DEPORTES
leo ponzio

El fiel apóstol del muñeco

El mediocampista sumó 15 títulos con River y está a uno de Ángel Labruna, el más ganador de la historia. Clave aunque no juegue, para Gallardo es determinante en la construcción del proyecto.

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Traigan vino. Ahora sobran copas en las vitrinas de River. Ponzio fue clave en este ciclo. | prensa river

Hay un momento exacto en que una persona se adueña de la historia? ¿En qué instante se traspasa la frontera del tiempo? Quizás Leonardo Ponzio no se lo puso a pensar, pero desde el jueves a la noche, mientras saltaba y festejaba en Santiago del Estero un nuevo título con River, su nombre ingresó en ese círculo perdurable al que casi nadie ingresa. 

Con 15 estrellas con la camiseta de River, el mediocampista se convirtió en el segundo jugador más ganador de la historia del club. Detrás de él solo hay un nombre, que también es bandera y hasta el puente que conecta al Monumental: Ángel Labruna.

Es cierto que Ponzio no es titular desde hace un tiempo largo, pero su participación en el plantel y en el proyecto de Marcelo Gallardo excede a lo deportivo. Por eso para el técnico siempre fue determinante incluso en el banco. El hombre nacido en Las Rosas, en la provincia de Santa Fe, el que dijo hace poquito que quizás este año sea su último como futbolista profesional, es el referente del grupo desde su regreso a Núñez, allá por 2012, cuando el club estaba en las antípodas de lo que es hoy: jugaba en el Nacional B y en cada partido se podía caer el mundo. 

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Desde esas cenizas Ponzio y River construyeron este presente. Primero con Ramón Díaz, y luego a partir de la llegada de Gallardo, el entrenador que revolucionó y logró el mejor ciclo de la historia de la institución. Porque Gallardo no solo se aboca a lo visible, que sería lo deportivo, sino a lo macro, lo que probablemente se ve menos: desde el césped del Monumental –por un pedido insistente de él la dirigencia encaró la reforma– hasta la construcción de un proyecto de inferiores.

En ese esquema, en ese proyecto de poder deportivo, Ponzio figura como uno de los ministros de Gallardo en el plantel de Primera. Y la prueba del jueves lo homologó (aunque no hacía falta): el DT lo hizo entrar a falta de ocho minutos más como tributo que como decisión táctica. Ponzio entró por Enzo Pérez, una de las figuras de la noche, y luego, en los festejos, no celebró con su camiseta, sino con la de Javier Pinola, quien sufrió una fractura el antebrazo derecho y estará varios meses afuera. 

En ese mensaje a Pinola –y en el de Enzo Pérez a Montiel, también ausente por padecer mononucleosis– había un simbolismo: aunque a veces ni siquiera entre a la cancha, Ponzio es clave en River. Para la construcción del plantel, para la consolidación de un proyecto y para sostener a los compañeros cuando lo necesitan.

“Vamos a ver en junio cómo estamos, cómo seguimos. Desde acá a lo que me quede, que puede ser junio o diciembre. Disfruté muchísimo y pienso que todo tiene un final”, dijo Ponzio hace apenas diez días. Con 39 años, el futuro en Las Rosas –es el flamante vicepresidente de Williams Kemmis, el club de su pueblo– y a un título de igualar al más ganador de la historia, quizás ese tiempo se estire. Todo dependerá de él. Pero él sabe que para este River la próxima estrella siempre está ahí, al alcance de la mano.