Son vecinos, conviven a diario, van al mismo supermercado y comparten reuniones en los colegios de sus hijos. Dock Sud y San Telmo sufren a la par la marginalidad, la violencia, la prostitución o el narcotráfico al punto tal de estar obligados a llevarse bien ante la adversidad. Por intereses políticos, en la mayoría de los casos, un grupo minúsculo puede romper esa hermandad en cada baile o partido de fútbol. Ese quiebre, simple de comprender pero difícil de cortar, el pasado lunes se cobró dos vidas.
La Isla Maciel es un barrio de Dock Sud ubicado en Avellaneda, a la vera del Riachuelo, a diez minutos de la Casa Rosada. Desde Capital se puede ingresar por la peatonal del puente Nicolás Avellaneda, una moderna instalación con ascensores, o utilizar una canoa que cruza junto al Puente Negro y tarda seis minutos por sólo dos pesos por persona. En el corazón del barrio se encuentra el estadio Osvaldo Baletto, que se puede observar desde la Autopista Buenos Aires-La Plata, fundado hace 84 años y cerrado cinco por la inseguridad.
San Telmo está gobernado por Fernando Leiro, un empresario gráfico que, pese a la prohibición, lleva de visitante a una de las barras más peligrosas del país, que a su vez alimenta a las de Boca e Independiente. Ricardo Pavone, conocido como el Gordo Richard, es el líder social del barrio y maneja desde un teléfono celular a trescientos violentos de San Telmo. En una entrevista en un medio español, sostuvo: “Me convertí en el referente de la hinchada porque soy una persona dura. Y acá hay que ser duro, saber pelear, tirar tiros, amenazar y entender de psicología. Por eso voy armado y me saluda la Policía.”
Richard es también uno de los líderes de la barra de Independiente, liderada por Pablo “Bebote” Alvarez, vinculado a Alejandro Granados, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, y a Hugo Moyano, presidente del club y secretario general de la CGT opositora.
En noviembre de 2012, Pavone le aportó gente de la Isla Maciel a la popular de Independiente para suspender con bombas molotov un partido ante Belgrano como respuesta a Javier Cantero, ex presidente del club, quien le había prohibido el ingreso a la cancha a la cúpula de la barra. Un tiempo atrás, Pavone había hecho lo propio en un encuentro de San Telmo con Talleres de Remedios de Escalada, razón por la cual estuvo suspendido el estadio candombero. “Una barra te puede arruinar, te puede suspender un partido. Después te clausuran la cancha y el dirigente va a pérdida”, le confesó Pavone al periodista Jon Sistiaga.
Ramón Medina es la cara visible de la barra de San Telmo desde hace más de quince años. Se encarga de la comunicación con la dirigencia, de movilizar a la gente y de ejecutar los planes de Pavone. “Ni Chacarita, ni Chicago, ni ningún otro se plantó en la isla. El único que lo hizo fue Quilmes y se armó un revuelo bárbaro adentro de los ranchos. El otro combate grande que yo recuerde pasó con Almagro; ésos, de tanto miedo que tenían, se tiraron de cabeza al Riachuelo”, confesó con orgullo uno de los punteros políticos más cotizados de la zona.
Medina encabezó la delegación de barras de diferentes clubes que viajaron al Mundial de Sudáfrica en 2010 bajo la ONG Hinchadas Unidas Argentinas, gracias a la gestión de Marcelo Mallo, un dirigente kirchnerista que creyó que era la forma de parar la delincuencia en el fútbol.
El pasado lunes, un sector de la barra de San Telmo viajó a Ensenada al partido con Defensores de Cambaceres como parte de la delegación que encabezaban los dirigentes Sebastián Cisneros y Fabián Lovato. El resto de la hinchada decidió observar dicho encuentro en una pantalla gigante en el Club Plaza del Renunciamiento, a pocas cuadras del estadio de Los Inmigrantes, donde Dock Sud, su clásico rival, jugaba ante Talleres.
Dock Sud es una localidad de Avellaneda en la que viven cerca de treinta y cinco mil habitantes. Allí se encuentran Las Torres, un complejo habitacional muy popular construido en 1980 como parte del Plan Alborada, emprendimiento de vivienda del gobierno de Héctor Cámpora. En la intersección de la avenida Debenedetti e Ingeniero Huergo está el estadio del Club Sportivo Dock Sud, con una capacidad para nueve mil personas y con un largo prontuario de episodios violentos, sobre todo en los últimos meses.
De un tiempo a esta parte la tribuna quedó en manos de Los Homeros, grupo comandado por Ramón “Pelé” García, que trabaja en la delegación Dock Sud de la Municipalidad de Avellaneda, y por el Mudo Damián, otro de los hombres importantes en Hinchadas Unidas Argentinas. Aunque siempre fueron fuerza de choque del peronismo histórico de la ciudad, en la actualidad, como tantas barras, responden al oficialismo. Tanto es así que hace unos meses acompañaron a Amado Boudou en una recorrida proselitista por el barrio. El grupo de Los Homeros, más allá de los negocios que arroja la tribuna, se dedica a hacer pintadas políticas, firmadas justamente con la figura de Homero Simpson, y a reclutar gente para actos políticos y sindicales.
El Mudo Damián y Marcelo García, hermano del propio Pelé y también miembro de la barra de Dock Sud, hace unos años desobedecieron el mandato K atacando a un grupo de docentes que rechazaba en la Legislatura porteña la Ley de Juntas de Clasificación. En aquella oportunidad 120 violentos se hicieron presentes para que los legisladores macristas pudieran votar sin inconvenientes una norma que recortaba atribuciones de los maestros en las designaciones y ascensos en las escuelas.
Las Casitas se denomina la facción disidente de la hinchada de Dock Sud en honor a unas cuadras de viviendas bajas ubicadas a metros de la Isla Maciel. Al no participar del dividendo de la popular, este grupo violento desatendió el tratado de paz entre los líderes de ambas barras y les disparó a dos hinchas de San Telmo que perdieron la vida tras haber visto por televisión el partido de su equipo.
Muchas veces, el barrio y el fútbol unen a San Telmo y Dock Sud, pero los negocios políticos los separan. El otro clásico de Avellaneda reúne pasiones y, a la vez, víctimas fatales.