DEPORTES
Los festejos del campen

En Lanús, 25.000 hinchas deliraron con la coronación

Siguiendo el partido por pantalla gigante desde el campo de juego, los hinchas "granates" vivieron una jornada inolvidable en su estadio, si bien unos 100 exaltados frustraron la vuelta olímpica de los jugadores.

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| Tlam

Veinticinco mil hinchas de Lanús que no pudieron estar presentes en la Bombonera colmaron su estadio para presenciar el encuentro ante Boca Juniors en una pantalla gigante y festejaron en forma frenética y alocada el primer título en la historia del equipo del Sur.

Familias enteras, hombres, mujeres y niños, todos portando algún elemento que los identificaba como hinchas de Lanús, se fueron acercando al estadio de Guidi y Arias, nerviosos pero esperanzados en poder festejar toda la noche.

Aunque el corazón, las energías y la mente estaban enfocadas en el partido, todos tenían un oído puesto en la cancha de Argentinos Juniors, donde Tigre, el único que podía discutirle el título al campeón, visitaba al elenco dirigido por el ex técnico "granate" Néstor Gorosito, odiado por los hinchas de Lanús por algunas declaraciones desafortunadas que hizo en las últimas semanas.

Cuando Sergio Pezzotta pitó el inicio del partido, Mariano, arrodillado en el circulo central, comenzó a rezar el rosario, hecho que soló interrumpió para desgarrarse la voz gritando el gol de José Sand.

El "dale campeón, dale campeón" y el "oy, oy, oy, oy, es el equipo de Ramón", atronó en el Ciudad de Lanús, mientras que desde La Paternal llegaban noticias alentadoras: Pablo Barzola, de penal, marcaba el 1-0 parcial sobre Tigre, que hacía imposible que el primer campeonato de Primera en sus 92 años de historia se le escurra de las manos a Lanús.

El empate de Martín Palermo aplacó los ánimos, pero nunca consiguió apagar la ilusión de esos hinchas que imposibilitados de poder vivir la historia en la Bombonera sufrieron y disfrutaron a la distancia.

La euforia total, el climax del pueblo granate explotó cuando Pezzotta marcó el final del partido y el empate 1-1, que marcaba que Lanús era el nuevo campeón del fútbol argentino.

Entonces, se pudo ver a la familia Agostoni, el abuelo Rubén, acompañado por su hijo Sebastián y su nieto Fernando, los tres arrodillados, abrazados y llorando, mientras que Emilio, de unos cincuenta años, miraba al cielo y se lo dedicaba a su viejo.

Hernán, de 11 años, arrancaba césped del campo de juego y se lo guardaba en el bolsillo de su bermuda y Juio, con muchos años de tablón, no se olvidó del "bocón de Gorosito" ni de sus archienemigos de Banfield.

Postales de hombres y mujeres llorando, pero de placer, como Héctor, que sentado en el banco de los suplentes local, ese que suele ocupar Cabrero, le repetía a quien se le cruzara: "Pense que nunca en mi vida iba a vivir este momento. Me puedo morir tranquilo".

Florencia, que sólo dentro de unos años se enterará de que estuvo en los festejos, daba la vuelta olímpica en brazos de su mamá Adriana, mientras que la voz del estadio anunciaba el arribo del plantel campeón.

Pelletieri, Valeri, Blanco, Ribonetto y el resto de sus compañeros, t odos abrazados ingresaron al campo de juego al grito de 'dale campeón, dale campeón', que enseguida encontró eco en las tribunas colmadas y que se volvió ensordecedor.

Al llegar los futbolistas, un grupo de menos de cien hinchas se lanzó sobre ellos para quitarles camisetas, pantalones y medias, e impidió que la fiesta de miles de simpatizantes y vecinos fuera completa al frustrar por varios minutos la posibilidad de que los jugadores dieran la vuelta olímpica.

Diego Valeri y Walter Ribonetto perdieron sus ropas ni bien llegaron a las 21.15 al estadio, y hasta el técnico Cabrero, con sus 60 años, la pasó mal. Más que en andas, fue llevado acostado por hinchas que fueron corriendo de una punta a la otra de la cancha.

Enojads, los jugadores optaron por ingresar al vestuario y seguir allí los festejos. Así, la mayoría de los miles que fueron hasta Lanús y tuvieron paciencia para esperarlos se retiraron de la cancha casi sin poder ver la vuelta olímpica con los colores del club embanderando a sus jugadores.

Cuando pasó la primera media hora sin que los futbolistas volvieran a salir al campo, la gente comenzó a dejar el estadio.
Muchos, para que la fiesta no tuviera un fin abrupto, se subieron a sus vehículos y fueron a dar la vuelta por las calles y avenidas de Lanús, especialmente por la 9 de Julio local, en cercanías de la sede del club.
 
Fuente: Télam.