Juan Manuel Fangio es sinónimo de gloria, no sólo por lo cinco títulos obtenidos en la F1 de los años ’50, que mucho distaba de las condiciones con las que hoy se practica el automovilismo, sino también por su inigualable trayectoria sobre las pistas y su infinita humildad. “Hay que intentar ser el mejor, pero nunca creerse el mejor”, solía decir, al tiempo que llevaba el nombre de la Argentina a lo más alto del deporte mundial.