A Independiente no le costó nada. Apenas unos minutos de paridad que se parecieron mucho a un espejismo. El tiempo, después, se encargó de hacer realidad lo previsible: fue 4 a 0 y festejo para los hinchas del rojo, que pudieron ver a su club como visitante en Misiones. La diferencia en el resultado refleja con bastante precisión la actualidad de uno y de otro equipo.
Crucero del Norte esbozó algo al principio, pero después terminó como lo que es: un conjunto derrotado, ya hundido en la Primera B Nacional desde hace dos semanas. En ese arranque, Martín Benítez fue protagonista: primero con un tiro desde afuera que rozó el palo, y después por una jugada en la que quedó sólo tras un centro desde la derecha, pero le pegó tan mal, que la pelota se perdió en la altura del cielo misionero.
Así, de manera desprolija, Independiente acumulaba chances. Quedó evidenciado a los 18 minutos, cuando Vidal, de carambola, casi hace un gol insólito.
Los misioneros probaron a Rodríguez inmediatamente después, a través de una volea de Cólzera, pero el arquero contuvo sin inconvenientes.
A partir de ahí, Crucero del Norte se desplomó. Y tres situaciones hicieron que lo que había armado en 20 minutos se desmoronara de modo abrupto: primero fue el gol de Vera, que remató al primer palo de Caffa –que pudo haber hecho algo más– y puso el 1 a 0 luego de una asistencia de Benítez. Después, un penal que cometió brutalmente Tomassini –le pegó a las dos piernas de Vera en lugar de a la pelota– que el arquero Rodríguez convirtió en el segundo tanto. Y un minuto más tarde, para completar la trilogía que devastó a los misioneros, el árbitro Ceballos expulsó, de manera exagera, a Cólzera.
Sin chances de nada, lo que quedó para el segundo tiempo fue determinar por cuántos goles iba a ganar el visitante. Vera, tras eludir al arquero y marcar el pase con una diagonal, y Martínez Trejo, con un lindo tiro cruzado, decoraron el resultado final. Un resultado que, claramente, mostró las asimetrías que existen entre uno y otro equipo.