El Atlético de Madrid es un club muy particular porque la afición tiene exigencias como si se tratara del Real, pero el club tiene mucho menos recursos. El trauma de estar en segundo plano, entonces, suele provocar malestar, disputas entre los dirigentes, cruces con los jugadores y conflictos con la gente. Esa situación comprometida la resolvió la llegada de Simeone. El fue el que aglutinó a todos detrás de su proyecto y logró disimular las diferencias y los rencores. Ahora, todos tiran para el mismo lado. Hacía falta un referente, un líder natural, y el Cholo lo fue como jugador y, ahora, lo es como entrenador. En este plantel es la figura. Pero ese mérito, que arranca fuera de la cancha, termina dentro. Porque además logró convencer a sus jugadores de la idea que pretende. De esta manera, aprovechó una buena plantilla que se había armado hace dos años, incorporó con inteligencia y logró armar este equipo que, de manera inesperada, le pelea el liderazgo al Barcelona.
*Periodista del diario Marca (España)