Sergio Marchi sabe que el sindicato que conduce hace 15 años, Futbolistas Argentinos Agremiados, tiene –siempre tuvo– dos caras: de un lado, las estrellas con sueldos siderales, casi obscenos; del otro, los jugadores con salarios bajos, que encima cobran con retrasos sistemáticos. En el medio de esos dos mundos, casi como un equilibrista, está él: el secretario general de un gremio de dos mil trabajadores que, en el último año, con la crisis de la AFA y de los clubes, y salpicado por denuncias de corrupción a través del Fútbol para Todos, atravesó uno de los peores momentos de su historia.
La crisis, en verdad, viene desde hace mucho. Pero la guerra dirigencial en Viamonte 1366, más la amenaza de huelga en agosto, la intensificó. “El conflicto se generó porque hubo casi una acefalía en AFA. No había con quién discutir ni salarios ni otras cuestiones. Por eso, ni bien comenzó a funcionar la comisión normalizadora, avanzamos”, le cuenta Marchi a PERFIL.
Una reunión de treinta capitanes garantizó el inicio del fútbol, que empezó el fin de semana que había estipulado la comisión que lidera Armando Pérez. Luego de ese encuentro, el que salió a anunciar la decisión de los futbolistas, lejos de ser Marchi, fue Carlos Tevez. “Podemos estar de acuerdo o no con Agremiados, pero nos presentamos por el Ascenso y todas las categorías –dijo Carlitos, en una crítica sutil a Marchi–. Repito, podés estar de acuerdo o no en cómo se maneja Agremiados, pero había que respaldar a los pibes. Levantamos la mano y se juega. El arreglo es porque cobran todos”. Tevez fue el único de los treinta que habló.
Sin tantas delicadezas, el que salió a fustigar a Marchi por su silencio en este conflicto que nunca terminó de estallar fue Diego Armando Maradona. “Marchi no tiene cara. No defiende a nadie. Tendría que estar en su casa mirando una película con su señora”, dijo Maradona. Y agregó: “No puede seguir representando al futbolista, no tiene cara. Que explique dónde están los dos palos verdes”.
Los “dos palos verdes” eran por los 2.191.811 dólares que la jueza María Romilda Servini de Cubría secuestró de la fundación El Futbolista, en la causa que investiga los pagos del programa Fútbol para Todos. Esa fundación, creada en 1991 y orientada a educar y concientizar a los futbolistas de diferentes problemáticas, quedó enredada entre los millones de dólares que el Estado le aportó desde 2009 a la AFA para transmitir los partidos de fútbol. “Nos involucraron con maldad. Se habló en los medios de ‘misteriosa fundación’ y nunca de la cantidad de chicos que pasaron y ayudamos”, lamentó este año su director, Carlos Pandolfi.
Apoyo invisibilizado. Las críticas de Maradona y Tevez, que se amplifican por el lugar que le destina buen parte de la prensa, contrastan con los elogios y el apoyo que recibe Marchi, casi en silencio, de un sector importante de futbolistas y dirigentes.
El caso de Quilmes podría ser el más emblemático. Sus jugadores estuvieron seis meses sin cobrar los salarios y llegaron a situaciones insólitas. Sergio Hipperdinger, por ejemplo, tuvo que mudarse a la casa de un hincha porque no tenía plata para pagar el alquiler. En un club devastado, FAA fue el único que trató de resolver la situación, según cuentan los futbolistas. “Nos dieron una mano muy grande en un ámbito que no era favorable. Gracias a ellos pudimos llegar a una solución”, remarca Mariano Uglessich, defensor de Quilmes hasta mayo, que acaba de anunciar su retiro profesional. Lo mismo dice un jugador de San Martín de Burzaco, el equipo que sufrió en 2015 la muerte de Emanuel Ortega, tras golpearse la cabeza contra un paredón perimetral. “Hemos estado muy cerca de ellos. Pero yo no voy a publicitar cada uno de mis actos”, responde Marchi.
“Tiene un perfil bajo. Pero defiende a los jugadores sin desfinanciar a los clubes”, opina Daniel Ferreiro, vicepresidente de Chicago y hombre fuerte del Ascenso. “El mayor mérito que le veo fue haber desjudicializado la relación futbolistas-clubes”.
Marchi, cuestionado en público, apoyado en privado, entiende que la solución a la crisis que atraviesan los clubes –y por ende sus representados– puede hallarse con controles presupuestarios. “Contratan por encima de sus posibilidades. En la medida en que no haya sanciones, es muy difícil resolverla”, explica. Y se queda con lo que, para él, es un punto de partida para salir de este escenario caótico: “Se están pagando deudas atrasadas. Hemos protegido las fuentes de trabajo, que no es menor. Hemos cuidado derechos. La semana pasada pagamos de manera bancarizada a más de mil futbolistas”. Logros que están a la vista. Aunque a veces no se vean.
El futuro del gremio
Las elecciones en FAA serán el próximo año, pero luego de la reunión de capitanes que destrabó el inicio del fútbol, ya se deslizaron –sin demasiados fundamentos– posibles candidatos. Leandro Romagnoli y Juan Román Riquelme fueron dos de los nombres mencionados. Según pudo reconstruir este diario, al menos en esa reunión, nadie se postuló. Consultado por esto, Marchi prefirió no hablar de candidaturas: “Hay que generar convicción y participación en el gremio. No sé lo que voy a hacer dentro de un año”, dijo. Y evitó, también, referirse a las críticas de Maradona y Tevez. “Trato de hacer el mayor esfuerzo posible. Nos preocupamos por todos los clubes, que son más de 130: 130 fuentes de laburo. Y creo que lo hacemos bien”.