“Esta generación llega con una carga de muchos años sin títulos, de ocho entrenadores en once años, de seis finales perdidas y de tener al mejor jugador del mundo en el plantel y no poder aprovecharlo. Miedo tenemos todos, y los jugadores argentinos no son la excepción. El tema es cómo se sobreponen a eso y cómo hacen para que no se inhiban ni los afecten mental y deportivamente”, afirma el licenciado Marcelo Roffé, psicólogo deportivo que trabajó con las selecciones de Argentina y Colombia, y agrega: “Sampaoli reconoció que la presión es real pero que no nos puede bloquear. Buen diagnóstico y ojalá se logre, pero con la ayuda de un psicólogo deportivo el presente sería diferente, ya que en el alto rendimiento el entrenamiento invisible incluye herramientas psicológicas para mejorar el foco atencional, aprender a convivir con las presiones y mejorar la toma de decisiones. Así se reduce el margen de error, y eso es lo que hace la diferencia”.
No muy diferente es la opinión de su colega Gustavo Ruiz, quien a pesar de todo se muestra optimista de cara al futuro. “Ningún deportista logra alcanzar su máximo rendimiento cuando está ansioso, tenso o rígido, como lo están los jugadores argentinos frente a la presión que sienten ante el temor de no clasificar al Mundial. El cuerpo lo siente también en su coordinación fina y la mente lo percibe en la toma de decisiones, en la inestabilidad emocional y en las dificultades para adaptarse a las circunstancias que surjan. La situación es complicada, pero con un trabajo serio y mancomunado se puede revertir”, explica el autor del libro La cabeza del campeón.
Por último, para el ex entrenador de Las Leonas Gabriel Minadeo, lo fundamental es que los futbolistas recuperen la alegría de jugar y la confianza, tanto en sí mismos como en el grupo: “El jugador nunca tiene que olvidarse de divertirse. El placer por jugar nunca tiene que ser inferior a la presión. Si el jugador entiende esto, no hay presión que valga ni lo afecte. Esta situación se revierte de un momento a otro, sólo es cuestión de que entre ellos haya una unión verdadera y se comprometan grupalmente a salir adelante. No tengo ninguna duda de que estos jugadores no se olvidaron de jugar al fútbol, sólo tienen que sacarse de encima la mochila de la presión por los resultados numéricos”.