DEPORTES
Sudfrica 2010

El neuquino que se "coló" en dos mundiales va por el tercero

Carlos Monsalve vio la final del '98 por cinco dólares y asegura que él es "la cábala" para ganar la Copa. Cómo sobrevive en Sudáfrica con dos entrañables desconocidos. Video. Galería de fotos

En su tercer mundial "de colado", este hincha afirma: "Soy la cábala para ganar la Copa".
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El mundial está lleno de argentinos. Hinchas que llegan solos a Sudáfrica y al ver una camiseta celeste y blanca encuentran un amigo con quien compartir gastos, anécdotas, partidos y todo el color que un campeonato de fútbol de este nivel tiene. Ese es el caso de Carlos Monsalve, un nuequino de la pequeña localidad de Chos Malal, que estuvo en dos mundiales y una olimpíada; Julio Miragle, originario de Viale, Entre Ríos, y José Jamad, de Santa Rosa, La Pampa, tres argentinos inseparables desde que se cruzaron en Johannesburgo.

El hincha colado. Carlos no puede borrarse la sornisa de la cara. Está feliz y se nota. Extiende para la foto la bandera que se trajo desde Chos Malal, un pequeño pueblo neuquino de 10 mil habitantes, que dice "La banda del Indio" y afirma que todos los sudafricanos son hinchas argentinos: "Cuando nos ven, dicen: 'argentino, amigo, amigo'".

Sudáfrica 2010 no es el primer mundial de Carlos. Ya viajó al de Francia en 1998 y al de Alemania en 2006. Además logró llegar a los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004. Y a los tres eventos accedió de la misma manera: de colado.

"En Francia '98 entré colado y vi la final del mundo por cinco dólares", recuerda. "En Alemania, conseguí una (entrada a un sólo partido) y vi cómo Argentina quedó afuera por penales", agrega y con picardía señala: "Soy la cábala para ganar la Copa".

Carlos no está sólo, lo acompañan Julio Miragle, un entrerriano que debuta en los mundiales, y José Jamad, quien todavía habla  cansado tras el viaje desde Argentina (llegó ayer). "Me encontré con que no nos entienden, pero la gente es buena, igual que nosotros", desliza con su tonada y aclara que viven a "pasitos" del Soccer City, el estadio donde se inaugurará el Mundial.

"No, no hicimos asadito, pero sí otras comidas populares con los amigos en Soweto. Almorzamos todos juntos con una barra de argentinos y la pasamos muy bien". José María lo único que quiere es mandarle saludos a la familia, decir que llegó bien, aunque "medio perdido", según sus propias palabras. "Vinimos separados pero ahora estamos más juntos que nunca", resume mirando a sus nuevos amigos.

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Ahora el trío comparte un mismo sueño: permanecer hasta el 12 de julio, juntos, en Sudáfrica. Eso querrá decir que Argentina llegó a la final y que ellos también lo lograron. Y sueñan que sea para llevarse la copa a casa.

 

(*) de la redacción de Perfil.com, enviado especial a Sudáfrica.