Sólo quedaban dos carreras y los dos estaban empatados a puntos.
El momento decisivo llegó en el Gran Premio de Japón, cuando el Ferrari del alemán se rompió cuando
lideraba la prueba y entregó el triunfo y gran parte del título al español.
Esa fue la historia por encima, pero casi cada día del año tuvo su intrahistoria. Como en
Mónaco, cuando Schumacher "estacionó" su coche en la Rascasse en la clasificación para impedir que
nadie mejorase su tiempo y fue sancionado con salir al final de la parrilla. Alonso lo llamó
después "el piloto más antideportivo de la historia". O en agosto, cuando la Federación
Internacional de Automovilismo (FIA) prohibió controvertidamente el compensador de masas de Renault
y obligó al equipo francés a reconsiderar las suspensiones de su bólido mediada la temporada y
jugándose el título.
El increíble mes de agosto deparó más momentos para el recuerdo como el Gran Premio de
Hungría, señalado por algunos como la mejor carrera de los últimos 20 años. Alonso y Schumacher
fueron sancionados en la calificación, el español remontó furiosamente en la salida hasta que un
error de sus mecánicos lo dejó fuera de carrera, el alemán cometió varios e inusuales errores para
terminar octavo, y el triunfo sonrió al fin al británico Jenson Button en su Gran Premio número
114.
Y cerrando el mismo mes Alonso y Schumacher vivieron su mayor duelo cara a cara en el Gran
Premio de Turquía. Con un coche inferior, el de Renault aguantó magistralmente quince vueltas con
el Ferrari de su rival pegado a su alerón trasero.
Una nueva sanción a Alonso en Monza hizo estallar al español: "No considero ya la Fórmula Uno
un deporte". Sus iras quedaron opacadas por el anuncio de "Schumi" tras ganar la carrera: "Lo dejo
al final del año".
El último gran momento del año llegó en el Gran Premio de Brasil, un broche digno de una
temporada brillante. Alonso logró el título con su segundo puesto, pero Schumacher demostró en su
última carrera por qué es el piloto con mejor palmarés en la historia de la Fórmula Uno: dos
remontadas, un puñado de brillantes adelantamientos y un cuarto puesto que dejó boquiabiertos
incluso a sus más acérrimos detractores.
El ex campeón Niki Lauda no dudó: "Es el más grande. Nadie podrá igualarlo mientras vivamos".
El mismo Alonso reconoció indirectamente la grandeza de su rival: "Mis dos títulos mundiales tienen
mucho más mérito porque los logré con Michael en la pista".
Siempre le criticaron que su obsesión por ganar le llevó a bordear continuamente, y muchas
veces a superar, los límites del reglamento. Pero lo que es indiscutible es que sus números hablan
por sí solos: siete títulos mundiales, 91 victorias en Grandes Premios, 68 "pole positions", 1.364
puntos mundialistas en 16 años en la Fórmula 1, 154 ocasiones en el podio, 73 veces vueltas rápidas
en carrera, y 22 "hat tricks" (pole, vuelta rápida y victoria).
Pero si la emoción fue la constante, también hubo momentos en 2006 para las decepciones. Y
ninguna más grande que la "fuga" de Juan Pablo Montoya, que en julio rompió su contrato con
McLaren-Mercedes y abandonó por la puerta de atrás una Fórmula Uno que lo había recibido a lo
grande cinco años y medio antes. La NASCAR estadounidense es ya su refugio dorado.
La huída del colombiano le privará de vivir la nueva era que se abre. Porque en 2006 se cerró
una época, y no sólo con el adiós del "Emperador" Schumacher. En 2007 el "rey" Alonso empezará de
cero en McLaren y el "príncipe" Kimi Raikkonen se sentará en un Ferrari, donde se encontrará con el
piloto que más sorprendió este año, el brasileño Felipe Massa.