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De Italia a Brasil: 18 días en barco

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Travesía mundial. De Italia a Brasil, 18 días en barco. | cedoc

Los entrenamientos se hacían en la cubierta y correr era casi imposible: por las dimensiones y por los sacudones que generaba el mar abierto, cada movimiento debía ser medido. Muchas pelotas se perdieron: un error de cálculo hacia que se fueran al agua. El mediocampista Egisto Pandolfini contó que se habían perdido 50. Las 50 que habían llevado. Y que por esa razón, en los últimos días no pudieron ni patear.

Hoy parece una distopía, pero la selección de Italia campeona del mundo viajó de ese modo para defender su título en el Mundial de Brasil 1950. Cruzó el Atlántico en el buque Sises durante 18 días, desde el puerto de Nápoles hasta el de Santos, una de las terminales a las que llegaba ese barco que, entre 1949 y 1960, trajo italianos a los principales puertos de Sudamérica.

Pero aquella vez no había inmigrantes que huían de la guerra o del hambre: había una selección de fútbol que 12 años atrás había salido campeona del mundo, y que un año antes había sufrido la peor tragedia que se recuerde: el avión en el que viajaba el equipo del Torino, multicampeón italiano y la base del equipo nacional de Italia, se estrelló contra la Basílica de Superga, en Turín. Hubo 31 muertos, de los cuales 18 pertenecían al mítico equipo turinés, la mayoría también integrantes de la Azzurra.

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Por aquel accidente, la selección italiana decidió viajar a Brasil en barco. El miedo aún estaba latente. Pero el viaje fue acaso el factor determinante para que la campeona del mundo –que había ganado los mundiales de 1934 y 1938 antes de que se interrumpieran las competencias por la Segunda Guerra Mundial– tuviera una pésima actuación en Brasil. La travesía en el Sises fue traumática y cansadora. En un documental que en 2010 hizo la Unione Italiana Sport Per Tutti, Pandolfini dijo que aumentó tres kilos y que casi no podían entrenarse: “Dormíamos casi todo el día”, contó en ese documental.

La única parada fue en Las Palmas, donde jugaron un amistoso. Todo el resto de la preparación fue a bordo del Sises, un barco que, según los datos que se rescatan de internet, arribó al puerto de Buenos Aires 36 veces y transportó a un total de 8.241 pasajeros de Italia a la Argentina. El Sises no era de los barcos del horror en que llegaban inmigrantes a fines del siglo XIX.

En 1888, en el barco Matteo Bruzzo, que unía Génova con las costas de Brasil, murieron 18 inmigrantes por falta de comida. Otros 27 por asfixia en 1889 sobre el Frisca. El médico Teodoro Ansermini, que prestaba servicio sobre la nave Giava, con destino a Buenos Aires, detalló la falta de higiene, el hacinamiento de enfermos y la falta de agua y aire fresco. En ese viaje en el Giava, varios pasajeros enfermaron de tifus, viruela y difteria. En el Sises no: había más comodidades, pero no las suficientes como para entrenar a una selección campeona del mundo. El resultado, entonces, no sorprendió a nadie: Italia quedó eliminada en la primera ronda, que compartía con Suecia y Paraguay. En el regreso, quizá por la odisea que había significado el viaje de ida, el miedo se disipó: salvo el arquero Benito Lorenzi, todos los jugadores volvieron en avión.