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El barra de Corinthians con ADN de Palmeiras

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— ¿Sabés que sos adoptado?

La vidente lanza la bomba así, sin filtro, sin reparos. Jamelão, el líder histórico de la barra de Corinthians, queda en shock. Había ido por una consulta casi ingenua: quería saber si el hijo que espera con Sandra, su pareja, es niño o niña. Pero se encontró con esta revelación inesperada. La adivina, ajena al sacudón que le provocó a Jamelão, sigue tirando cartas. Y suma otro dato:

— Sos hijo biológico de alguien vinculado al fútbol.

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El barra está desconcertado. Las preguntas, las dudas, las sospechas lo atraviesan. Todavía no sabe que va a quedar en el centro de una historia que lo va a llevar hasta el corazón del Palmeiras, ese club al que odia.

Lo primero que hace Jamelão cuando abandona a la vidente es interrogar a su madre. Ella le confiesa la verdad: fue abandonado en un hospital, allá por 1971. Necesita saber más. Pregunta, insiste. Entonces ella le confiesa quién fue su madre biológica. Jamelão arranca con la búsqueda. Consigue la dirección, en una ciudad a 300 kilómetros de San Pablo. Llega, toca el timbre y se sobresalta: el muchacho que lo recibe, tal vez hermano suyo, tiene puesta una camiseta del Palmeiras. La pesquisa arrancó con ciertos obstáculos.

Después de una breve charla Jamelão se entera de que su madre biológica había muerto hacía dos años y que ese muchacho, que efectivamente es su hermano, integra la barra del Palmeiras. Ahora le queda averiguar la identidad de su padre. Y allá va, a preguntarle a una tía que, por supuesto, no conoce. La tía le ofrece una pista: tal vez sea José Mansur, un dirigente del Corinthians que tiene una pésima relación con la barra. Pero a Jamelão no le importa y lo va a ver.  Mansur niega su paternidad, pero conoce la identidad del verdadero padre.

— Es César –confiesa el dirigente.

— ¿Qué César?

— César, el Loco.

Esto es demasiado: César Augusto da Silva Lemos, el Loco, fue uno de los jugadores más importantes en la historia del Palmeiras. En seis años convirtió 182 goles, 13 al Corinthians.

Jamelão llega hasta ahí. No quiere buscarlo, no puede enfrentar semejante realidad. El tipo, líder de la barra de Corinthians, se entera de que es hijo de una gloria de Palmeiras. Es demasiado.

En junio de 2012 Corinthians disputa la final de la Copa Libertadores con Boca. El primer partido es en la Bombonera. Jamelão, a esta altura un ex barra brava, viaja a Buenos Aires. Y vuelve a Brasil contagiado de gripe porcina. Muere unos días después. Cuando su padre entra al velatorio queda cubierto por murmullos. Algunos conocen la historia, otros no. Hasta que César, el Loco, abraza a su nieto, un muchacho que veinte años atrás había motivado la visita de Jamelão a la vidente.