Los gestos de austeridad que inhabilitaron a los principales funcionarios a viajar a Rusia por pedido explícito de Mauricio Macri –con excepciones como la de Gustavo Arribas, que vio el duelo contra Islandia en Moscú– no hicieron que el Gobierno se desentendiera de la crisis que vive la Selección en el Mundial. La preocupación empezó el mismo jueves, cuando el Presidente observó en el salón comedor del área presidencial, junto a Juliana Awada y parte de su círculo político más íntimo, como el equipo de Jorge Sampaoli se desvanecía en el 0-3 contra Croacia.
Como todos los argentinos que lo vieron frente a la pantalla, y también como los que estuvieron en las tribunas del estadio de Nizhni Nóvgorod, Macri también está preocupado por el rendimiento del equipo, la ausencia de Lionel Messi y las indecisiones del técnico. Las personas que lo rodean se lo contaron a PERFIL con un detalle: si siempre intenta cautivar o romper el hielo a través de charlas futboleras o chicanas de tribuna, entre jueves y viernes, el puntapié de cada reunión era cómo destrabar el futuro del equipo nacional en el Mundial. Quizás recordó aquella frase que le dijo a Vladimir Putin en enero, durante su visita oficial a Rusia. “Vamos por todo. Y si llegamos a la final, vuelvo. Lo importante es competir bien. Dios y Messi dirán si podemos ganar el Mundial”. Macri sueña con eso: con estar en el palco junto a Gianni Infantino y replicar a gran escala lo que hizo con Boca antes de iniciar su carrera política. Ni la devaluación, ni la crisis económica podrá evitar esa foto que su predecesora Cristina Fernández de Kirchner siempre desdeñó.
Tilde azul. El viernes, luego del triunfo de Nigeria frente a Islandia que revitalizó las chances de avanzar a los octavos de final, Macri se contactó con Sergio Agüero para darle aliento. “¿Cómo está Lio? ¿Cómo está el ánimo del equipo?”, le escribió el Presidente al delantero, compañero de cuarto de Messi y con el que el presidente había hablado un rato largo antes de que el plantel viajara a Barcelona para preparar el Mundial. Agüero es el hombre del Presidente dentro del plantel. De hecho, prefirió contactarlo a él antes que a Claudio “Chiqui” Tapia o Daniel Angelici. En su respuesta, Agüero admitió que el ánimo del equipo no era el mejor, pero le transmitió esperanza. Y aprovechó para desmentirle que hubiese un golpe de estado motorizado por los jugadores para desplazar a Sampaoli, como instalaron algunos programas de TyC Sports ayudados por videos y audios viralizados en redes sociales. Fue una respuesta protocolar. Pero al menos desmontó rumores. Para lo otro, el Presidente tendrá que esperar, como todos los argentinos, a lo que suceda el martes.