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El goleador del Napoli campeón que soñaba con encontrar unos botines mientras revolvía basura

El nigeriano lleva 22 goles en la Serie A que acaba de ganar el Napoli luego de 33 años. Como la de Maradona, su historia está marcada por la pobreza: nació en Lagos y de chico iba a rebuscárselas al basural a cielo abierto más grande de ese país, en el barrio de Olusosun. “A veces encontraba un Adidas viejo para el pie derecho... y otro Reebok, pero para el izquierdo. Era pura supervivencia”, declaró. Ya en Nápoles, después de varios tropiezos en Francia y Bélgica, sufrió múltiples fracturas en su cara. Su máscara, ahora, es un símbolo de esta felicidad napolitana.

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Victor Osimhen. | AFP

La de Victor Osimhen no es la misma historia que la de Diego Maradona, pero podría serla. Podría porque es la historia de cualquier chico pobre de un país periférico que sueña con jugar al fútbol y, luego, que el fútbol lo saque de esa condición. Si Diego nació y vivió en Villa Fiorito, Osimhen nació y vivió en Olusosun, un barrio de Lagos, la ciudad más poblada de Nigeria, conocido por tener uno de los basurales a cielo abierto más grandes de África.

Osimhen vendía bolsas de agua por las calles de Lagos, pero sobre todo iba a revolver la basura con la esperanza de conseguir algo para vender, para comer o para vestirse y jugar al fútbol sin estar descalzo. Fue ahí, en Olusosun, donde aparecieron sus primeros botines. Estaban rotos, pero para Osimhen brillaban. “A veces encontraba un Adidas viejo para el pie derecho... y otro Reebok pero para el izquierdo. Lo veía como un juego, pero era pura supervivencia”, le contó hace unos meses a medios europeos. 

El nigeriano hizo el gol del empate ante el Udinese que le permitió al Napoli ganar el Scudetto luego de 33 años. Es obvio que está lejos de conseguir lo que consiguió Diego, sobre todo por su aura extrafutbolística, pero se convirtió en uno de los emblemas de este Napoli campeón: el ídolo palpable para las nuevas generaciones de hinchas napolitanos. Disputa ese idilio con el georgiano Kvaratskhelia, aunque Osimhen tiene una ventaja: lleva convertidos 22 goles en el torneo y podría convertirse en el primer africano goleador del calcio. Todavía faltan cinco fechas para eso, tiene a tres goles de distancia a Lautaro Martínez, pero la recompensa es suculenta. Si lo logra, el nigeriano se uniría a Van Basten (Milan en 1992), Trezeguet (Juventus en 2002), Shevchenko (Milan en 2004) e Ibrahimovic (Inter en 2009), los únicos cuatro jugadores que, en los últimos 30 años, ganaron el Scudetto y también el título simbólico de Caponannoniere en una misma temporada.

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Revanchas. Osimhen se formó en la Strikers Academy de su ciudad natal, y el 5 de enero de 2017, una semana después de cumplir 18 años, firmó con el Wolfsburgo de Alemania. Lo que parecía una estadía promisoria, se convirtió en algo intrascendente: el club alemán, donde casi no jugó, lo cedió a préstamo en agosto de 2018 al Sporting de Charleroi.  El portal francés ‘L’Equipe’ lo definió como el jugador que pasó “de ser el máximo goleador del Mundial 2015 a un tío al que el teléfono nunca le suena”.

Antes y después, varios equipos de Alemania y Bélgica no lo aceptaron por problemas en la revisación médica. En 2018, por ejemplo, se enfermó de malaria, una enfermedad ocasionada por el parásito Plasmodium y transmitida por la picadura de un mosquito infectado, lo que le impidió pasar la revisión médica en el Zulte-Waregem. Pero fue en Bélgica, muy lejos de su tierra, donde brilló: terminó la temporada con 20 goles en 36 partidos, y el club hizo opción de la compra de 3,5 millones que había acordado con el Wolfsburgo. Más tarde fue comprado por el Lille, donde hizo 18 goles en 38 partidos. 

Esa temporada en Francia le sirvió para que el Napoli invirtiera 60 millones de euros en su pase. El club napolitano lo compró y a partir de ahí, lentamente, el nigeriano fue transformándose en una pieza clave del equipo. Esos mismos clubes que hasta hace algunos años lo rechazaban, ahora preguntan por su pase con el interés de comprarlo. Quizás por eso, y porque también sabe lo que significa para este Napoli campeón, el presidente Aurelio de Lauretiis fue tajante ante los rumores que hay sobre Osimhen: “No lo venderé”, sentenció.

“Nada era sencillo para nosotros. Si hoy no estuviera jugando al fútbol, seguro que estaría vendiendo cosas para ayudar a mi familia”, le dijo Osimhen al diario The Independent. Aun en la gloria y el idilio creciente napolitano, Osimhen tuvo que sortear otro obstáculo: jugar con una máscara para protegerse su cara, luego de que en noviembre de 2021, un fuerte golpe contra el defensor del Milan, Milan Skriniar, le provocó múltiples fracturas, sobre todo en el pómulo izquierdo. Su cirujano, Gianpaolo Tartaro, detalló las complicaciones que obligaron a su paso por el quirófano en charla con Station Radio: “La lesión no fue una simple lesión en el pómulo, sino que también afectó a varios huesos de la cara. No fue una lesión por choque, sino compresión: la fuerza cinética generada por el aplastamiento de la cara de Osimhen contra la de Skriniar provocó un daño devastador. Para curar las fracturas tuve que insertar seis placas y 18 tornillos”. Cuando volvió, Asimhen se hizo reconocible por esa mascara que ahora es un símbolo, una estatua y también un recuerdo de la felicidad que alguna vez representó Diego.