DEPORTES
CONTRA BOLIVIA, EL MARTES

La altura, mas mito que realidad

EN LA PAZ, A LA SELECCION NO LE FUE TAN MAL COMO MUCHOS CREEN. LA RECETA DE BAUZA.

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PUESTA A PUNTO. Alario, Caruzzo y Marcone, los nuevos convocados para jugar en La Paz. | Fotobaires
La altura de La Paz se convirtió, en las últimas décadas, en un cuco para casi todas las selecciones de América. El cuco no es la selección de Bolivia, sino el lugar donde juega: a 3.672 metros sobre el nivel del mar, en un estadio –el Hernando Siles– en el que para algunos es “inhumano” jugar (Daniel Passarella dixit) y que incluso la FIFA amagó suspender, algo que finalmente no hizo por una campaña que lideró el presidente Evo Morales y que contó con el apoyo de figuras como Diego Maradona.
Argentina tiene el antecedente cercano de una humillante goleada –el 1º de junio de 2009, justo con Maradona en el banco de suplentes–, pero en el historial completo el saldo no es tan negativo como muchos creen. Por eliminatorias, la Selección visitó La Paz nueve veces, de las cuales ganó tres, empató dos y perdió cuatro.
Cada entrenador tuvo una receta distinta para contrarrestar los efectos de la altura paceña. Algunos, como Passarella, diagramaron un operativo con jugadores del fútbol local que hicieron una adaptación de veinte días, pero que luego, en el partido, no sirvió de mucho. Otros, en cambio, decidieron llegar sobre la hora, como José Pekerman, que en 2005 cortó una racha de 31 años sin que Argentina sacara los tres puntos en La Paz. Alejandro Sabella, en 2013, replicó esa estrategia y también le funcionó: empató 1-1.
Esta semana, Edgardo Bauza copiará a Pekerman y a Sabella en busca del resultado perfecto: el entrenador decidió dormir mañana en Santa Cruz de la Sierra y partir el martes hacia la capital boliviana. El plantel llegará a la altura de La Paz unas horas antes de un encuentro decisivo, que puede asentarlo en la zona de clasificación o dejarlo relegado en el camino a Rusia 2018.
En estas eliminatorias, Bolivia jugó seis partidos: ganó tres, perdió dos y empató uno. Hizo nueve goles y le hicieron 12. Un dato que revela que, en la altura, ganar no es ninguna misión imposible.