Jaguares llegaba a su histórica primera semifinal en el SuperRugy ante los aguerridos Brumbies australianos con las garras bien afiladas y con todas las intenciones de seguir haciendo historia en este torneo que ya lo tiene como la gran revelación.
Y como no estaba dispuesto a desaprovechar semejante oportunidad, salió a la cancha a llevarse por delante a su peligroso rival. Sabía que si golpeaba primero, la victoria era posible: en el primer ataque a fondo que tuvo el conjunto dirigido por Gonzalo Quesada se puso rápidamente 7-0 arriba: Tomás Cubelli sacó provecho de un error en el fondo de Brumbies y llegó el ingoal para apoyar el primer try de la noche en Liniers, justo ante su ex equipo, al que le siguió la posterior conversión de Joaquín Díaz Bonilla, una de las grandes figuras del partido.
Un equipo ambicioso. A Con los australianos totalmente desconcertados y sin encontrar la manera de superar la férrea defensa local, el partido se jugaba con la franquicia argentina volcada por completo en terreno adversario, desplegando un juego arrollador que lo llevó a ponerse, cuando todavía no se llevaban jugados 18 minutos, 20-0 arriba en el marcador, provocando el delirio de los más de 31.000 espectadores que se acercaron hasta el estadio de Vélez Sarsfield, en Liniers. Récord en la historia del Super Rugby por parte de Jaguares.
A partir de ahí, el equipo argentino se replegó ordenamente en la cancha y, si bien los australianos descontaron a través de un try de Folau Fainga´a convertido por Lealifano en el cierre del primer tiempo, Jaguares se fue al descanso con un holgado y merecido 20-7 a su favor que le daba una gran cuota de tranquilidad de cara al segundo tiempo.
Segunda etapa. Desde el arranque una espectacular contra iniciada por Matías Moroni le permitió a Matías Orlando marcar el tercer try argentino y volver a llevar la diferencia a 20 tantos, tras la conversión de Bonilla.
Los minutos pasaban y Brumbies no sabía cómo frenar los ataques del conjunto argentino que terminó siendo su peor pesadilla ante lo que, más allá del lapidario 39-7 final, fue el mejor partido en la historia de los Jaguares.
Ahora la franquicia argentina espera en la final por su rival, que se definirá hoy entre el duelo entre dos equipos neocelandeses: el actual bicampeón, Crusaders, y el sorprendente Hurricanes de Wellington. En caso de ganar el primero, la final se jugará en Nueva Zelanda, mientras que si clasifica Hurricanes, Jaguares tendrá la enorme chance de coronar una temporada soñada y escribir la página más gloriosa de su historia ante su público, en cancha de Vélez.