Fabián Alberto Cubero juega en un puesto (de cuatro) que en el fútbol nunca ha dado para demasiados lucimientos. De acuerdo, está Zanetti, el Negro Ibarra en Boca, pero no por nada el ya mítico Eber Ludueña hizo famoso el puesto de lateral volante como el lugar donde la infracción se vuelve rutina y la garra, la única habilidad.
De todos modos, Cubero no lo hace tan mal. Incluso, algunos dicen que está en su mejor momento; esto es, que no pega más de la cuenta. Claro que, si hablamos de pegar, Cubero la pegó cuando conoció a Nicole Neumann. Aunque no sea su costumbre, parece que el defensor pasó al ataque y, frente al arco, sólo tuvo que empujarla.
Así nació uno de los romances escándalo del año: dicen que la modelo/vedette y el jugador pelotean de lo lindo.
Y claro, suele suceder: el levante inesperado y la súbita fama conseguida, se le subieron a la cabeza y hoy el velezano trasunta las canchas con ganas de dormir al primero que se le cruce. Sucedió el último domingo cuando, jugando contra Boca, primero tiró el balón lejos y luego salió expulsado por dejar en posición horizontal a Palermo. ¿Fue el hecho de que sea rubio lo que lo hizo confundir?
Las cosas no parecen estar saliéndole bien a Poroto, pero no debería quejarse: después de todo, expulsó de la cancha de Nicole a Nacho Herrero y éste ni siquiera puede hacer su descargo en el Tribunal de Disciplina.
En fin, que no debería ponerse mal. Como decía Pancho Ibáñez, "todo tiene que ver con todo": las últimas declaraciones de Cubero al salir de la Bombonera fueron “me voy recaliente”.
Nicole, atendé el teléfono...