No era su drive, ni su revés, tampoco su smash o su saque lo que definía el juego de Carlos Gattiker. Era la garra que ponía para alcanzar cada pelota (aunque parezca imposible) lo que caracterizaba al ex tenista y entrenador que hoy falleció, a los 53 años, como consecuencia de una esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Esa cualidad, su "garra", fue la que en diálogo con Perfil.com destacaron sus amigos y ex compañeros Gustavo Luza, Guillermo Salatino y Guillermo Vilas para recordarlo.
"A Carlos lo conozco desde que tenía 18 años [hoy tiene 47], allá por el año '81, y lo que puedo decir es que fue un gran luchador, así jugaba al tenis", expresó, con la voz entrecortada por la perdida de un amigo, Gustavo Luza, ex capitán del equipo argentino de Copa Davis.
"Era un jugador cuyo mejor golpe era la actitud que tenía dentro de la cancha y esa garra le sirvió para enfrentar el partido más difícil que fue esa enfermedad que le terminó ganando después de 12 años", agregó el ex tenista, quien señaló que el tipo de esclerosis que padecía Gattiker termina rápido con la vida de una persona, pero no con la de él, que con ese "espíritu y esa garra" la soportó más de una década.
El periodista Guillermo Salatino, que lo enfrentó en sus épocas de tenista y luego mantuvo una relación cercana como periodista y él como entrenador, lo define como un luchador. "Era un tipo que había que matarlo para ganarle cada punto, muy inteligente, era un jugador con muchísima garra", afirmó y lo graficó como "un gran tipo, intachable y formidable entrenador".
Esa garra, según Salata, fue la que mantuvo hasta el último suspiro. "Demostró una pelea por su vida como lo hacía en la cancha", sostuvo, aunque que de todas formas reconoció que "la muerte de él nosotros la estábamos esperando desde hace tiempo porque era una enfermedad irreversible". Sus últimos días, contó, lo encontraron sin habla ni movilidad, pero a pesar de eso "nunca perdió el buen humor, ni el espíritu de lucha".
Guillermo Vilas no estaba al tanto del fallecimiento de Gattiker. Si bien compartieron raquetas y vestuarios, el destino los había distanciado hacía tiempo. Perfil.com le contó la noticia y el ex campeón de Roland Garros de inmediato recordó la Copa de las Naciones de Dusseldorf en 1980. En aquel torneo, Gattiker fue el capitán del equipo.
"Era un estudioso del tenis", remarcó Vilas. Para Willy, esa pasión por el deporte fue la que lo llevó a tomar riesgos y dedicarse a ser coach personal de los jugadores, convirtiéndose en el primer argentino en hacer eso. "Fue audaz. Antes los jugadores no ganaban tanto como ahora y acompañarlos a los torneos significaba compartir la vida de ellos", relató.