DEPORTES
superclasico dolarizado

BOCA-RIVER: Un partido de pizarra

Los dos clubes admiten que será difícil retener a las estrellas que jugaran hoy en la bombonera. con el dólar alto y la tentación del exterior, solo quedará el peso de la vidriera.

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Gustavo Gómez fue un visionario. Cuando en julio Boca intentó contratarlo por enésima vez, el defensor paraguayo exigió un contrato con el dólar libre. Quería que el mercado determinara cuántos pesos debía cobrar. En las oficinas de la Bombonera escucharon las exigencias del ex Lanús y salieron espantados. De haber rubricado el vínculo, cuenta alguien que sigue de cerca la economía del club, “hoy sería el jugador mejor pago del fútbol argentino”.

Con los planteles más caros de la Superliga, Boca y River se miden hoy en un partido plagado de futbolistas extranjeros, jugadores repatriados del fútbol europeo, y joyas con estela para brillar en los campeonatos más importantes del mundo. Con un dólar cercano a los 40 pesos y una economía en llamas: ¿puede ser este el último Superclásico por el torneo local con figuras de alto vuelo? ¿Cuánto va a cambiar la fisonomía de los equipos más importantes del país a partir de enero?
“Argentina seguirá siendo un destino atractivo para los jugadores sudamericanos porque es la mejor vidriera para el fútbol europeo. Los jóvenes vienen acá a mostrarse”, dice un directivo de Boca que pide reserva. El Xeneize, además de acopiar el talento de Cristian Pavón, tiene seis extranjeros y otros cinco profesionales argentinos que pasaron por Europa en sus filas. Sus contratos están entre los más altos del plantel. El límite del dólar que firmaron en sus vínculos quedó desfasado. En los acuerdos más caros el tope ronda los 25 pesos, casi un 40% menos que el valor actual de la moneda. El único profesional que cobra su salario en dólares y sin restricciones es el uruguayo Nahitán Nández, quien ni siquiera está entre los mejores remunerados del plantel.

“Tenemos muchos representantes golpeando la puerta y reclamando por el dólar”, dijo Daniel Angelici, el presidente del club, a principios de septiembre. Los agentes podrán seguir golpeando la puerta. No los atenderá nadie. Ningún profesional tendrá una mejora contractual. Aquel que quiera irse para no perder poder adquisitivo deberá acercar una propuesta que satisfaga a los dirigentes. “Somos Boca, y el jugador no decide cuándo se va”, afirma el mismo directivo.

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River también tiene un plantel repleto de estrellas. Marcelo Gallardo cuenta con seis extranjeros, siete hombres que pasaron por Europa, y otro grupo tentador para el Viejo Continente. “Es un tema crítico que tendremos que resolver”, apuntó Rodolfo D’Onofrio cuando el dólar estalló. El escenario preocupa mucho en Núñez. Saben que ya no podrán buscar futbolistas argentinos con presente europeo, que los extranjeros de jerarquía serán más difíciles de seducir, y que la situación financiera del club obliga a mantener el equilibrio. Será un período de transferencias austero: otro más, como a mediados de año, cuando no arribó nadie.

Los dirigentes harán esfuerzos por retener a los hombres más importantes del plantel. No pueden hipotecar los números del club, pero tampoco la realidad deportiva. A diferencia de lo que ocurrirá en Boca, D’Onofrio encabezará las negociaciones para intentar solucionar la brecha económica. Quiere hacerlo antes de las vacaciones de verano, antes de que las ofertas lleguen en un vendaval irresistible para los jugadores. En el Monumental saben que a algunos futbolistas será imposible  conservarlos. De todos modos, pretenden armar un plantel acorde a la historia de la institución.

Más ingenio. River saldrá a rastrear las piezas faltantes en el fútbol argentino. Creen que es esa la oportunidad en medio de esta crisis. El panorama puede provocar la salida forzada de algunas figuras del campeonato local cuyos contratos se transformen en inviables para los clubes dueños de sus pases. Lo que no harán es buscar soluciones en el exterior, a menos que sean futbolistas en ascenso y necesitados de revalidar credenciales antes de emigrar a Europa, y estén dispuestos a venir por poco dinero. Mientras el dólar continúe siendo un monstruo incontrolable, Brasil y México ya no serán mercados abiertos. Los argentinos excluidos en el fútbol europeo tampoco serán potables.

Boca planea sostener la estrategia que implementó en los últimos mercados de pases: “Iremos a buscar a jugadores desconocidos para el público general, tal como lo hicimos cuando trajimos a Nández, Villa, Fabra y Barrios. Como somos una vidriera, muchas veces nos acercan propuestas interesantes. Tendremos que tener un ojo clínico para elegir bien. Ahora, a aquellos jugadores que jueguen en selecciones latinoamericanas, será imposible traerlos”, advierte un dirigente del club. En 2019, buscar a los Gustavo Gómez no será una opción viable.