DEPORTES

Las Flores, ciudad paralizada por el fenómeno Patronelli

Amigos de la familia y sus abuelos hablan de la intimidad de Marcos yAlejandro, los grandes protagonistas argentinos del Dakar.

"Parece que hubiesen nacido arriba de un cuatri. Son dos animales. No tienen miedo y van en el aire", dicen allegados a Marcos y Alejandro Patronelli.
| EFE

La Ruta 3 no tiene demasiadas señalizaciones. Hay algunos mojones que marcan los kilómetros y pocos carteles que indican los lugares hacia donde llega. Algunos miran el GPS para saber dónde están y otros sacan el mapa del ACA para buscar por qué localidad están pasando. Pero es imposible no darse cuenta cuándo se está llegando a Las Flores. Pasacalles de casi cinco metros están colgados en las tranqueras de los campos del costado de la ruta. “Fuerza hermanos Patronelli. Las Flores está con ustedes”, “Marcos y Alejandro son el orgullo del pueblo”, “Vamos campeones”, dicen los carteles. Y las dudas se terminan cuando se hacen pocas cuadras dentro de la ciudad. Sobre la derecha se lee “Patronelli S.A.” y una flecha que señala hacia donde está la fábrica de volcadores de Roberto. Todos los conocen. Una señora que va con su bicicleta por la calle y la bolsa de las compras llena, no duda: “Sigan unas 30 cuadras para adentro y a la izquierda van a encontrar la casa de los chicos. Ahí cerquita está la pista donde se entrenan”.

Los carteles sobre los Patronelli siguen. Todos están revolucionados por el Dakar que están haciendo los hermanos.

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Los vagos. Emiliano atiende el teléfono y tarda menos de media hora en juntar a los amigos de Marcos. “Vamos a la pista donde se entrenan con los cuatris”, propone. Federico y él esperan bajo el rayo del sol. De repente se lo ve venir a Andrés. “Ese que viene así tranquilo es Andrés. Marcos le dice Pachorra, es tranquilo para todo, pero cuando se sube al cuatri es una bestia. Es campeón argentino y ahora dice que va a ganar el Le Touquet, pero no le da la nafta me parece”, cuenta Emiliano. Los tres manejan los cuatri como quieren. Hacen willy, derrapan, lo ponen de costado... Pero Marcos y Alejandro, coinciden los tres, son de otro planeta. “Parece que hubiesen nacido arriba de un cuatri. Son dos animales. No tienen miedo y van en el aire”, explica Federico, que cuenta que él no fue campeón porque no tenía ganas de entrenarse. “Marcos no corrió ni una carrera este año. No hay dudas de que es diferente a todos”, señala Andrés.

La nota completa, en la edición impresa del Diario Perfil.