A ningún deportista le gusta perder, y menos quedar eliminado de un Mundial. Pero como en muchos aspectos de la vida, en el deporte también hay que valorar las formas.
En la previa, se hablaba de un partido imposible, de tener que hacer una actuación utópicamente perfecta, del historial entre ambos equipos, y de tantas cosas más que no daban otra alternativa que pensar en los hombres de negro como virtuales ganadores, todavía sin haber pisado siquiera el pasto del Eden Park.
Pero una vez más, Los Pumas certificaron la famosa frase: “Son 80 minutos, 15 contra 15 y todo puede pasar”. Los primeros sesenta minutos le pudieron jugar de igual a igual a un conjunto superior en el aspecto físico y técnico, situación que se demuestra cuando la realidad es que el seleccionado argentino jugó la mayor cantidad del partido en su campo y sin la pelota, haciendo lo que más le gusta, y mejor hace, defender.