Maximiliano Caldas podría caminar por cualquier avenida de la Argentina y difícilmente alguna persona lo reconocería. No le pedirían autógrafos o que posara para una foto. Sin embargo, en Holanda -el país en el cual vive, ha formado una familia y trabaja- fue recibido como un héroe tras su vuelta de Londres. Tal fue la magnitud de los festejos que tuvo que escaparse por una puerta lateral para poder reencontrarse con su familia.