Mira, piensa, analiza, devuelve sentencias como si fueran pases de gol. Martín Caparrós vive como Juan Román Riquelme, ese alter ego que juega como Caparrós se jacta de vivir. Hay un instante en la vida en que, sin embargo, el escritor deja de vivir así, como juega Riquelme. Y es justamente cuando va a la cancha a ver al diez de Boca y compañía: “Es la salvajería feliz”, resume.