Ni la cultura atlética ni los factores sociales y económicos pueden explicarlo, por lo que es la pista genética que se entreveía en los años 50 la que se sigue ahora para descubrir los secretos del dominio actual de Jamaica en el sprint mundial.
Comparando a atletas de diferentes orígenes geográficos, recientes estudios de las Universidades de Glasgow y de West Indies de Mona (Jamaica) demostraron que, frente al 30 por ciento de un grupo de atletas australianos, el 70 por ciento de los jamaiquinos presentaban una sustancia, el actinen A, indispensable para la contracción de las fibras musculares rápidas de las piernas.
Fallecido el año pasado, el gran Herb McKinley participó en ese estudio. Perteneció al equipo jamaiquino que, en su estreno olímpico, impresionó al mundo entero en los Juegos de Londres de 1948 y luego en los de Helsinki. Junto al gigante (1,94 m) Arthur Wint, crack de 400 y 800 m, anunciaba lo que llegaría después con Usain Bolt (1,96 m), el nuevo dueño del récord del mundo de 100 metros (9.72).
Entretanto, la diáspora también dio buen número de campeones, como el canadiense Donovan Bailey, el británico Linford Christie o la estadounidense Sanya Richards, favorita para los 400 metros en Pekín. Si bien adoptaron luego esas nacionalidades, todos nacieron en Jamaica.
Con sus 2,7 millones de habitantes, la isla caribeña tiene predilección por las carreras cortas de atletismo. Pero, para explicar el porqué de éxitos como el obtenido por Usain Bolt, más que en ello hay que pensar en su pasado y su población compuesta sobre todo por descendientes de esclavos negros del Africa occidental.
"Eran hombres fuertes con un pie adaptado para las carreras en la sabana, un pie muy abierto. Sólo los más resistentes de esa trata de negros sobrevivían a la travesía y los plantadores de Jamaica contaban con los mejores, porque la primera escala era su isla", recuerda Carlo Vittori, ex entrenador del sprint italiano.
Más que en la fuerza de los músculos y la selección natural, no obstante, Vittori cree en la importancia de la educación y en la "motivación psicológica que estimula las hormonas y en particular la testosterona".
Esa cultura del sprint se respira a fondo en Jamaica en las competiciones reservadas a las High Schools de enseñanza secundaria, que cada año llenan el estadio de Kingston en un gran evento nacional según un periodista local. "Desde los 13 ó 14 años, se detecta a los mejores y se les selecciona. Que yo sepa, no existe nada comparable en todo el mundo", explica.
Para esos jóvenes, triunfar en las pistas es la mejor manera de cambiar su vida y la de sus familias.
Fuente: AFP.